Un agente de seguridad controla las inmediaciones de la oficina de Caputo. Las visitas del asesor y el trasfondo de una interna que se recrudece.
Luego de conocerse las novedades de la llegada de Santiago Castro Videla a la Procuración General del Tesoro, tras la salida de Rodolfo Barra, la Casa Rosada amaneció militarizada. Lejos de deberse a una visita especial que obligara a que parte de la guardia de Casa Militar esté plantada en la puerta del despacho Martín Fierro del primer piso -donde Santiago Caputo tiene su base de operaciones-, la medida habría sido un pedido explícito de Karina Milei para restringir la circulación sólo en las inmediaciones de ese despacho.
Según pudo saber este medio, la medida se oficializó en las últimas horas. Si bien hasta el momento no hubo una atribución fáctica de la decisión, por los pasillos de Balcarce 50 le atribuyeron la decisión a Karina. Las especulaciones tienen lógica. Casa Militar está a cargo del Coronel Mayor de Artillería Sebastián Ignacio Ibáñez, quien a su vez responde a la secretaria general de la presidencia.
La hermana menor del presidente seleccionó al castrense en marzo del año pasado, luego de que sospechara que el ex jefe de la guardia presidencial, Alejandro Guglielmi, filtrara información sensible a la prensa acreditada. Guglielmi estuvo siete años en Casa Rosada -llegó con la presidencia de Mauricio Macri y se quedó en la gestión de Alberto Fernández– y habrían sido los vínculos que cosechó durante ese tiempo lo que al «Jefe» le hizo encender las alarmas para definir su pronta evacuación.
La puerta que separa el área común del despacho donde se cocinan gran parte de las medidas políticas de la gestión de Javier Milei se abre incesantemente para darle la bienvenida a las visitas de altísimo nivel que el multifacético asesor presidencial recibe a diario. Sin cámaras alrededor, una decisión unilateral que se tomó desde adentro, nadie que no esté apostado en la entrada de la oficina puede enterarse de quién entra y quién sale. Esto, razonan en Casa Rosada, habría sido lo que encendió las alarmas de la hermanísima.
La tensión entre Karina Milei y Santiago Caputo
Aunque todavía prematura, Caputo y Karina empiezan a dar muestras de tensiones que, inevitablemente, empezarán a aumentar a medida que se acerque el cierre de las listas legislativas. Como ya contó este medio, en el karinismo no cayó bien que Caputo recibiera meses atrás a los referentes de Universitarios de La Libertad Avanza (ULLA), la organización que buscó poner en jaque la hegemonía libertaria que aspira construir Crear + Libertad, espacio auspiciado por Sebastián Pareja y la propia Karina en las universidades.
Tampoco -dicen cerca de ella- cae en gracia que el asesor se reúna con figuras que aspiran a dar el salto a La Libertad Avanza, sin tener antes un visto bueno del otro vértice del Triángulo de Hierro. «Antes de sumarse a las fuerzas del cielo, van a tener que pasar por el purgatorio«, rumió a este medio un hombre cercano al «Jefe» sobre las visitas que recibe el asesor.
La semana pasada, por caso, por la cotizada oficina pasaron el ex ministro de Energía, Javier Iguacel, y el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, quienes llegaron con sus propias agendas a dialogar mano a mano con el «Mago del Kremlin». También lo hacen habitualmente varios ministros como Patricia Bullrich, Luis Caputo y el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, quienes ultiman detalles con el asesor.
El brazo digitalmente armado del Gobierno, comandado por Daniel Parisini (conocido popularmente como el Gordo Dan), el diputado Agustín Romo y el director de Comunicación Digital Juan Pablo Carreira (Juan Doe) forman también parte de los invitados habituales de la mesa atestada de atados de Marlboro y Mango Loco.
Aunque la guerra todavía no está formalmente declarada, no son pocas las figuras de ambos lados del mostrador que entienden que la misma escalará en las próximas semanas. Sin embargo, afirman, ninguno hará nada para destruir al otro. «Karina y Santiago quieren como a nadie a Javier, nunca harían algo para lastimarlo», sostienen. Otros, todavía lo dudan.
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