ENTRE DNU Y VETOS: MILEI LIBERA SU SUEÑO ÍNTIMO DE GOBERNAR SIN CONGRESO

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La guerra por los decretos pone a prueba al eje opositor y activa el ultimátum del Gobierno. El calendario del presupuesto y los pliegos de jueces. Efectos del fallo a CFK y los mediadores con Kicillof. La firma de Sturzenegger y la soledad de Villarruel.

“Cada vez que sesiona Diputados, sube el riesgo país”. La frase es de Martín Menem y es un spoiler del operativo que Javier Milei tiene en su menú inmediato: poner a hibernar al Congreso. El libertario está decidido a no llamar a sesiones extraordinarias. Su plan es bajar la persiana legislativa cuanto antes. Si el debate por el Presupuesto 2025 está encaminado pedirá una extensión (corta) de ordinarias. Sino nada.

Desde el regreso democrático con Raúl Alfonsín, ningún presidente desactivó el Parlamento el 30 de noviembre. Todos los gobiernos, aunque luego la agenda se haya bifurcado o roto, convocaron a extraordinarias o extendieron las ordinarias, según un análisis que hizo el politólogo Pablo Salinas. El libertario puede ser el primero. Hay una paradoja por conveniencia: aunque acusa de ratas a los legisladores, Milei les daría tres meses de vacaciones pagas.

El libertario entiende que en cada duelo legislativo con la oposición pone en juego su poder frente al mercado. Los vetos, el de los 87 héroes de Olivos contra los jubilados, y el menos épico contra las universidades, tuvieron lógica política igual –o más– que fiscal. El asunto, dicen en La Libertad Avanza (LLA), es quién manda. El libertario ve al Congreso como su duelista. Por eso su resistencia ciega a aceptar el proyecto de Encuentro Federal (EF), propuesta que confeccionaron Ricardo López Murphy y Nicolás Massot de un presupuesto con suba de 8% en jubilaciones, actualización para la educación y recursos para obras a cambio de retocar el capítulo gastos tributarios.

En blanco y negro, en el mundo libertario entienden que si se aprueba un proyecto que no es el enviado por Milei, el mercado reaccionará mal. No por los números, sino por quién impuso su criterio. Se viene, en paralelo, otro round. En Diputados, un mega bloque que reúne a UxP, EF, la UCR díscola y la izquierda quieren voltear el DNU que le permite a Luis Caputo reestructurar la deuda sin precondiciones.

En la sesión convocada para el martes, para las que habría entre 131 y 138 votos –número suficiente para quórum y aprobación– el eje opositor busca frenar el decreto Caputo y, en paralelo, modificar la ley 26.122 que impulsó de Néstor Kirchner y que estableció un esquema presidencialista respecto a los DNU: para desactivar un decreto, lo deben rechazar las dos cámaras del Congreso. El proyecto opositor busca que la negativa de uno solo de los cuerpos, diputados o Senado, alcance para hacerlos caer.

Veto defensivo, DNU ofensivo

Milei avisó que vetará la reforma. Deberá juntar, eventualmente, otra vez +/- 87 diputados para impedir que el Congreso insista con el proyecto. Necesitará, de nuevo, los votos del PRO de Mauricio Macri. El presidente no tiene, sin embargo, herramientas contra el rechazo al decreto de Caputo sobre la deuda. Hay un antecedente cercano: el DNU por el que otorgó unos 100 millones de dólares en fondos reservados a la SIDE que tuvo la negativa, incluso con votos del PRO, en ambas cámaras.

El jueves, el Gobierno lanzó un ultimátum: si la oposición aprueba la ley y rechaza el decreto caputista, Milei suspenderá la negociación con las provincias por el Presupuesto 2025, suprimirá cambios y jugará a todo o nada: se aprueba “su” presupuesto o no hay presupuesto. En agosto pasado, en Cenital se contó que el presidente analizaba la conveniencia de no tener ley y prorrogar, por segunda vez, el presupuesto del 2023. Jamás ocurrió.

“Si voltean el DNU de Toto, se cae el presupuesto”, fue el mensaje que desde LLA se envió a los gobernadores. No hay una relación lineal entre la renegociación que quiere hacer Caputo y los fondos para obras en las provincias que piden los jefes territoriales y, promete una y otra vez, Guillermo Francos. En teoría, está previsto un punto de PBI para financiar un puñado de obras. La lista no supera las 300.

Además del deseo de Caputo de tener vía libre para renegociar –lo que supone que las condiciones de la deuda no son tan malas, si le resulta tan difícil mejorar dos de tres condiciones– Milei no quiere que el Congreso le quiebre el brazo. Está seguro –y a su lado dicen que la estadística financiera lo refleja– de que cualquier avance opositor en el Parlamento rebota negativamente en la macro: bajan los bonos, sube el riesgo país, se ralentizan inversiones. Lo dijo Menem (M).

