El expresidente aterrizó antes del mediodía y fue a abrazar al candidato a gobernador Luis Juez, con quien prácticamente no tenía diálogo. Detalles del paso del referente de PRO por el ojo del huracán electoral de la semana
“No escuché nada hasta ahora que pueda decir que el conflicto interno esté superado”, reconoció Mauricio Macri cuando el moderador en la Bolsa de Comercio de Córdoba le preguntó sobre la crisis en el PRO. El paso del expresidente por Córdoba no estuvo exento de tensiones a solo un día de que la invitación de Horacio Rodríguez Larreta a su gobernador, Juan Schiaretti, pusiera otra vez la unidad de la coalición a prueba.
Agregó: “La improvisación no es buena consejera. Este diálogo (con Juan Schiaretti) hace dos años era otra cosa. No juzgo por qué el Gringo acompañó al kirchnerismo en decisiones nefastas. Pero esto es una bomba para la coalición, como dice Patricia Bullrich, porque se hace faltando pocas horas para entrar oficialmente a la competencia”.
Macri y Luis Juez llegaron juntos a la Bolsa de Comercio de Córdoba a las 12.30. Ambos fueron los invitados especiales del titular de la entidad, Manuel Tagle, a un almuerzo donde se convocó a otros empresarios para que escuchen a ambos o, por lo menos, analicen la empatía entre ellos. Juez y Macri arrastran años de distancia que se enmendó solo en el último tiempo.
Formalmente, el evento empezó media hora después, con una introducción de coyuntura que realizó el economista Guido Sandleris y palabras de Tagle. El objetivo del encuentro era que el círculo rojo cordobés escuchara las metas económicas de Juez. Un eventual cambio de piel después de 24 años necesitaba de una garantía, que se la dio Macri.
Juez no ocultó en el estrado que “me siento ante gente que me examina” y le agradeció a Macri por “un espaldarazo monstruoso que me está dando”. Antes, quiso reconocerle que “siempre le soltamos la mano a los gobiernos que no son peronistas” y reclamó “si no vamos a hacer el cambio, no hagamos nada“. Contó que semanas antes había tomado un café con el expresidente y se pusieron de acuerdo en esta nueva etapa.
El candidato a intendente de Juntos por el Cambio, Rodrigo de Loredo (UCR), intentando superar una difícil sinusitis que lo mantuvo ayer todo el día en cama, llegó unos minutos atrasado. Está a cargo de la agenda de Macri en Córdoba, o por lo menos le consultan cada detalle. El vínculo personal que trabó con Mauricio y su equipo es notable.
A cambio, De Loredo no tuvo ningún problema en llevar de candidata a vice a Soher El Sukaria, la más macrista del PRO cordobés en este momento. El otro líder de la UCR de Córdoba, Marcos Carasso (titular del partido local), va de candidato a vicegobernador de Juez.
Macri llegó antes del mediodía a la ciudad de Córdoba acompañado por Fernando de Andreis, exsecretario general de la Presidencia y Darío Nieto, actual legislador porteño, además de Gustavo Gómez Repetto, su vocero. Discretamente se trasladó al diario La Voz del Interior donde dio una entrevista y lo esperaba Juez con un primer abrazo.
Allí, no le esquivó a su cambio de posicionamiento y junto a él siguió con definiciones fuertes. “En este momento, solo pienso en qué es lo mejor para los argentinos. Con Luis (Juez) hemos resuelto nuestros problemas personales, y estoy acompañándolo en el tramo final (de la campaña) en medio de este quilombeti“, declaró, aceptando la distancia que hubo entre ellos.
En otros tiempos Larreta fue sostén fundamental para que Juez siguiera en la coalición y competitivo. Pero ayer el candidato a gobernador reaccionó furioso y encaró hacia la sede del comité nacional radical, en Ciudad de Buenos Aires, para protestar por la movida del domingo en la que el jefe de Gobierno porteño le abrió la puerta de Juntos a Schiaretti. Hoy el cordobés lo rechazó.
También expuso su estilo político. “Nunca estuve a favor de decisiones superficiales, fuera de tiempo”, dijo. Más pragmático de lo que se cree, Macri jamás tomó decisiones repentinas y sin consulta. Y cada vez que dio grandes pasos lo hizo después de largas evaluaciones que buscó consensuar, aún en los momentos más exigidos. Que lo haya hecho bien o mal, es otra cosa.
Entre otras cosas, lo que se muestra a la vista de todos estos días es un viejo rencor entre Mauricio y Horacio. Aún cuando el Jefe de Gobierno llegó en el 2019 a reelegir por casi el 60% de los votos, despreció su triunfo. Siempre se vio como la figura “bonita” de una sociedad política donde Larreta era el esforzado trabajador. Cuando perdió la reelección, vio que querían liberarse de él antes de tiempo y -de fondo- el vínculo no se recompuso más.
También se muestran las debilidades de la estrategia que eligió Larreta frente a las primarias del 13 de agosto. Tal vez acorralado por el avance de Patricia Bullrich en las encuestas, diseñó lo que un experto armador del PRO que intenta mantenerse en equilibrio llamó “una operación mal hecha, que me sorprendió por la ingenuidad”.
Las huestes larretistas hacen circular esta tarde que convocarán a una asamblea nacional del PRO para el 11 de junio, un día antes de la convención nacional de la UCR, para discutir formalmente la postura partidaria frente a la incorporación de Juan Schiaretti. “No lo veo posible, sería extraordinaria, que exige más requisitos”, anticipó uno de los fundadores del PRO.
Larreta podría incluir a Schiaretti en sus listas, como un extrapartidario. ¿Lo hará? Tampoco parece posible que el gobernador cordobés acepte una oferta de ese estilo, a esta altura las cosas. Su enfoque es otro, “un frente de frentes”, quizás como candidato a vice de Larreta.
Mientras tanto, en Córdoba, Macri cambió de piel. ¿Incómodo? “Hace tiempo que no lo veía tan feliz”, dijeron a su lado.
El Cronista