En el Gobierno porteño hay preocupación por al aumento de casos. Sería por tiempo acotado, en sintonía con lo que vienen proponiendo en Casa Rosada y la Provincia. Analizarán los contagios de los próximos tres días.
En medio de la segunda ola de coronavirus y con una suba de casos sostenida desde hace varios días, la Ciudad de Buenos Aires empezó a evaluar una serie de medidas “drásticas” que incluyen un cierre fuerte y casi total, en sintonía con lo que viene proponiendo la Casa Rosada y la provincia de Buenos Aires. Las autoridades que responden a Horacio Rodríguez Larreta buscan una medida de shock para tratar de parar el aumento de casos de coronavirus.
La principal novedad es que el lock down, esta vez, incluiría a las clases presenciales que habían sido una marca de resistencia en la Ciudad ante la decisión de Alberto Fernández de cancelar las clases en el AMBA. “No lo descartamos”, aseguran fuentes del Gobierno porteño.
Para tomar esa decisión esperarán la evolución de los casos de los próximos tres días, antes de que finalice el DNU presidencial que estableció restricciones hasta el 21 de mayo. “Si hace falta cerrar todo porque la situación sanitaria es grave, también cerraremos las escuelas. Pero iremos viendo estos días si tomamos esa decisión. Porque en el caso de la educación probablemente sea nuestro última medida”, explican en la Ciudad.
En principio, de aplicarse, la medida tendría una duración de dos a tres semanas.
Desde la gestión Larreta tampoco descartan un cierre fuerte, pero que deje activas las clases presenciales. Aunque, hasta hoy, se impondría un esquema de clases virtuales. “Si lo hacemos le pondremos un inicio y un fin”, dicen en la Ciudad y buscan desmarcarse de la gestión Nacional y Provincial que en su momento anunciaron un cierre de las escuelas por 15 días pero que ya lleva más de un mes.
El cambio de rumbo porteño está directamente vinculado al crecimiento de casos y va en sintonía con la presión de Axel Kicillof que viene pidiendo medidas más duras. Fuentes de la Ciudad aseguran que el aumento de casos es notorio y tiene un agravante. “Nos agarra con un piso muy alto”, dicen. Según describen, antes de que arranque la segunda ola, el piso de casos era de unos 1.000 por día en promedio. Y hoy estaría por arriba de los 2.000 casos diarios.
El propio ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, habló este lunes de las restricciones. “En base a lo que veamos hoy, mañana y pasado, si la tendencia al ascenso continúa, dese ya que estamos dispuestos a dialogar sobre más medidas porque no podemos tener de nuevo una curva de ascenso”, dijo y se mostró preocupado porque aún no bajaron “lo suficiente los casos del pico que hemos tenido”.
Incluso cuando fue consultado por la presencialidad en las escuelas no descartó que sufrieran un cierre temporario. “La escuela es lo último que se cierra y lo primero que se abre, pero si vamos por una estrategia muy intensiva, la escuela podría acompañarla”.
La decisión de tomar medidas restrictivas más drásticas se da en el medio de la tensión entre la Ciudad y el Gobierno nacional y luego de que la Corte Suprema avalara las clases presenciales en suelo porteño. En la Casa Rosada vieron con buenos ojo que en un momento crítico, el distrito acepte avanzar con cierres más duros.
Desde el fin de semana, de hecho, hubo contactos entre la Ciudad, la Provincia y el Gobierno nacional. Los jefes de Gabinete de cada distrito (Felipe Miguel, Carlos Bianco y Santiago Cafiero respectivamente) mantuvieron diálogos por Whatsapp y compartieron la “preocupación” por la suba de casos, dijeron fuentes oficiales a Clarín.
Las medidas porteñas fueron evaluadas por Rodríguez Larreta que las respaldó. Hubo consultas con Quirós, Miguel, la ministra de Educación, Soledad Acuña, y el equipo de comunicación de la Ciudad.
Pero más allá de que la intención -con la crecida de casos en aumento- es avanzar con medidas más restrictivas, hay diferencias dentro de la Ciudad. Sobre todo por el sostenimiento de las clases presenciales: fue una de las medidas más respaldadas por los porteños y respaldada con datos que reflejaban la baja incidencia de las escuelas abiertas en la propagación del coronavirus.
Muchos funcionarios sostienen que las escuelas deberían mantenerse abiertas y que habría que avanzar en el cierre de otras actividades. La última palabra la tendrá Rodríguez Larreta cerca del viernes próximo cuando finalice el DNU presidencial.
Clarín