Tras ser prácticamente neutralizado durante el primer año de gestión de Milei, el Legislativo enfrenta los casos Kueider y Ritondo que ahondan su desprestigio.
El Congreso argentino cierra un 2024 muy lejos de lo que fueron sus años de brillo e incidencia en las políticas públicas. Los diputados y senadores resultaron prácticamente neutralizados por el presidente Javier Milei en su primer año de gestión, quien vetó y luego sostuvo dentro del recinto de la Cámara baja los proyectos con los que el Poder Legislativo intentó marcarle límites a su política de ajuste. Además, dando muestra cabal de la importancia que la Casa Rosada le asigna al Congreso, el mandatario instruyó a su bloque a congelar la discusión por el Presupuesto 2025 durante noviembre, mientras los legisladores se deshacían en palabras sobre la importancia de sancionar esa norma. El de 2024 fue un Congreso que no logró correrse del lugar de irrelevancia al que lo confina Milei, con un agregado de último minuto que no hace más que empeorar el panorama: las sospechas de corrupción que se abren sobre el senador Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con 211 mil dólares no declarados; y el diputado Cristian Ritondo, denunciado junto a su esposa por un entramado de propiedades no declaradas en Miami y sociedades en paraísos fiscales.
El destino de Kueider terminará de definirse este jueves, cuando el peronismo que lo depositó en su banca intentará destituirlo, en una sesión en la que participarán algunos de los ocho diputados del PRO, según anunció el jefe de esa bancada, Luis Juez. “Acabamos de tomar la decisión, vamos a bajar a esa convocatoria. Vamos a concurrir y vamos a dar quórum. Siempre hemos combatido la corrupción. Acá no podemos jugar a los distraídos”, dijo a Radio Con Vos. Si el peronismo y el PRO juntos logran reunir a los 37 senadores que requiere el inicio de una sesión –y que, en los papeles, no deberían tener ningún inconveniente para conseguir, ya que son 33 en Unión por la Patria y 8 en el PRO–, todo indica que Kueider tiene las horas contadas. La decisión del bloque que preside Juez no parece casual. Si bien Kueider llegó a su banca en la boleta del peronismo, desde la sanción de la Ley Bases se convirtió en un voto absolutamente clave para Milei.
Aquel proyecto, sin ir más lejos, no sería ley sin la participación de Kueider. Apenas se difundió la noticia de su detención, en todo el arco político surgió con fuerza de verdad una hipótesis extendida: los dólares fueron un pago por su voto para esa ley. Fue la especulación de Cristina Fernández de Kirchner y también la de Martín Tetaz, entre otras expresiones que maridan muy bien con las insistentes declaraciones del presidente durante la discusión de la Ley Bases, cuando hablaba de legisladores que pedían valijas de coimas. Hoy, todo eso está siendo investigado judicialmente. Si Kueider es destituido, debería asumir en su banca la hoy diputada provincial entrerriana y referente de La Cámpora en su provincia, Stefanía Cora. Si, en cambio, es suspendido, no tendrá derecho a voto pero tampoco su banca cambiará de manos. De cualquier manera, Milei perdería un voto y quienes están avisando que quieren unirse para que así sea son las bancadas referenciadas en Cristina Fernández de Kirchner y en Mauricio Macri.
Si el Poder Ejecutivo desea obstaculizar esa posibilidad, podría avivar la discusión sobre si los senadores pueden o no sesionar durante el receso legislativo. Especialistas en el tema dicen lo que dicen cada vez que se presenta este debate: el Congreso puede reunirse para resolver cuestiones internas –de hecho, Martín Menem acaba de ser reelecto al frente de la Cámara de Diputados fuera del período ordinario de sesiones–, pero no para legislar. En un escenario más extremo, Milei también tendría la opción de mandar a sus senadores en el recinto a intentar bloquear la votación sobre Kueider –que requerirá de dos tercios de los presentes para ser aprobada–. Pero sería extraño, dado que la Casa Rosada viene jugando a favor de la dilación aunque sin exponerse demasiado.
La argumentación del PRO, en boca de Juez, para bancar la sesión y aportar al quórum no deja de ser llamativa en momentos en que el presidente del bloque de diputados de ese mismo partido está en el ojo de la tormenta tras las revelaciones de un equipo de investigación periodística que analizó los Pandora Papers. El caso fue revelado el domingo último por Emilia Delfino en El Diario Ar y muestra un muy complejo entramado que involucra al diputado Cristian Ritondo y a su esposa, la abogada Romina Aldana Diago, con sociedades en paraísos fiscales y Florida, y la adquisición de propiedades en Miami y el sur de la Florida, Estados Unidos. Por la revelación, ambos ya enfrentan una denuncia penal en los tribunales federales de Comodoro Py.
Al igual que con el caso Kueider, el Gobierno eligió el perfil bajo para gestionar la denuncia contra Ritondo. Auxiliado con la poca visibilidad que los medios más influyentes del país le están dando al tema, el Poder Ejecutivo dejó trascender que considera a la denuncia un tema “personal y privado”. Hasta aquí, Ritondo ha funcionado como un socio imprescindible para la Casa Rosada en la Cámara de Diputados y la apuesta de Milei es que continúe siendo así.
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