La refinanciación de la deuda externa con la que Martín Guzmán quiso dar cátedra en 2020 todavía deja esquirlas y protagonistas que se repiten a lo largo de la historia.
Sergio Massa y Axel Kicillof, que sugirieron negociar de otra forma con los fondos de inversión, hoy ven las garras de los buitres clavadas sobre ellos. Por un lado, las entidades que negociaron de buena fe vuelven al ruedo para conocer los planes del próximo Gobierno.
En Marruecos, el banquero Juan Nápoli, representante de Javier Milei, tuvo encuentros con el Bank of America (BofA), asesor de la Argentina en la renegociación, para conocer la firmeza del plan de dolarización. Por otro, trascendió que el libertario estaría negociando con BlackRock un nuevo préstamo millonario para conseguir el dinero suficiente que permita dolarizar la economía argentina.
A propósito, el diputado nacional Alejandro “Topo” Rodríguez instó a Milei a blanquear operaciones que “podrían incluir compromisos de emisión de nueva deuda externa argentina bajo jurisdicción extranjera”. Y en terreno bonaerense se produjo el desembarco del mítico abogado Dennis Hranitzky, que consiguió que Paul Singer cobrara “taca taca” en 2016 por el default de 2001 y asesoró a los fondos más duros en 2020.
El letrado a cargo del estudio Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan presentó ante la Justicia de Estados Unidos un “discovery” para solicitar que los bancos estadounidenses informen presuntos movimientos financieros de cientos de funcionarios y entidades argentinas que podrían tener origen en fondos públicos para “secuestrar” el dinero y que así lo cobren Glacial Capital y TRSE Holdings, fondos que rechazaron la oferta de renegociación de Kicillof para los bonos de la provincia de Buenos Aires en 2021. Aves rapaces, al ataque.
El Cronista