LA ONDA EXPANSIVA DE LA (¿INEVITABLE?) CANDIDATURA DE CFK

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Con la recorrida por La Matanza, se muestra como conductora y candidateable. La reacción en los peronismos, la tesis del “candidato delegado” y la biología de la jefatura política. La ucronía del 2017 que puede concretarse en 2025. Milei, la BUP y la apuesta al violeta.

En un universo paralelo, en una especie de ficción cuántica peronista, una noche de junio de 2017, en la casa de Jorge Taiana, Cristina Kirchner aceptó una primaria contra Florencio Randazzo, le ganó, retuvo sus votos y, semanas más tarde, venció por 6 puntos a Esteban Bullrich en la provincia de Buenos Aires. En este escenario ucrónico, el laboratorio de Cambiemos, monitoreado por Marcos Peña, no pudo evitar que esa derrota se nacionalice y se instalará un clima de fracaso.

Ficción y pochoclos. Contrafáctico pero probable: Federico Aurelio, cuyos informes leen en todos los búnkeres, por entonces insumo esencial en el PRO y en el PJ, proyectaba que, pacto mediante con Randazzo, Cristina derrotaría a Bullrich. Pero eso no sucedió: CFK perdió. Ese resultado consolidó el mandamiento que Alberto Fernández cinceló en su famoso haiku: ‘con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede’, del que el propio Fernández fue motor y, en 2019, gran beneficiario.

Siete años después, este martes al mediodía, Cristina reapareció en La Matanza. Desde la campaña del 2017, no pisaba los barrios más vulnerables del conurbano. La aparición coronó una secuencia de actos, PDFs y espadeos tuiteros con Javier Milei y Luis Caputo como antagonistas, que se traducen como la certeza de que la expresidenta se encamina a ser candidata a diputada nacional en las elecciones del 2025.

La melodía electoral

Falta, pero no tanto. Menos con la ley de Boleta Única de Papel (BUP), que apura el cierre de listas a fines de mayo. Pero hace semanas empezó a sonar la melodía de Cristina candidata. Se nutrió de datos, como las encuestas –que tienen en el Instituto Patria- del cura jesuita Rodrigo Zarazaga, que indican que la caída del apoyo a Milei entre los jóvenes que viven en barrios vulnerables tiene, como efecto espejo, el crecimiento de la exvice. Se repiten, además, las voces de dirigentes, algunos de ellos críticos de Cristina, que creen que es la mejor candidata del peronismo en la provincia.

Además de electoral, el movimiento de Cristina pareció dirigido al ordenamiento interno: irrumpir como jefa para apagar los incendios en el peronismo de la provincia, donde la tirria entre Máximo Kirchner y los espadones de Axel Kicillof suma episodios cada día. Si ese objetivo estuvo en los planes de Cristina, salió mal: CFK se apareció por Matanza sin avisarle a los jefes territoriales locales: el intendente, Fernando Espinoza, y la vicegobernadora de Axel Kicillof, Verónica Magario.

Se instaló un sordo malestar en la cúpula del poder matancero por un olvido que fue, en términos políticos, quirúrgico. Espinoza forma parte del scrum de dirigentes, como los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), además de referentes como Gabriel Katopodis, que pulsean con La Cámpora y se anclan en la figura de Kicillof para escalar ese forcejeo. Espinoza supo ser un aliado de Máximo, pero ese vínculo se astilló. El camporismo activa, en Matanza, vía Facundo Tignanelli, uno de los “ñatos del WhatsApp”, según la descripción hiriente que hizo Andrés “Cuervo” Larroque. Esa disputa tiene una dimensión personal: Tignanelli fue, en otro tiempo, un lugarteniente cuervista.

Kicillof, que estaba en México -donde se vio con Lula da Silva- para la jura presidencial de Claudia Sheinbaum, se enteró por un posteo en X. ¿Planificó Cristina una recorrida en el conurbano para los días que, sabía, el gobernador no estaría en Argentina? ¿Lo hizo adrede para no mostrarse con él? Hace una semana, Tignanelli y Oscar Parrilli resolvieron día y hora. Se acordó, además, con Nicolás “Tano” Angelotti, el cura villero que evangeliza en villas como Puerta de Hierro, San Petersburgo y 16 de Marzo.

Son villas que se asentaron durante la dictadura, cuando el gobierno militar desplazó a familias humildes que vivían en distintos barrios de la entonces Ciudad de Buenos Aires y las trasladó a terrenos de La Matanza. Hay una causa en la Justicia por la que el gobierno matancero le reclama cientos de millones de pesos a CABA por los recursos que, en este casi medio siglo, demandaron esas barriadas.

La búsqueda de CFK

Cristina advierte que, inevitablemente, el experimento Milei terminará mal. Y que, casi con certeza, el péndulo volverá a buscar al peronismo. Una de las encuestas que sigue Milei –la de ARESCO, la otra es de Opinaia– anticipa que si la elección fuese hoy, el peronismo tiene altísimas chances de ganar en la provincia de Buenos Aires. Puede hacerlo incluso si La Libertad Avanza (LLA) y el PRO se fusionan en una oferta electoral. Si, en cambio, el ecosistema panlibertario se agrieta, con el macrismo con oferta propia y –muy difícil– un cisma patrocinado por Victoria Villarruel, las chances del peronismo se magnifican.

