CRECEN LAS DEUDAS EN LAS FAMILIAS ARGENTINAS

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Mientras el país atraviesa un estancamiento económico, la caída del poder adquisitivo y los salarios no se adecuan a la inflación, aumenta la morosidad con tarjetas de crédito, lo que impacta en el consumo y la actividad general de las familias.

Crecen las deudas de las familias argentinas y alcanzan al 91% de los hogares en mayo, según el último informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE)Entre los gastos más destacados se encuentran el rubro de alimentos que explica el 58% de las deudas con tarjeta de crédito.

tras las fuerte devaluación del gobierno de Javier Milei y consecuente inflación, que en el primer cuatrimestre acumuló un 64,99%. En medio de ese contexto, el poder adquisitivo también quedó en umbrales muy bajos, que alcanzaron una caída de 10,38% real.

Las deudas impagas, que implican las moras simples o judiciales, representaron el 76% del total. En esa línea, se destaca que la instancia judicial avanzó 6 puntos porcentuales (p.p.) en la comparación interanual, lo que refleja una suba preocupante de la crítica situación financiera de los hogares.

Más de la mitad de las deudas con tarjetas de crédito son para comprar alimentos

En cuanto a las formas de financiación, los argentinos eligen las tarjetas de crédito bancaria y no bancaria en un 30,5%, la cual sufrió un crecimiento de 5 p.p. frente al mismo mes de 2024. Como contrapartida, las financieras y prestamistas disminuyeron significativamente, lo cual puede reflejar una restricción en el acceso o una percepción negativa de estas fuentes por parte de los hogares.

En esa línea, el uso de tarjeta de crédito se dio en mayor medida para la compra de alimentos: el 58% de las deudas se explica por este rubro, mientras solo el 15% se atribuye a la indumentaria y el 11% al combustible. “Esta tendencia subraya el uso de las tarjetas de crédito para necesidades esenciales, un síntoma concluyente de empobrecimiento”, destacan.

En cuanto al origen de las deudas bancarias, se explican en un 34% por la refinanciación de la tarjeta de crédito. Esto consolida la deuda circular, es decir, se piden créditos bancarios para refinanciar deudas de tarjetas de crédito. En contrapartida, solo el 19% se debe a préstamos personales, el 14% a prendarios y un 6% a hipotecarios.

En este escenario de gran endeudamiento, el 56% de los hogares destina entre el 40% y el 60% o más de sus ingresos mensuales al pago de deudas. El incremento respecto a 2024 muestra cómo el sobreendeudamiento erosiona los ingresos disponibles.

“El endeudamiento en Argentina dejó de ser una herramienta transitoria para convertirse en un fenómeno estructural. La creciente utilización de crédito para satisfacer necesidades básicas como la alimentación, revela un empobrecimiento de los hogares que va más allá de la coyuntura económica. La inflación, hoy estabilizada pero persistentemente alta y una notable caída del poder adquisitivo, fueron las causas de una crisis de ingresos que obliga a muchas familias a vivir en un estado de emergencia financiera permanente”, concluye el informe.

Informe INVECQ – Inflación baja, tasas altas: ¿una traba para la recuperación?

Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, la inflación comenzó un proceso de desaceleración con altibajos, alcanzando en mayo un 1,5%, el valor más bajo desde 2017. Sin embargo, a pesar de este gran avance macroeconómico, persiste una preocupación en el plano micro: las tasas de interés se mantienen altas, lo que encarece el crédito para personas y empresas y podría representar una limitación para el crecimiento económico.

Actualmente, la tasa nominal anual para préstamos personales se ubica alrededor de 75%, mientras que para adelantos a empresas en torno al 37%. Considerando que el Relevamiento de Expectativas del Mercado proyecta una inflación cercana al 20% para los próximos 12 meses, los agentes enfrentan un costo real de financiamiento muy elevado, dado que se estarían endeudando a una tasa fija mucho mayor a la inflación esperada. Por lo tanto, tomar crédito para capital de trabajo o para llevar a cabo un nuevo proyecto de inversión se convierte en una opción poco viable bajo estas condiciones de tasas altas respecto a la inflación.

Cuando la inflación se reduce rápidamente, es esperable que las tasas de interés acompañen esta menor nominalidad. Sin embargo, en el contexto actual, al gobierno le resulta funcional que las tasas de interés se mantengan altas: por un lado, actúan como un ancla para evitar presiones cambiarias, especialmente tras la reciente flexibilización del cepo; y por otro, desalientan el financiamiento en pesos y fuerzan a las empresas a utilizar sus propias divisas como capital de trabajo.

En conclusión, mantener tasas elevadas implica riesgos claros para la reactivación económica y limita el crecimiento a través del crédito productivo. Será fundamental evaluar si las condiciones monetarias actuales se sostienen y cómo evoluciona la política económica tras las elecciones, para evitar un deterioro en la inversión y la actividad económica general.

Fuente: Invecq / Ámbito