El discurso de Milei fue presentado como una teatralización, donde un público grotesco trataba de representar a un pueblo que “la ve”. Mientras el inmenso dispositivo de seguridad desplegado mostraba a las claras que lo que no quiere cerca es la opinión popular.
La actitud beligerante lo acerca a la gente que desconfía de los políticos y sus partidos; el ajuste, los aumentos cotidianos de la inflación, el salario y la jubilación que no alcanza, los comedores populares rebasados sin gente y la comida que llega en cuentagotas lo aleja.
Como siempre decimos en estas columnas la intención de nuestro análisis es superar la cáscara de los hechos y acciones, lo evidente. Tratar de aportar a correr el telón que Milei impone para dejar pasar sus políticas.
Lo evidente:
Se apoya en el fracaso y las políticas del último gobierno para hablar contra la casta, aunque él se apoya en los Menem, Macri, el radicalismo De la Ruista, Cavallo y la lista sigue.
Utiliza la agresión y la provocación contra la política para no hablar de la realidad cotidiana de nuestro pueblo, donde sus políticas agudizaron los dolores en las familias, impulsan la caída de las clases medias a la pobreza, y achican los ingresos fijos de todas y todos. El teatro mileista sirve para no hablar de los tarifazos, de los alquileres que expulsan, de los precios de alimentos y remedios, y la lista sigue.
Pero intentemos penetrar en el significado del discurso y del plan de acción que propone. Para ello recomiendo leer la nota de Horacio Rovelli en este número y hacerlo para poder articular su visión (siempre profunda) con las ideas de esta nota.
El poder ejecutivo decidió extorsionar a las instituciones, al parlamento, a los gobernadores y al pueblo. A unas con llevarse por delante la Republica y la democracia, al Congreso para ignorarlo y gobernar por decretos, a los gobernadores recurriendo al manejo de la chequera del erario público donde les dice si no votan sus legisladores y Uds. no apoyan el programa ultra neoliberal y la destrucción del estado no hay un mango y sus provincias estallaran. Y a nuestro pueblo reivindicando la represión abierta para quienes protesten.
Autoritarismo, chequera, toma y daca entre políticos, ajuste y políticas fracasadas. Nada nuevo, lo peor de la política argentina. El rumbo de Martínez de Hoz y la dictadura en las nuevas condiciones.
El Pacto de mayo es la formación de la coalición de gobierno
Hemos señalado en reiteradas ocasiones que la coalición política, económica y social está en conformación. El conflicto interno de las clases dominantes, la lucha de intereses, la pelea por quien se queda con las riquezas y la producción nacional domina la escena del poder. Lo común es que comparten el rumbo general.
La elite de las grandes corporaciones, el FMI, los enviados extranjeros, todos vieron este problema. No solo es sobre los limites sociales del ajuste sino también sobre las contradicciones en el poder real. Todos están seguros sobre el primero, el ajuste llevará al desarrollo del conflicto social aún más allá de las posiciones conciliadoras de muchos dirigentes, pero sin la constitución de un bloque unido de las clases dominantes donde concilien sus rapiñas será difícil aguantar los embates populares en las calles y en las elecciones de medio termino.
En ese marco el Pacto de Mayo es un diseño para dar contornos más nítidos a la coalición política que comparte el rumbo general de las propuestas conservadoras y neoliberales de Milei.
No es casualidad que Mauricio Macri haya tuiteado su respaldo apenas terminado el discurso. Es posible que en la reunión privada que tuvieron el presidente actual y el expresidente hayan diseñado esta táctica. El resultado es que Mauricio reconoce el liderazgo del Milei, y este acepta que solo no puede y que se necesita reconfigurar el escenario político.
No hay nada de unidad nacional en esa convocatoria. De nuevo una teatralización donde hay consensos, sino la exigencia de adhesión a un dogma ahora en la variante anarcocapitalista. Lo novedad es que la propuesta de Milei incluye como derivación la fragmentación del país, y la posibilidad de su desintegración. El camino que propone es un reconocimiento de la “realidad” donde hay provincias inviables, que sin la ayuda del resto no podrían subsistir. La desigualdad “natural” que esgrimen esconde el desarrollo desigual del país impulsado por las clases dominantes. Y deja claro que no tiene su proyecto una concepción de Nación. En su forma de analizar la globalización de estas últimas décadas el solo ve en nuestro país empresas, individuos, riquezas, bienes naturales, lo que no ve es la Patria, lo “común”. El pensamiento colonizado en su versión extrema.
La bravata de Milei trata de fijar un enemigo al cual enfrentará su “unidad nacional”, ellos son los que no acepten la rendición al dogma, al discurso único, a la verdadera policía del pensamiento.
La idea amigo/enemigo sirve para delinear la coalición de gobierno. Es posible que, de esa adhesión al dogma, a la destrucción el estado, a la recesión planificada, y la pobreza y el desempleo deseada, al industricidio y la pérdida de soberanía, surja un nuevo gabinete, una nueva mayoría parlamentaria, nuevas autoridades. La zanahoria para la elite transversal conservadora es “ojo que este loco puede estabilizar la economía y puede haber rebote”.
¿Cuántos Jaldos, Sciolis, conseguirán del peronismo? ¿Duhalde? ¿El radicalismo seguirá con la idea que se doble pero que no se rompa? Da indignación el rol en el que se auto percibe el emocionado jefe de la bancada radical Loredo festejando el discurso, la línea y las acciones mileistas.
El nuevo diseño de la coalición gobernante después del Pacto de Mayo, con la condición -que les puso el presidente- que primero voten la ley ómnibus, no deroguen el DNU, aparecerá como una nueva mayoría parlamentaria, con gobernaciones, intendentes.
Están convencidos que el giro conservador del sistema político, más la crisis ideológica, política y de liderazgo que vie el movimiento nacional y popular les da el tiempo para construir su poder y reestructurar el país.
La amenaza autoritaria
El presidente realizó una amenaza nunca vista en un gobierno nacido en democracia. Si no hay pacto de mayo (o si es muy débil) gobernara por decreto, y sostuvo en su discurso “…Quiero decirles, sin embargo, que, si eligen el camino la confrontación, se encontrarán con un animal muy distinto al que están acostumbrados”.
Hasta donde está dispuesto un presidente sin raíces en la defensa de la democracia, ¿es la idea de gobernar por decreto? O es cerrar el Congreso o utilizar el aparato del estado contra toda disidencia.
Suena que además de la amenaza al estado de derecho les está hablando a los propios. Como si sintiera el Pacto como una concesión que está haciendo, y que él prefiere el todo o nada.
Un anarcocapitalista con un gran condimento fundamentalista. Si no estas con las fuerzas del cielo te espera el infierno.
Alejandro Mosquera – Iguales