En una nueva jornada por la creación de un salario universal, los movimientos sociales que se referencian en Juan Grabois y la CTA Autónoma cargaron contra el ministro de Economía. “Massa no hizo un sólo anuncio para Los Nadie. Hemos esperado sus anuncios. Nos vemos nuevamente defraudados”, posteó Grabois durante la protesta, que en CABA marchó desde Retiro hasta el Puerto de Buenos Aires, como un modo de señalar a los sectores de la economía que concentran y fugan la riqueza del país.
En simultáneo con la manifestación en el Puerto, en el resto del país hubo otras 30 concentraciones frente a lugares emblemáticos: sedes de la Sociedad Rural, de la Bolsa de Cereales, Mercado Libre, Alto Paraná, los Supermercados La Anónima o bancos internacionales.
Las organizaciones sociales insistieron así en su reclamo por un ingreso para los 7, 5 millones de personas que, en contraste con el despegue de la actividad económica, permanecen en la indigencia o incluso cayeron bajo su línea debido al aumento del costo de la vida. Responsabilizaron de esta situación de desigualdad a los grandes formadores de precios, pero también hicieron críticas a los beneficios otorgados por Economía a los agroexportadores para que liquiden las cosechas y rechazaron los recortes anunciados en el gasto educativo y de salud.
“El gobierno nacional no está actuando como tendría que actuar. Necesitamos una respuesta urgente para los sectores populares, para los que no tienen absolutamente nada, para los que están en la indigencia. No puede ser que la única respuesta sea anunciar ajustes: recortes de gastos en la Salud, en la Educación, aumento del transporte y de los servicios básicos. Es grave lo que está ocurriendo”, planteó Dina Sánchez, vocera del Frente Darío Santillán.
El proyecto de salario básico universal es propuesto como una ampliación de derechos: una transferencia del Estado a los integrantes de la sociedad civil que, debido al funcionamiento del sistema económico, no llegan a tener ingresos propios para cubrir la canasta alimentaria.
Como en anteriores marchas, los manifestantes llevaron adelante de la columna una lapicera gigante con la inscripción “Salario Universal ya”, en un recordatorio de que el ingreso universal podría ser otorgado por decreto. En el Congreso hay dos proyectos presentados; el de cobertura más amplia extiende el beneficio a 4 millones de personas y fue redactado por el diputado Itai Hagman, del Frente Patria Grande; en el kirchnerismo elaboraron otro, acotado a 1 millón 700 mil personas, que lleva la firma de la senadora Juliana Di Tullio, pero hasta ahora ninguno tuvo tratamiento.
Los gremios de la CTA Autónoma son parte de la campaña y demandan un shock distributivo que incluya a trabajadores formales y jubilados: piden un aumento de emergencia en los salarios estatales y privados, así como para las jubilaciones, e indican que estas mejoras deberían ser acompañadas de un estricto control de precios para recuperar la capacidad de consumo.
La consigna de la jornada fue una pregunta: “¿Todo para ellos y nada para todos?”, que en algunos flyers fue modificado a “y nada para los últimos de la fila?”
En Misiones, los manifestantes concentraron frente a la empresa forestal Alto Paraná; en El Bolsón y Trelew fueron a supermercados de la cadena La Anónima; en La Matanza concentraron frente a depósitos de Mercado Libre y una planta de Coca Cola; en Córdoba se movilizaron a la Bolsa de Comercio; en Paraná frente a la Bolsa de Cereales y en Santa Fe frente a la Sociedad Rural. En Mar del Plata marcharon al Casino y en otras localidades las protestas se realizaron en rutas o plazas.
Grabois se cruzó en su posteo con quienes desde el Frente de Todos lo critican por salir a calle a cuestionar el rumbo económico de su propio gobierno. “La incoherencia para quienes sostenemos la bandera de la justicia social es acostumbrarse a estos niveles de pobreza e indigencia en aras del pragmatismo. La desestabilización es hija de la desigualdad, no de la lucha. Una sociedad que naturaliza la indigencia es una sociedad intrínsecamente corrupta e inevitablemente inestable”.
Página/12