PERONISMO PARA VICTORIA: ¿ALGUIEN EN EL PJ QUIERE UN PACTO CON VILLARRUEL?

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El chispazo Cristina-Mayans expone una discusión sobre los modos de conducción y el armado que viene. Los peronistas que se arriman a la vice. De Rucci a Bettini, los caminos sinuosos que conducen a Lijo.

El coqueteo de José Mayans con Victoria Villarruel, su invitación –en medio de una sesión del Senado– a estrechar la amistad, disparó una cadena de reproches y equívocos que mostraron un escenario inusual: un espadeo público entre Cristina Kirchner y el más experimentado de los senadores del PJ, que es, además, alter ego del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán. El jefe formoseño, que preside el Congreso del PJ, viajó esta semana a Buenos Aires y, tras meses sin verse, habría tenido una demorada reunión mano a mano con la expresidenta.

¿Por qué CFK reaccionó ante el flirteo de Mayans si otros dirigentes, como Guillermo Moreno y Sergio Berni, desplegaron elogios, incluso más intensos, a la vice de Javier Milei? El camino corto es que Cristina anudó en un tuit dos referencias con el propósito de apagar una hipótesis tremenda: la secuencia que ata el guiño del formoseño hacia Villarruel con su mención a un potencial juicio político. “Pericia psiquiátrica le vamos a pedir a los que dicen que Villarruel es peronista”, posteó, áspera, la expresidenta.

Hay que seguir la línea de tiempo. El jueves, el senador hizo un discurso, en modo standapero, con simpatías hacia la vice libertaria y el domingo, en un reportaje con Iván Schagrodsky, aseguró que hay motivos para avanzar con un juicio político contra el presidente de la Nación. El formoseño jugó una calificación más: dijo que Milei “está para el psiquiátrico”. La reacción de CFK cortó el hilo rojo que vincula ambas escalas porque un juicio político implicaría, en la práctica, que Villarruel quede a cargo del gobierno.

Ninguna de las dos variantes está en el menú de Cristina. Con su tuit, desactivó la teoría del juicio político –algo que, por otro lado, plantea el propio Milei como indicio de su guerra total con la política– y salió a romper cualquier fascinación con la vicepresidenta. La intervención sirve, además, para calibrar la relevancia que Cristina le otorga a los movimientos de Mayans con lo que, por derivación, visibiliza el ninguneo sobre lo que dicen otros actores. El martes a la noche, se armó un zoom entre el senador y sus pares Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, con el propósito de desterrar la tesis del juicio y poner a Villarruel en el lugar que, creen, debe estar: como integrante, más allá de sus internas, de La Libertad Avanza (LLA) sin canales con el peronismo de UxP.

El deja vu de CFK

“Hay que cortar toda especulación porque empiezan con las teorías alocadas. Lo tenemos que cortar ya. La gente lo votó hace ocho meses y los gobiernos democráticos se van cuando termina su mandato”, enfatizó una fuente de UxP a Cenital. Es interesante repasar la postura –a partir de audios de conversaciones privadas con Oscar Parrilli, solicitadas por el juez Ariel Lijo– que Cristina tenía en 2016 cuando, al inicio del gobierno de Mauricio Macri, según Parrilli, el exfuncionario Moreno le planteó algo parecido a lo que plantea ahora: preparar un gabinete peronista para hacerse cargo del gobierno frente al –nunca ocurrido- final anticipado de la gestión Cambiemos. En esa charla privada, Cristina se burla de los que “fragotean” y dice que “todos están más locos de lo que creía”. ¿Vale para hoy? Sí. Falta otra cosa: el peronismo no puede juntar votos ni para voltear el DNU 70, ¿puede activar un juicio político?

El chispazo entre Cristina y Mayans es especialmente relevante por varias razones. El formoseño es el interlocutor “designado” del peronismo para el día a día con Villarruel. Tiene diálogo frecuente con la vice, conversaciones que derivan en la confianza que se notó en la última sesión. Mayans destaca que, a diferencia de Milei, Villarruel es “nacionalista” y sostiene que la vice valora el Estado, mientras que el presidente lo quiere dinamitar.

Las identidades de Villarruel

¿Hasta ahí hay empatías? No faltará quien crea que Villarruel, aunque no lo exprese en público, se auto asuma, si no como peronista, al menos como alguien que no es antiperonista. “Victoria no es libertaria: es una dirigente de la derecha institucional. ¿Peronista? No lo va a decir, pero seguro no es antiperonista”, la traduce un entornista que invoca algunos datos. Fue a una cena con los gastronómicos de CABA, cuyo jefe es Dante Camaño, excuñado de Luis Barrionuevo, ahora distanciado también en el plano político, aunque ambos pastorean en el campo del antikirchnerismo. Lo mismo vale para Claudia Rucci, hija del exjefe de la UOM, a quien Villarruel puso al frente de Observatorio de Derechos Humanos del Senado, oficina que organizó el acto de este martes por el Día Internacional de la Víctima del Terrorismo.

