Clima enrarecido y tóxico para la detonación de todos los puentes tras veredicto Vialidad. Conflicto abierto y guerra de guerrillas en todos los frentes y Poderes. Filtraciones de inteligencia y hackeo. Causa Coparticipación y bloqueo al Consejo.
En medio de un clima enrarecido, en menos de 36 horas se conocerá el veredicto en la causa Vialidad que tiene como principal imputada a la expresidenta Cristina de Kirchner. Será el comienzo de una nueva era marcada por la descomposición total de los puentes dentro de la política y la radicalización de los discursos de cara a 2023. Muy peligroso. Una muestra gratis fue lo que se vivió la semana pasada en el Congreso con escenas vergonzantes pero gráficas del tiempo que se viene. En el medio, operaciones cruzadas y la preparación de un terreno para una guerra de guerrillas donde no es fácil delimitar los bandos que se enfrentan. El fuego amigo también será protagonista. Ámbito no se hace eco de operaciones de inteligencia cuyo origen es imposible determinar, como prueba judicial es inválida y cuyo contenido deja una seria sospecha de que pudieron haber sido editados para su presentación. Si fuera cierto es imposible de confirmar. Si fuese falso, lo mismo. Esa es la característica de las operaciones de inteligencia, máxime cuando nacen del supuesto hackeo al teléfono de un funcionario y la intercepción de la conversación atribuida a un grupo de Telegram. No existe soporte jurídico que permita validar ni siquiera el inicio de una investigación para determinar si lo que allí se ventila es cierto. Individualizar un delito es tarea más compleja todavía. Eso no quita que exista audacia como para intentar que el tema penetre en el Consejo de la Magistratura. Este diario pudo confirmar que esa no es una opción viable por lo viciado del origen y lo turbio de toda la secuencia. Por estas horas, el poder se pregunta quién y cómo se financió una operación de captura de una cuenta de Telegram que en el mercado internacional orilla cerca de u$s1 millón, por su complejidad. Carpetazos buenos y carpetazos malos.
Como en el meme del “hombre araña” que circula en las redes, muchos sectores de inteligencia se apuntan entre sí, sin tener certeza de los motivos por detrás que pudieron haberla motivado. El problema más allá de lo escandaloso que resulta el contenido de presuntos chats de jueces (de distintos fueros y procedencias) que habrían compartido un viaje al sur, es el método. ¿El espionaje no era algo de los sótanos de la democracia? Dentro del mundo judicial había furia y mucho enojo. La mayor parte de esa ira se dirigía contra José Glinsky, el titular de la PSA, a quien le atribuyen la “filtración” de un manifiesto de un vuelo privado el 13 de octubre con destino a Bariloche, el puntapié para que se elucubren decenas de teorías y que tuvo su punto culmine con el #JuecesLeaks. El tema posterior se desinfló con velocidad e incluyó pedidos de disculpas a algunos de los apuntados por su publicidad, al más alto nivel. Todo esto ocurrió debajo de la superficie, como suele pasar con este tipo de episodios, aunque se sembraron algunas denuncias penales. No precisamente por el viaje. Otras miradas apuntaron hacia el Gobierno nacional por la movida. Tampoco se comprende cómo esa hipótesis cerraría. El declive del profesionalismo en esta materia es transversal.
En todo este contexto revolucionado, la semana pasada el fuero Contencioso Administrativo Federal resolvió no otorgar una medida cautelar a Luis Juez para que impida la jura de Martín Doñate. Consideró que no había urgencia o peligro en la demora para fallar. Pareció sacudirse de encima un expediente incómodo que suscita una de las batallas interpoderes más explícitas de los últimos años entre el Senado y la propia Corte con el Consejo como rehén. Pero desde el cuarto piso del Palacio de Tribunales recibieron como una señal de respeto lo resuelto por la jueza María Alejandra Biotti. Había una acordada de la Corte donde afirmaba que el asunto de Doñate estaba bajo su análisis. No había transcurrido un tiempo urgente. No había un plazo para cumplir. De modo que hubo beneplácito y será un asunto a resolver en los próximos días. Sin prisa pero sin pausa. La misión que se auto impuso el Poder Judicial es evitar que la política paralice al Consejo de la Magistratura. La señal de alerta ocurrió en Diputados cuando la presidenta de la Cámara retiró su propia moción de nominar a los cuatro legisladores. Si los del Senado no estaban validados (específicamente Doñate) pero iban en el mismo paquete y los del estamento político de Diputados tampoco, estaba prácticamente vaciado. Eso es lo que no se piensa admitir. El modo en el que se conjurará ese peligro todavía no está planificado. “La Corte no es parte de un enfrentamiento. Es el árbitro”, sepultan la discusión en el cuarto piso de Talcahuano 550.
Con expectativas desinfladas por los falsos amagues -que nunca existieron en la práctica- la causa por la Coparticipación en la demanda de la Ciudad de Buenos Aires contra la Nación ingresa en una etapa crítica del calendario. Por algún motivo poco claro se había intentado instalar la idea de que podría haber un fallo al que hasta incluso le pusieron fecha. “Puede fallar”, decía Tu-Sam. Ante tanto nerviosismo –con operaciones cruzadas bajo el radar (otra vez)- la ansiedad volvió a jugar una mala pasada a los protagonistas de la puja. ¿Podría pasar para el año que viene? Se crisparon nervios porteños ante esa chance tan real como los pocos días hábiles que restan para el inicio de la feria de enero y en la última curva de 2022.
El tema que tiene dos años de vigencia en la Corte estaba en freezer hasta que una recusación a contrapelo lo resucitó. La publicación de un pirulo en un diario sobre la supuesta asistencia de uno de los colaboradores del presidente de la Corte Horacio Rosatti al cumpleaños de un funcionario del Gobierno porteño. Esas líneas bastaron para que el Gobierno intentara una recusación hacia Rosatti con el argumento de ese contacto implicaba una eventual contaminación de su imparcialidad para el caso. Se desconoce si hubo algún asesoramiento desde el Palacio para semejante piletazo, pero la Corte tomó el tema con el único objetivo de dejar sentado un precedente, que le quedó servido en bandeja con esa mala praxis oficial. El argumento fue sepultado sin cortapisas con la firma de Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti. Desde ese momento, la expectativa se incrementó.
Ni el hackeo, ni la toxicidad del ambiente funcionan como un aliviador para lo que puede ocurrir con el Tribunal Oral Federal N°2 con la causa Vialidad. Lo que se escuchará será un veredicto condenatorio. La realidad es que lo relevante ocurrirá tres meses después, cuando aparezcan los “fundamentos”, es decir la sentencia completa. Eso es lo que deben firmar los jueces Jorge Gorini, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu. Un mensaje ocurrido hace varios meses buscó llevar tranquilidad: sea como fuere la sentencia, el verdadero partido se juega en Casación. Nadie pareció tomar nota de lo que representa ese puente de plata.
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