FMI: QUÉ HAY Y QUÉ FALTA

0
10

¿Estamos a días de que el Fondo Monetario Internacional le preste más plata a Argentina? El anuncio más importante y concreto del discurso de Javier Milei ante la Asamblea Legislativa fue, precisamente, que “en los próximos días” pedirá al Congreso que apoye el nuevo acuerdo con el FMI. Al día siguiente, en conversación con Luis Majul, ratificó que es inminente: “Ahora vamos a estar enviando el programa al Congreso”. El nuevo programa supondría el fin del crawling peg (la suba del dólar oficial de 1% por mes) y el inicio de un esquema cambiario “más volátil”, anunció el presidente.

Desde el viernes, el Gobierno intenta recuperar las expectativas del mercado financiero, que se intranquilizó en las últimas semanas. Primero, consiguió un fuerte respaldo de Gita Gopinath, la vicedirectora del FMI –la más cercana a la visión de Estados Unidos, aunque vinculada al anterior gobierno demócrata–. Luego llegó el mensaje de Milei en el Congreso, en redes y en lo de Majul.

Después del anuncio del presidente, y mientras los bonos y acciones argentinos rebotaban con fuerza en Wall Street, una fuente al tanto de las negociaciones entre el equipo del ministro de Economía Luis Caputo y el staff técnico del Fondo hizo un resumen del estado de situación similar al que había dado hace diez días. “Los términos están muy avanzados sobre la cuestión fiscal, quedan algunas cosas por definir sobre las reformas estructurales (que siempre pide el FMI y que rara vez se concretan) y todavía faltan definir lo cambiario y los desembolsos”. Es decir cuánto y cuándo llegará el dinero, cuál será el esquema para definir el precio del dólar y qué margen tendrá el Banco Central para intervenir en el mercado de cambios. “El acuerdo no está”, dijo otra fuente que conoce las gestiones.

El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, fue menos efusivo que Milei: “El acuerdo llegará cuando llegará”, le dijo a Econojournal en Toronto, durante la conferencia sobre minería PDAC.

Como suele suceder, el FMI se mantiene hermético y los funcionarios juegan al poker: muestran las cartas que creen conveniente cuando lo consideran oportuno y, también, bluffean. Venimos con anticipos, declaraciones y fotos desde hace tiempo. Quizás por eso, los inversores empezaron a mostrarse impacientes y el Gobierno activó la cuenta regresiva para el acuerdo. Este jueves por la mañana, la vocera del Fondo, Julie Kozack, dará una de sus habituales conferencias de prensa. Si tengo que poner plata (nunca pago, soy periodista), arriesgo que hablará de negociaciones avanzadas, pero sin mayores precisiones.

Lo que se sabe, hasta ahora, es lo siguiente:

  • El Gobierno quiere entre USD 11.000 y USD 12.000 millones y que ese dinero entre todo junto para abrir el cepo cambiario en algún momento de 2025. Si la plata llega rápido, dijo Milei, levantará las restricciones (¿todas?) cuanto antes. Si no, será a lo largo del año. El consenso de consultores y bancos es que sería después de las elecciones.
     
  • El FMI podría ofrecer un programa por ese monto, pero en cuotas contra el cumplimiento de condicionalidades. También se especula con un acuerdo más corto que le permita financiar los vencimientos de 2025 con organismos internacionales y volver a hablar después de las elecciones. Esta era la intención del ala técnica del Fondo hasta hace un tiempo. Luego del mensaje del presidente, esta opción parece relegada.
     
  • La política fiscal no es obstáculo. El ajuste fiscal es más profundo del que pide el Fondo. En algún momento, el director para el Hemisferio Occidental del FMI Rodrigo Valdés se animó a criticar “la calidad” del ajuste. Milei apuntó contra el funcionario chileno y lo desplazó de la negociación. Desde entonces, el Fondo festejó el resultado fiscal sin notas al pie.
     
  • Ese ajuste fiscal se profundizará. Milei aseguró que el Tesoro usará el dinero que obtenga para pagar deuda en poder del Banco Central. Quiere cancelar parte de las famosas letras intransferibles que, desde hace casi 20 años, acumula la autoridad monetaria. En diciembre de 2005, la presidencia de Néstor Kirchner, canceló casi USD 10.000 millones de deuda con el FMI con reservas. Como la deuda era del Tesoro, entregó bonos intransferibles al Banco Central a cambio de los dólares. El mecanismo se repitió para pagar deuda con acreedores privados, a comienzos de 2010 (en aquel momento, derivó en la salida de Martín Redrado del BCRA). Las gestiones siguientes, incluso la de Milei, lo replicaron en algún momento. En la actualidad, unos USD 20.000 millones de las reservas son estas letras intransferibles.
     
  • Milei dijo que habrá un cambio de acreedor y que la deuda bruta no crecerá. Parte de esa deuda del Tesoro con el Banco Central, que se pedalea regularmente, pasará ahora a manos del FMI. Entonces, habrá que saldarla tarde o temprano. “Los fondos para enfrentar esta deuda surgirán de un mayor ajuste fiscal vía reducción del gasto público”, avisó el presidente en el Congreso.
     
  • Al FMI le simpatizan las reformas previsional y laboral que plantea el Gobierno. La tercera reforma que propuso Milei, consistente en reducir la cantidad de impuestos, tendrá impacto fiscal. Acá, el Fondo puede oponer reparos. Generalmente, pide subir impuestos (transitoriamente, pero en una transición hacia el infinito) para equilibrar cuentas.
     
