LOS ALCANCES DEL PACTO OPOSITOR EN EL CONGRESO: ¿ES POSIBLE UN FRENTE ANTI-MILEI?

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Las derrotas legislativas del oficialismo aceitaron en la oposición. ¿Puede el peronismo acordar con la derecha tradicional, como hizo Lula en Brasil? Los límites de una alianza disruptiva y el tiempo como factor clave.

Se rompió la pared. La seguidilla de derrotas del oficialismo en el Congreso trastocó el escenario. Mientras recrudecen las internas en La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei empezó a cuidar el vínculo con Mauricio Macri, su principal sostén legislativo. La oposición equilibrista dejó de lado su aversión a votar con el kirchnerismo y trabaja sobre una agenda parlamentaria de combate, que incluye reunir los dos tercios para enfrentar el anunciado veto del Presidente a la reforma jubilatoria. Si Milei profundiza su batalla cultural y lleva al extremo su estrategia de confrontación, ¿es posible pensar a futuro en un frente electoral anti Milei, al estilo del que construyó Lula en Brasil para enfrentar a Jair Bolsonaro?

La opción está sobre las mesas de arena de la política, pero referentes de los espacios que deberían confluir en ese armado coinciden en que todavía no está en los planes de nadie. ¿Por qué? Hay tres razones fundamentales: 1) Las elecciones de 2025 son vistas, en el reino de las incertezas que se inauguró con la asunción de Milei, como una instancia para que cada sector de la oposición se mida frente al resto de cara a 2027. Los comicios de medio término, con lógica distinta en cada uno de los 24 distritos del país, tienen un efecto centrífugo en el orden nacional. 2) En todos los espacios relevantes de la oposición las energías están puestas en dirimir las disputas internas y eso impide un diálogo orgánico con otras fuerzas. 3) La vigencia del antikirchnerismo como factor identitario y como eje organizador del tablero político obstaculiza un marco de alianzas disruptivo.

Hay un elemento que podría resultar clave para borrar o al menos quitarle peso a las tres razones anteriores: el tiempo. Milei lleva menos de nueve meses en la Casa Rosada y, pese a las tensiones crecientes y a los reacomodamientos forzados por su método de acción política, todavía no se produjo una reconfiguración del sistema. Algunos de los actores más influyentes de la oposición advierten, eso sí, que en un escenario de radicalización del conflicto político, en el que se pongan en tensión los límites de la convivencia democrática, puede ser la propia sociedad la que promueva la formación de un frente opositor de fronteras más amplias, en especial si se agrava la crisis económica. “Hoy no existen los incentivos suficientes para formar un frente de ese tipo. No me imagino un choque de trenes como fue la conformación del Grupo A, en 2010”, dice el consultor Facundo Nejamkis, director de Opina Argentina. “No veo que haya todavía legitimidad para un acuerdo como el de Lula y Cardoso, que sería como si acá acordaran Cristina y Macri. El peronismo y el antiperonismo son identidades políticas muy fuertes, y Cristina no es Lula, no la veo articulando con el antiperonismo”, agrega, pero advierte: “En el primer año del gobierno de Bolsonaro tampoco había legitimidad para que se formara el frente que después se formó”.

En definitiva, los acuerdos legislativos de la oposición que permitieron designar al senador radical Martín Lousteau al frente de la Comisión Bicameral de Inteligencia, el rechazo en Diputados al DNU que asignó $100.000 millones a la SIDE y la aprobación de la reforma jubilatoria son vistos como un entendimiento táctico. Es una agenda que podría estirarse en los próximos meses, con el avance de los proyectos de financiamiento universitario, el rechazo en el Senado del DNU para la SIDE, la restitución del Fondo de Incentivo Docente y la insistencia ante el veto anunciado por Milei. Nada que desemboque en un acuerdo electoral con el peronismo kirchnerista, dicen en los bloques de la oposición que colaboró con la sanción de la Ley Bases y evitó rechazar el mega-DNU. El escenario electoral de tercios que se dio en 2015 y en 2023 resta incentivos a la idea de reagrupar a toda la oposición en un mismo frente.

