En una declaración conjunta, Alberto Fernández y Antonio Costa hablaron de los proyectos conjuntos a futuro, de necesidad de que los organismos internacionales entiendan que en pandemia no pueden pretender los pagos de tiempos normales.
“Argentina tiene el apoyo de Portugal en la negociación con el Fondo Monetario Internacional e intentaremos sensibilizar al organismo”, dijo el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, en una conferencia de prensa que dio junto al presidente Alberto Fernández luego de la reunión que sostuvieron ambos mandatarios en el imponente Palacio de São Bento, ubicado en Lisboa. De ese modo, el presidente argentino y su comitiva terminaron el segundo día de su gira por Europa –y la corta visita a Portugal– con el objetivo principal cumplido. Ahora, ya en suelo español, en Madrid, el Presidente seguirá buscando el respaldo de los distintos líderes europeos de cara a las negociaciones, no solo con el FMI, sino también con el Club de París. Este martes se reunirá con el Rey de España, Felipe VI, en el palacio de la Zarzuela, y con el presidente Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa.
Fernández relató que pudo “transmitirle al primer ministro la situación que Argentina está viviendo y los trabajos que vamos haciendo con los organismos internacionales de crédito tratando de buscar, no solo un acuerdo entre el FMI y Argentina, sino fundamentalmente cambiar algunas reglas del sistema financiero internacional que tienen que ver con un mejor desarrollo”.
Ante la pregunta de Página/12, Costa aseguró algo muy importante para los objetivos del Gobierno: apoyará el pedido argentino para que el FMI elimine los sobrecargos de interés de sus programas. “El sobrecargo de dos puntos es muy duro. Transitamos una situación muy particular por la pandemia y creemos que en este momento debe, al menos, haber una suspensión de los sobrecargos para ayudar a los países que simultáneamente están enfrentando la necesidad de cumplir con los pagos de su deuda y combatir el covid”, explicó. De este tema también conversaron los ministros de Economía de ambos países, que se reunieron horas antes.
El presidente Fernández llegó al mediodía al palacio São Bento –que se caracteriza por estar rodeado de una frondosa vegetación, con pavos reales que merodean en sus jardines–, que funciona como sede del Parlamento y a la vez como residencia del primer ministro. Allí, Costa lo estaba esperando con los brazos abiertos y Fernández lo saludó de manera afectuosa: “¡Amigo, qué gusto verte”, le dijo. “Qué alegría vernos otra vez”, le respondió el portugués y Fernández lo invitó al país para que el próximo encuentro sea en Argentina. Según comentaron fuentes de la comitiva presidencial, Costa le comentó a Fernández que había visitado nuestro país en 2016, pero que se había quedado muy poco tiempo y que le gustaría volver.
Tras las fotos y los elogios del Presidente argentino al palacio de estilo neoclásico construido a finales del siglo XVI, los líderes conversaron a solas. Algunos de los ejes más importantes de ese primer momento estuvieron vinculados a que Argentina tiene la presidencia pro tempore del Mercosur y el primer ministro portugués ejerce la presidencia pro tempore de la Unión Europea. “Aprovechamos para avanzar en temas vinculados a eso ya que, si bien estamos en un proceso de negociación sobre un acuerdo económico, mientras tanto consideramos que podemos dar los primeros pasos en cuestiones en las que hay consenso como lo vinculado al cambio climático y al cuidado del medio ambiente”, dijo Fernández.
El Presidente volvió a elogiar el modelo portugués de negociación con el FMI, por haber cumplido con sus pagos sin generar una recesión en la economía y sin achicar el gasto social. “Yo siempre digo que tomo a Portugal como una gran referencia porque han vivido cosas muy parecidas a las que nos toca vivir a nosotros”, señaló. Costa estuvo de acuerdo y dijo que “después de la crisis en 2011 llegué al gobierno en 2015 y me he confrontado con el mismo problema que tiene ahora Argentina”.
Tras 45 minutos de reunión, ambos líderes se sumaron al encuentro de trabajo que ya estaban llevando a cabo en otro salón –separados entre ellos por mamparas de acrílico colocadas por la pandemia– el canciller Felipe Solá y el ministro de Estado y Asuntos Extranjeros portugués, Augusto Santos Silva. También participaron el ministro de Economía, Martín Guzmán, el embajador argentino en Portugal, Rodolfo Gil, y su par en la Argentina, José Frederico Viola.
En esta reunión, que duró cerca de dos horas, los funcionarios de los dos países “acordaron en la necesidad de profundizar la cooperación entre Europa y América Latina a través del diálogo fructífero y con vocación de futuro. Convinieron que se debe aumentar y diversificar el comercio recíproco –que aunque es superavitario para la Argentina presenta numerosas oportunidades de crecimiento mutuo–, puntualizaron que la Argentina y Portugal deben profundizar su cooperación en materia agrícola en Africa, y Solá destacó que nuestro país apoyará la reelección de António Gutérres como Secretario General de las Naciones Unidas”.
Tras esos encuentros de trabajo que tuvieron una fuerte impronta política y económica, los mandatarios compartieron un almuerzo distendido en el que, según comentaron fuentes cercanas al Presidente, “se entendieron un montón”. El menú fue liviano: el plato principal era abadejo –un pez típico de Portugal– acompañado de unos papines. De postre, leche quemada.
“Costa preguntó mucho sobre el peronismo”, comentaron en la comitiva. Pero no solo eso, sino que los mandatarios conversaron sobre Jorge Luis Borges, el tango, Ástor Piazzola y el fado portugués. “El primer ministro es sensible, entonces en un momento prendió su celular y empezó a pasar fados. Nos dijo que, como el tango, en el fado había lamentos permanentes. Nos hizo oír uno que es símbolo de Lisboa, porque habla de los barrios y en ese ínterin, alguien habló de Piazzola”, comentó Felipe Solá, en el avión, en el viaje hacia España. Luego explicó que hablando de peronismo, le dijeron –utilizando una frase del guionista Pedro Saborido– que ‘si bien los de su partido son socialistas, el ser humano evoluciona y tenderán a ser peronistas’”. Entre risas, el primer ministro les dijo que iba a esperar a ver si a él le sucedía.
También se emocionaron al hablar de la última dictadura cívico-militar en Argentina y sobre los exiliados que debieron abandonar el país y fueron recibidos por Portugal. Fernández aprecia y se muestra muy de acuerdo con las ideas del mandatario que pertenece al Partido Socialista. “Reunirse con un amigo como Antonio es muy grato porque no es sencillo encontrar un gobierno con el que se comparten posiciones filosóficas y conceptuales. Tenemos mucho por hacer y hoy empezamos”, destacó.
Finalizado el almuerzo, el Presidente y su comitiva se volvieron a subir al avión de Aerolíneas Argentinas y cerca de las 19 (hora local) aterrizaron en Madrid. La primera dama, el Presidente y su comitiva se alojaron en la residencia del embajador argentino, Ricardo Alfonsín, que los esperaba con una cena en su honor.
Página/12