En ese encuentro, la vice pidió reabrir las causas por acciones de organizaciones armadas como Montoneros y el ERP que, a diferencia de los crímenes de Estado, no son considerados de lesa humanidad. Por eso prescriben. Rucci es una de las principales promotoras de esa postura. Su causa está en el juzgado de Ariel Lijo. A principios de año, a través de un conocido en común, el juez le hizo saber a la hija de José Ignacio que de ninguna manera convocaría a declarar a los máximos jefes de Montoneros, y citó –según las fuentes- a Mario Firmenich, Roberto Perdía (fallecería unas semanas después, el pasado 20 de marzo) y Fernando Vaca Narvaja.

La postura de Lijo sobre el caso Rucci es uno de los argumentos políticos que invoca Villarruel para rechazar su postulación para una butaca en la Corte. Los abogados de Claudia Rucci esperan el desenlace del trámite en el Congreso para, en caso de que no llegue a la Corte, pedir el apartamiento de Lijo de la causa por el asesinato del sindicalita, a partir de un dato que conocieron hace poco: que el juez vive “de prestado” en un departamento que es propiedad de Carlos Bettini, exembajador y exoficial de Montoneros. Por eso, consideran que el juez puede ser parcial.

Aparecen, además, peronistas como Juan Carlos Romero y Ramón Puerta. Berni, en tanto, dijo que la “quiere en su equipo”, pero luego mandó a decir que no había escenario real de acuerdo. “Fue para hacer un poco de ruido”, lo explicaron al exministro de Kicillof. Moreno es más enfático en la defensa del lado “nacionalista” de Villarruel y el martes, en C5N, interpretó que el único objetivo del tuit de Cristina fue descartar la opción de un juicio político.

¿Qué discuten los #peronismos?

De vuelta a Villarruel y el peronismo, el planteo de la vice sobre la acción de las organizaciones armadas durante los 70 traza una línea difícil de traspasar para la mayoría de los que habitan el panperonismo que formó parte de UxP. “Los peronistas que quieren estar con Villarruel que digan, entonces, que son peronistas de derecha y que son pro dictadura”, apuntaron en el entorno de Cristina. Ayer, los 33 senadores del interbloque peronista emitieron un comunicado en el que repudiaron la “presión” de Villarruel sobre la Justicia respecto a las causas judiciales. “El Senado no es un lugar de los genocidas” es el título del texto.

Late, detrás, la interna en la que La Cámpora está especialmente activa, porque el mes próximo se deben resolver las candidaturas para presidir el PJ nacional y, en paralelo, el PJ bonaerense. Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes, cruzó a Mayans. Emmanuel Santalla se enfocó en Jorge Ferraresi, alcalde de Avellaneda, que arma para Kicillof, o contra La Cámpora, en la provincia de Buenos Aires.

La obsesión del camporismo es curiosa: repasar archivos para desvincular a Cristina de decisiones del pasado como, por caso, quién eligió a Daniel Scioli como candidato a presidente en el 2015. La fascinación por la hemeroteca tropieza, aquí y ahora, con el pecado original de haber elegido a Alberto Fernández sin compartir, con más que su hijo, la decisión. Una anécdota ilustra aquello y cómo impacta en el presente. El 18 de mayo de 2019, cuando Cristina publicó el video que presentó la fórmula Fernández-Fernández, Insfrán tardó en mostrar su apoyo en las redes. Al otro día, la entonces candidata a vice lo convocó a un café. El gobernador asistió.

– Te quería explicar los motivos por los que elegí a Alberto… — empezó la charla Cristina.

– No, Cristina. Si no me dijiste antes de tomar la decisión, no me expliques nada ahora… La responsabilidad es tuya.

Ahora, Insfrán trata de operar para que haya lista de acuerdo y así evitar una elección interna en el PJ nacional. Para ese lugar, el único lanzado formalmente es el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, que tendió puentes con Kicillof. Se echó a correr, en voz baja, el nombre de “Wado” De Pedro, aunque en La Cámpora no lo formalizan o, incluso, lo niegan. Quizá solo sea cautela para no tener, más adelante, que bajar al senador que ya soportó ese destrato con la candidatura presidencial en 2023. La lectura lineal es que Wado será, luego, candidato para el lugar que ahora ocupa Máximo Kirchner en el PJ de la provincia. No faltan las voces que piden que la que quede al frente del PJ nacional sea Cristina.

Cenital

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