El asesor presidencial que está cerca del oído del presidente, tanto que lo está ayudando a reescribir la teoría que lo llevará al Nobel. Evitó ir al BCRA para no chocar con Caputo. Quién es el economista obsesionado con la IA.
El 10 de junio comenzó formalmente el trabajo de Demian Reidel como jefe de asesores económicos del presidente Javier Milei, según la designación que se publicó en el Boletín Oficial este miércoles. El “desarmador de cepos”, como alguna vez se presentó en Twitter, asume en momentos en que el ministro Luis Caputo puja con los agentes del mercado que le reclaman eliminar las restricciones cambiarias. Reidel aclara que no incidirá en el día a día y que su posición se focalizará en oportunidades de desarrollo de largo plazo.
Su llegada al Gobierno podría ocurrir la misma semana que la de uno de sus mentores, Federico Sturzenegger. “El Coloso” todavía está en el limbo, aunque el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dijo este miércoles que podría jurar antes del fin de semana. Son dos nombres con espalda económica que asumen cargos mientras crecen las dudas sobre el rumbo del barco que timonean Caputo y Santiago Bausili.
Reidel ganó notoriedad en mayo, cuando acompañó a Milei en su gira por Silicon Valley para visitar a Marck Zuckerberg, de Meta; a Sam Altman, de Open IA; y a otros multimillonarios del ecosistema tecnológico. También integró la comitiva oficial que viajó al G7, en Italia. En un par de entrevistas que ofreció, machacó con el objetivo de posicionar a Argentina como “el cuarto polo de la inteligencia artificial”, en competencia con Estados Unidos, Europa y China.
Licenciado en Física del Instituto Balseiro hace 30 años, Reidel se instaló en Wall Street con poco más de 20 años y amasó una fortuna considerable. Quienes lo trataron en distintos ámbitos laborales lo califican como una persona de buen trato y brillante. Esa facilidad le permitió cursar su doctorado en Economía en Harvard prácticamente a distancia. “Escribía siempre desde un lugar del mundo distinto y mandaba los trabajos desde ahí”, cuenta un trader argentino que compartió desde aquellos años grupos de mail (la prehistoria de los grupos de WhatsApp) con él.
Escuchar anécdotas de quienes compartieron con él algunos momentos lúdicos permiten hacerse una imagen que emula la parte divertida de Lobo de Wall Street, con fiestas ostentosas y celebrities incluidas. “En el horario laboral hacía operaciones financieras. A la noche había fiesta en su casa o cualquier lado”, recuerda un invitado.
La mano derecha de Sturzenegger
Reidel, ahora funcionario ad honorem, tuvo una experiencia en la función pública. Llegó al Banco Central de la mano de Sturzenegger, en la presidencia de Mauricio Macri. Fue vicepresidente segundo de la entidad y estuvo en la mesa de dinero el 16 de diciembre de 2015, el día que el gobierno de Cambiemos abrió el cepo cambiario. Era, recordaron funcionarios de aquel entonces, la persona operativa de Sturzenegger en política monetaria y cambiaria, aunque no formó parte de los grupos de trabajo que diseñaron las políticas que luego implementó junto con el inminente ministro. Resuena por la web una charla TED de aquel entonces, en la que anhelaba eliminar el dinero físico.
Cuando devino en “desarmador de cepos”, Reidel ya era millonario. En 2005, formó parte del fondo de inversión en mercados emergentes QFR. Sus socios fueron el chileno José Luis Daza –que suena como secretario de Política Económica de Caputo– y David Sekiguchi, un argentino que vive en Nueva York desde los noventas y que integró el directorio del Banco Central de Israel que implementó la exitosa política desinflacionaria de ese país. Reidel vendió su parte en el mejor momento del fondo, unos años más tarde. Sus declaraciones juradas como vicepresidente del BCRA muestran un Porche descapotable y dólares en cuentas bancarias del exterior.
Reidel dejó el Banco Central detrás de Sturzenegger, justo cuando Caputo tomó la presidencia de la autoridad monetaria, en los albores de la corrida cambiaria que se llevó puesto al gobierno de Macri. Cambiemos acababa de firmar el acuerdo con el FMI por USD 50.000 millones. A los pocos meses, con la crisis ya instalada, ese crédito stand by fue renegociado y Caputo salió eyectado de la silla del BCRA, mientras intentaba frenar una devaluación mayor a contramano de lo que pedía el Fondo.