La dimensión paralela del inicio de esta crónica adquiere sentido. ¿Debe Cristina, esta vez, invitar a otros peronismos a competir por adentro? Se contó en Cenital: Milei –sus estrategos– se conforman con que el peronismo se parta en dos boletas. Creen que el peronismo no K creció y que un colectivo donde confluyan Juan Schiaretti, Miguel Pichetto, Emilio Monzó y radicales como Facundo Manes se llevaría una porción amplia del voto anti-Milei y le quitaría volumen al peronismo K. La Casa Rosada buscó, con la marcha universitaria, reforzar la idea de Cristina como su enemiga pública número uno.

Los estudios de ARESCO dan pistas diferentes. A nivel nacional, el rechazo puro y duro al libertario se arrima a los 40 puntos. A la hora del voto, ¿esos votantes respaldarán una oferta muy dura contra Milei o apoyarán a opositores blandos? En 2017, críticos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal eligieron apoyar a Sergio Massa o a Florencio Randazzo. Enfrente, LLA tiene un piso sólido: 37 de los 49 puntos que según Aurelio apoyan a Milei aseguran que sostendrán su respaldo al Gobierno a pesar de que no se verifiquen mejoras económicas.

Doble click en ese dato: hay convencidos ideológicos del anarcocapitalismo, del antiperonismo, del antikirchnerismo y de la antipolítica. Milei está seguro de que la economía empezó a arrancar y que en el segundo trimestre del 2025 esa reactivación se notará con claridad en los bolsillos de la mayoría. El tránsito libertario hacia el 2025.

El espejo retrovisor sobre el 2017 pone en escena otra cuestión: y si Cristina gana, ¿por qué no se tentaría con ser ella candidata presidencial en 2027? En La Matanza, como destacó en privado una figura que se mueve a su lado, Cristina dijo esa frase que repetirán como augurio de una candidatura: “Estamos en la segunda mitad de la vida, pero tenemos mucho para ofrecer”.

BUP y biología del poder

Ahí está la teoría del candidato delegado, que funcionó con Alberto para ganarle a Cambiemos pero no para gestionar con el FdT. Kicillof repite que no se puede volver a ese modelo, por lo que el peronismo debe ofrecer una figura que tenga volumen propio. Eso no implica, de ningún modo, romper con Cristina. Eso está descartado. Tampoco implica que no se pueda tensionar con Máximo Kirchner.

“¿Qué pensamos de que Cristina sea candidata? Siempre quisimos y siempre queremos que sea candidata. Axel fue el que más trató de que sea candidata el año pasado. Queremos que sea candidata a diputada el año que viene y, si ella quiere, a presidente en 2027”. La frase se escuchó, el miércoles, en el primer anillo del poder kicillofista. La reaparición de Cristina, en modo candidata, clausura otra cuestión: aquello de ceder el bastón de Mariscal. Si había alguna duda, la jefatura de Cristina en la filial bonaerense del peronismo es una cuestión que solo resolverá la biología.

El debut de la Boleta Única de Papel en el 2025 puede aportar algunas novedades. Es difícil creer que un sistema electoral produzca cambios en los resultados. Puede, sí, modificar los términos en las relaciones de poder internas. Hay un factor más directo: con la BUP se estiran los plazos electorales: cierre de listas se adelanta a mayo y las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) al primer domingo de agosto. De esta manera se estira el período limbo en caso de una elección presidencial (recordar la derrota de Macri en 2019). 

En la provincia de Buenos Aires, este cambio en los plazos electorales derivará, casi inevitablemente, en un escenario con algún nivel de caos. Si se separan las fechas –algo que Kicillof prefiere no hacer– se satura el calendario. Si se vota el mismo día, habrá que hacer elecciones concurrentes con dos urnas –quizá dos cuartos oscuros- y dos escrutinios. Esto puede generar que la votación sea más lenta que cuando se vota con un solo sistema, no importa cuál sea ese sistema. La BUP no altera la dinámica en otras provincias que, por caso, no tienen legislativas intermedias y que tiene la elección de gobernador separada.

Al contrario de lo que se supone, la BUP quizá empuje a Cristina a ser candidata. “Los candidatos de Cristina son los azules y listo. Ahí está el arrastre”, dicen en el peronismo. Milei piensa algo parecido: aunque sus operadores advirtieron que en la provincia la BUP los podría perjudicar, la convicción en el mundo de Karina Milei es que con el “violeta” alcanza para retener a los votantes. Algo es cierto: ese arrastre es menos relevante en una legislativa, pero puede ser determinante en la presidencial.

Por eso el PRO prepara un proyecto –que quizá presente recién en marzo del año que viene– para incluir el tilde de boleta completa. Como en 2025 se votan solo cargos legislativos, el tilde de boleta completa es poco relevante, pero sí puede serlo cuando se elija presidente.

Cenital

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