Detrás hay otro objetivo: el paquete de reformas que diseñó Federico Sturzenegger requerirá cambios normativos que se impondrán vía decreto. Quizá no haya otro DNU 70 como el de diciembre, que la oposición no quiso o no pudo derogar. O una metralla de decretos específicos. La esperanza social, en medio del subibaja de la imagen del Gobierno, es un indicador que puede ser más fiel. Según Circuitos de Pablo Roma, está hasta 15 puntos debajo de los picos de más confianza.

La vitamina de Trump

Con el capítulo económico abierto, respecto a si las políticas que desarrollará Donald Trump en EE.UU. serán beneficiosas o perjudiciales –no inocuas– para Argentina, Milei asume como un éxito político y cultural la victoria del magnate republicano. En Estados Unidos, como el año pasado en Argentina, se rompió el tabú sobre el riesgo democrático: Trump, como Milei, ganaron a pesar de anunciar –o quizá por eso– que actuarían por fuera de la institucionalidad.

Luego del DNU 70, se naturalizó que Milei se moviera al borde. Prorrogar, otra vez, el presupuesto sería una señal más. ¿Cómo reaccionarán los mercados que, según los libertarios, no rechazarían que el Congreso reformara el presupuesto enviado por el Gobierno? Podrá pensar, por caso, que la palabra presidencial –que jura y perjura no entregar el equilibrio fiscal– es más confiable que una ley que lo dice en su articulado.

La vitamina Trump valida a Milei. El libertario viajará a una cumbre de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en Florida y se verá allí con el presidente electo de EE.UU. El argentino puede mostrar que su apuesta fue extrema al punto que en febrero pasado viajó a Los Ángeles a un encuentro derechista del que participaba Trump aunque horas antes, en una visita a Casa Rosada, Antony Blinken, el secretario de Estado de Joe Biden, le pidió que no lo hiciera.

El DNU de Caputo impacta, pero la reforma de la ley de DNU es, todavía, más determinante. El celo del presidente para que no se modifique esa norma e imponga que un decreto tenga la misma dinámica que una ley –es decir, que sea validada por las dos cámaras– expone una obviedad: además de mantener inactivo el Congreso todo el tiempo que pueda, Milei se prepara para gobernar entre decreto y vetos. La reforma que impulsan peronistas, el bloque de Miguel Pichetto y los radicales de Facundo Manes, puede complicar esa pretensión.

Un dirigente opositor proyecta que la expectativa de La Libertad Avanza para las elecciones de 2025 es una muy específica: conseguir un tercio propio, bien ultra, pureza talibán libertaria, en las dos cámaras. ¿Qué números necesita? Crecer de los 41 diputados a 87 y de 6 a 25 senadores. Son las cantidades suficientes para blindar cualquier veto. Los vetos son defensivos; los DNU son ofensivos. Un ejemplo puntual. Aunque en Casa Rosada, a mitad de semana, dijeron que Milei no prevé designar por decreto, en comisión, a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla como integrantes de la Corte Suprema, luego el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dijo que esa es una alternativa en análisis.

El calendario de Milei puede ser un indicio sobre qué piensa hacer con los integrantes de la Corte. Sin extensión de ordinarias ni extraordinarias no dan los plazos para tratar los pliegos de Lijo y García Mansilla. El 29 de diciembre, el cortesano Juan Carlos Maqueda cumple 75 años y debe dejar el tribunal que quedará con tres miembros. Milei encontrará excusas, en ese contexto, para completar la Corte por decreto simple (no por DNU). Un límite posible, pero difuso, es Mauricio Macri. El jefe del PRO se opone encarnizadamente a Lijo, pero el libertario podría recordarle, con razón, que usó ese formato para nombrar a Horacio Rosatti y Carlos Rozenkrantz.

Lo mismo ocurre con los pliegos de 150 jueces y camaristas que, según anunció Manuel Adorni con Sebastián Amerio, el Gobierno enviará esta semana al Senado. Está con los tiempos justos: el trámite requiere que se apruebe la recepción de los pliegos, luego que se convoquen audiencias y, al final, se aprueben. Todo milimétrico. “Si hay acuerdo político, siempre se puede”, dicen en la Justicia, donde peinaron la lista de nombres que mandaría Milei, en la que intervino Santiago Caputo, y donde aparecen un porcentaje nada menor de postulantes vinculados al kirchnerismo.