Las diferencias entre Caputo y Sturzenegger venían desde antes. El 28 de diciembre de 2017, Marcos Peña y Nicolás Dujovne anunciaron un relajamiento en las metas de inflación del Banco Central. Las metas no se cumplían, pero eran una bandera de Sturzenegger para bajar la inflación a fuerza de tasa de interés. Meses antes, Reidel había declarado: “Cambiar las metas es como no tenerlas”. La crisis se precipitó en abril de 2018. Reidel se fue dos meses más tarde.
Dicen que por sus diferencias con Caputo declinó de ser presidente del Banco Central cuando se lo ofrecieron, poco después de que se confirmara que Caputo asumiría en Economía. Eran momentos en que el gobierno electo daba de baja el plan de Emilio Ocampo para dolarizar y cerrar el Banco Central. Así y todo, Reidel reconoció la gestión del ministro y de Bausili en distintas entrevistas. “El ministro Caputo y el presidente del Banco Central están haciendo un laburo excelente, mejor del que hubiera hecho yo”, le dijo a Roberto García en Canal 26. Un elogio que no podría salir de Sturzenegger, que apenas dedicó un tuit a reconocer el trabajo fiscal de Caputo entre autoelogios al DNU 70/23.
Reidel se acercó a Milei durante la campaña. Quienes lo conocen, comenzaron a notarlo más radicalizado. Pero su agenda de contactos seguía viva. Después de las PASO que pusieron al hoy presidente en el mapa de las probabilidades, fue la puerta de entrada al mundo libertario para inversores de Wall Street que querían conocer la cabeza del mandatario.
El sueño artificial
Su trabajo como asesor combina con la reescritura de la teoría económica que hace junto al presidente y que, según Milei, podría significarles el Nobel. Marca lo cerca que está del oído presidencial. Esa ascendencia tiene hoy, como foco, la oportunidad que Reidel detecta en el campo de la inteligencia artificial.
“Europa es el paladín de la sobrerregulación y mata la innovación. China hace lo que le da la gana, es su ventaja competitiva. Estados Unidos piensa cómo regular la inteligencia artificial, hay una puja entre la eficiencia y la seguridad, una incertidumbre regulatoria. Nosotros ofrecemos, con el RIGI, certidumbre de que no vamos a expropiar y además tenemos baja regulación”, le dijo días atrás a Canal 26.
Reidel relató que comenzó a trabajar en esa agenda en enero y que, hacia marzo, intercambió consultas con los grandes empresarios para saber qué necesitan para invertir en el país. Cree que Milei genera magnetismo en estos empresarios. “Nunca vi algo así”, dijo. Otros empresarios conocedores de los vínculos entre estos magnates y los gobiernos lo relativizan: “Si el asesor de un presidente le dice a Zuckerberg que quiere ir a visitarlo, consigue la reunión en 48 horas”, dicen. Un asistente accidental a una de esas reuniones con un gran empresario contó, con asombro, que se trató de una de las típicas clases sobre economía que suele dar Milei cuando expone, y no de un ida y vuelta para hablar de negocios.
Pero lo que Reidel ve como una oportunidad (baja regulación, estabilidad impositiva) para atraer a las grandes empresas que investigan IA, empieza a percibirse en el resto del mundo como un problema. Sueña, como le dijo a LN+, que las empresas que abandonan Europa se instalen en Argentina.
Casi en sincro, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un paper en el que advierte que la revolución tecnológica podría producir un “tsunami” que afecte empleos y que la manera que tienen los países de afrontar esta revolución es con mayores impuestos que permitan equilibrar la cancha.
“La política fiscal desempeña un papel fundamental para lograr una distribución más igualitaria de los beneficios y las oportunidades de la IA generativa. Para ello, será necesario mejorar considerablemente los sistemas tributarios y de protección social de todo el mundo”, escribieron los subdirectores del departamento de Finanzas Públicas del FMI Era Dabla-Norris y Ruud De Mooij en un artículo publicado el 20 de junio.
Es, por ahora, su tema de gestión, mientras termina de acomodarse en Argentina. Un integrante del Consejo de Asesores contó que los avances fueron escasos, más allá de alguna foto. Otro de los consejeros prefirió no opinar: “Es que no sabría qué decirte”.
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