El antikirchnerismo es todavía un denominador común en todas las variantes del radicalismo, tanto en el sector más cercano al Gobierno nacional, el de los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes), como en el más alejado de la Casa Rosada, el del presidente del partido, Lousteau, pese a los acuerdos bajo cuerda. Es un factor también presente en fuerzas como la Coalición Cívica (CC), el PRO de Horacio Rodríguez Larreta, el peronismo de Córdoba y en el espacio que comparten Miguel Pichetto, Emilio Monzó, Nicolás Massot y Florencio Randazzo. “Me encantaría poder superar el clivaje kirchnerismo/antikirchnerismo y trabajar en un frente anti Milei, pero hoy no están dadas las condiciones. Tengo dudas de que la gente se banque que nos juntemos con Cristina y con La Cámpora”, explica un dirigente radical que trabaja para que su partido se afirme como fuerza opositora y como alternativa para 2027. Para el peronismo de Córdoba, que trabaja para extender su territorio en 2025 e insistir con una candidatura presidencial de Juan Schiaretti en 2027, la expresidenta también es un límite. “No somos mileístas pero tampoco kirchneristas. El kirchnerismo es un ciclo agotado”, dice un operador de ese espacio.

El espacio que conduce Cristina Kirchner atraviesa hoy un proceso en dirección contraria. Después de optar por Daniel Scioli en 2015, Alberto Fernández en 2019 y Sergio Massa en 2023, para congraciarse con el electorado de centro, en el Instituto Patria hoy cobra fuerza la idea de no ceder la conducción. “Hay una idea, que parte de la Ciudad de Buenos Aires, de formar un frente anti Milei, con Lousteau y con Larreta, pero sin el kirchnerismo. Yo creo que hay que armar un gran frente anti Milei y que si se quieren sumar Larreta y Lousteau que se sumen, pero que conduzca un peronista, con un programa peronista”, dijo hace dos semanas Mariano Recalde, presidente del PJ porteño, en un acto partidario. “Podemos pensar en un frente anti Milei con los que votan en el Congreso sin miedo contra el Gobierno. Si no levantan la manito contra Milei no tiene sentido”, agregaron en el despacho del senador nacional e integrante de La Cámpora.

El mensaje de hace dos semanas de Recalde tenía un destinatario concreto, el diputado de Unión por la Patria Leandro Santoro, con quien está enfrentado en la interna de la Ciudad de Buenos Aires. Con el sostén del presidente de la Auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos, el dirigente de origen radical pretende encabezar la boleta del peronismo en la Capital en 2025 y apuesta a un discurso aperturista para quedarse con el electorado porteño que votaba a Lousteau, de cara a 2027. En la Ciudad, los contactos entre el peronismo y los radicales son frecuentes, con el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, como pivote, pero todos los actores descartan la posibilidad de un acuerdo. El menú electoral dependerá, en definitiva, del resultado del programa económico de Milei. Si se congelara la foto de hoy, el PRO y LLA compartirían un frente, y la oposición quedaría dividida en al menos tres partes: el peronismo, los exintegrantes de Juntos por el Cambio y la izquierda. Con una dificultad adicional para Lousteau, su enemistad con Elisa Carrió, que, en caso de quedar en soledad, intentará acaparar una porción del electorado.

Así como las internas demoran la definiciones electorales del peronismo en la Ciudad, las condicionan por completo en la provincia de Buenos Aires. Un dirigente que la mira desde afuera describe los intereses de los tres actores en disputa. “Si yo fuera Kicillof, intentaría poner a uno propio encabezando la boleta y que ese sea mi candidato a gobernador en 2027. Si fuera Máximo, intentaría hacer eso mismo y, si no puedo, trataría de que tampoco pueda hacerlo Axel. Para eso podría recurrir a un acuerdo para que encabece Massa. Pero si fuese Massa, aceptaría encabezar solo si creo que voy a ganar y así poder insistir con una candidatura presidencial en 2027”. Con esa pulseada en pleno desarrollo, la posibilidad de acuerdo con otras fuerzas es ciencia ficción. Desde la gobernación ven con buenos ojos un acercamiento con el sector del radicalismo que encabeza Facundo Manes, pero el diputado nacional tiene otros planes: intentará encabezar una boleta que reúna a sectores opositores no alineados con el kirchnerismo. Un rompecabezas en el que por ahora las piezas se niegan a encajar.

Cenital

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