La nueva ley de DNU abrió un debate interno del PRO que lo discutirá, este lunes, en la mesa ejecutiva que comanda Macri. El expresidente entró en modo electoral. Admite que Milei lo necesita en la provincia de Buenos Aires pero, por influencia de Karina Milei, que preferiría enfrentarlo en CABA. El líder del PRO apuesta a que habrá una negociación integral que abarque el AMBA, pero por las dudas activó un operativo para cuantificar su capacidad de fuerza en todo el país, un mecanismo milenario de negociación: juntar ejército para firmar la paz.

Mediadores peronistas

Tras semanas de asperezas, una vez agotada la batalla por el PJ nacional, hubo señales de distención en la crisis intrafamiliar kirchnerista. Un encuentro entre Mayra Mendoza y Andrés “Cuervo” Larroque sirvió de mensaje. En paralelo, Sergio Massa y Juan Grabois, se activaron como mediadores para acercar posiciones entre la expresidenta y el gobernador. Así y todo, predomina una atmósfera de crisis en la que siempre está más cerca el estallido que la tregua duradera.

El axelismo prepara un acto para el 20 de noviembre, Día de la Soberanía, en Vuelta de Obligado. Forma parte del ritual de construcción del Kicillof autónomo, saga que agita el scrum que comparten Larroque con Mario Secco y Jorge Ferraresi. Hay una razón íntima que los hermana: no tienen retorno al mundo CFK y todo pedido de reconciliación entre Cristina y Kicillof incluye el sacrificio de los tres herejes. El preparativo está en marcha, pero no se definió el alcance. ¿Invitará el gobernador a Cristina, como jefa del PJ nacional y a su hijo, Máximo, como presidente del PJ bonaerense? Cri cri cri. El calendario tiene otra marca, antes, para la expresidenta: la lectura, el miércoles, del fallo de Casación en la Causa Vialidad.

Carli Bianco, ministro de Gobierno de Kicillof, quedó con el mandato de recoger las miradas y propuestas de los sectores actores del peronismo para definir un esquema electoral para el 2025. La boleta única, que UxP rechazó en el Congreso nacional, es una realidad y guste o no, impactará sobre la dinámica electoral. La toxicidad de la interna impidió, hasta acá, que se discuta una eventual reforma a nivel provincial. El massismo propone eliminar las PASO. Otra alternativa es desdoblar la fecha de votación pero eso implicaría someter a los bonaerense a votar cuatro veces en el año. Debería, además, modificar una ley, herencia de Kirchner, que ata la fecha de la PASO provincial a la primaria nacional.

¿Y una Bol,eta Única en Papel (BUP) bonaerense? No hay, quizá por dogmatismo, fans peronistas de ese modelo. El fin de semana se abrió el concurso de ideas y sugerencias. Hasta acá hay un marco puntual: si se vota el mismo día, el rasgo sobresaliente podría ser el caos y la confusión. Dos sistemas de votación, dos urnas, quizá dos cuartos oscuros, escrutinios diferentes. No es menor la discusión porque la provincia de Buenos Aires permanece como un territorio donde el PJ aparece competitivo.

La consultora Sentimientos Públicos hizo un zoom sobre el peronismo y encontró datos interesantes. La mitad expresa “nulas” posibilidades de votar a un peronista, rechazo que baja en la provincia de Buenos Aires, pero aumenta entre los jóvenes de hasta 29 años –el 63% dice “nulas”–. Dos datos anexos: 20% del votante de Milei podría elegir a un peronista y entre los posibles, la opción más taquillera es la de un kirchnerismo renovado.

Miren a Villarruel

—¿Qué hace sola ahí?, preguntó Milei cuando llegó al acto de la Policía Federal.

Victoria Villarruel era la única sobre el escenario. La había mandado, minutos antes, ceremonial de presidencia. La vice esperó, lejos del resto de los funcionarios libertarios, casi un cuarto de hora hasta que llegó el presidente y se sorprendió al verla ahí, aislada. Asistió a escenificación sutil pero contundente: como si se quisiera mostrar que Villarruel no forma parte del mundo Milei. Y es así.

La vice le atribuye todas las picardías a Karina Milei quien, dice, actúa movida por el ego y ciertos celos. Así y todo, el diálogo con la hermanísima no está roto. Villarruel dejó de ir a las reuniones de gabinete porque se siente incómoda, ajena a todo lo que ocurre en el Gobierno, pero habla con Milei. La comunicación menos frecuente con los habitantes del triángulo de hierro es con Santiago Caputo. El fuego graneado en las redes cae sobre la vice de manera sistemática. Días atrás, el trollcenter libertario que funciona en Casa Rosada la operó con una encuesta fake. Sobre la dirigente se lanzó un plan de demolición. Ella está dispuesta a resistir y a esperar. “Si me necesitan, me van a llamar. Sino veré que hago…”, le dice a los suyos. La soledad de los números primos. El 2 es primo.

Cenital

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