  • Sobre la política cambiaria, tanto el Gobierno como el FMI fueron dejando miguitas. El 17 de febrero, Luis Caputo le dijo a Eduardo Feinmann, en A24, que la política cambiaria estará “dentro de un esquema que vamos a anunciar en su momento”. Dicho de otra forma, tanto el crawl de 1% mensual que rige desde inicios de febrero como el “dólar blend” mediante el cual el Banco Central sacrifica compra de reservas para que haya oferta en el tipo de cambio paralelo están en discusión. Lo mismo sucede con las intervenciones directas del BCRA en el dólar financiero para contener la brecha. Hasta esa entrevista, a pocos días del estallido de $Libra y previa a la última vista de Milei y Caputo a Washington, la posición cambiaria del Gobierno era más inflexible: crawl del 1% hasta que baje la inflación y el dólar paralelo converja hacia abajo con el oficial.

“El presidente anunció que el próximo programa con el FMI permitirá ‘avanzar hacia un esquema cambiario más libre y eficiente’”, dijo a #Rollover Héctor Torres, exdirector del Fondo por Argentina y con vínculos con el organismo. “Seguramente el presidente eligió muy cuidadosamente esas palabras. Avanzar hacia un esquema cambiario más libre y eficiente es moverse progresivamente hacia un esquema cambiario diferente al actual”, añadió.

“El anuncio del presidente sugiere que, en el marco del próximo programa, el Gobierno dejaría el actual “crawling peg” a fin de poder “avanzar”, hacia un esquema cambiario diferente”, continuó Torres. “Tal vez, ese nuevo esquema cambiario empiece por un sistema de bandas que se ensanchan progresivamente hasta llegar a una flotación, es decir, el levantamiento del cepo”, sostuvo.

“Seguramente, el FMI no está pidiendo que se unifique el mercado cambiario de un golpe, porque dudo que el Fondo quiera que el Gobierno use el préstamo para comprar pesos caros en el mercado de cambios”, finalizó Torres. Por eso, el blend y las intervenciones del BCRA todavía tendrían algo de recorrido.

Enterrada la dolarización, con Milei dispuesto a convalidar “un esquema cambiario más libre y eficiente”, el presidente también avisó que va a haber volatilidad.

Los próximos pasos

Para recibir el dinero, el Gobierno tiene que cerrar el acuerdo a nivel técnico y redactar y firmar los dos documentos del programa, el Memorando de Políticas Económicas y Financieras y el Memorando de Entendimiento Técnico. Según la ley que votó el Congreso a instancias del exministro Martín Guzmán, debe enviar ambos contratos para que ambas cámaras lo aprueben sin modificaciones. Es decir, no podría pedir un cheque en blanco, un aval parlamentario sin mostrar los detalles. Es algo que trascendió el martes: según Infobae, enviarían un proyecto vacío para pedir respaldo legislativo, pero sin mostrar los contratos. En la Asamblea Legislativa, Milei pidió apoyo. Pero a Majul le dijo que enviaría el programa.

Por último, el directorio del Fondo (con el peso del accionista mayoritario, Estados Unidos, pero también con China, países europeos y Brasil, entre otros) debe levantar la mano y darle doble click a la transferencia.

La mayoría de los análisis de bancos y consultores coincide en que el Ejecutivo necesita cerrar el acuerdo con el FMI para conseguir los dólares que le faltan para cerrar el año. Eso se notó en el nerviosismo del mercado de las últimas semanas, en las que escaló el tipo de cambio paralelo y cayeron bonos y acciones, en medio de un contexto global para nada auspicioso.

El Gobierno necesita sumar más dólares a las reservas netas, todavía negativas en algo más de USD 5.000 millones. Le cuesta cada vez más, porque Argentina se encarece en dólares. El saldo positivo de la balanza comercial se achica (apenas USD 142 millones en enero) porque las importaciones crecen mucho más rápido que las exportaciones, por el rebote de la economía y la apreciación cambiaria. Exportar todo lo que no sea petróleo, gas y minerales, hoy, es poco o nada rentable.

La balanza de cuenta corriente (la cuenta entre los dólares que entran y los que salen, no solo por comercio de bienes, sino también por servicios y pagos de deuda) es deficitaria desde julio. En parte, porque el Gobierno está pagando deuda en dólares con el Fondo, importadores y acreedores privados. Pero también por el plan Platita Dulce. En enero, el Banco Central vendió casi USD 1.000 millones en el mercado paralelo para contener la brecha, mientras que los argentinos usaron USD 1.000 millones para pagar consumos en dólares con sus tarjetas. Entregó el doble que en diciembre. En febrero, la cifra sería similar.

Para conseguir más dólares, el Gobierno bajó las retenciones al agro para promover un anticipo de exportaciones. En febrero, según Ciara-Cec, las ventas mejoraron 5% contra enero. Se esperaba un número mayor. También invita a las empresas a tomar deuda en dólares y mantiene altas tasas de interés en pesos para favorecer el carry trade. Según la consultora Inveq, entrar dólares, comprar bonos en pesos y retirar la ganancia paga tasas de hasta 16,7% anual en dólares. Y, sobre todo, necesita acelerar el acuerdo con el FMI, para que cubra buena parte de los vencimientos de deuda, incluidos los casi USD 3.000 millones en intereses que hay que girarle al propio Fondo.

El staff del FMI no estaba dispuesto a prestar dólares para financiar los consumos en el exterior o la salida de los que apostaron al carry trade (no de nuevo, Toto). Ahora bien, el Fondo sabe que liberar el tipo de cambio acelerará la inflación en la previa electoral. En febrero, incluso con el menor ritmo de suba del dólar oficial y la reducción de impuestos y trabas para abaratar importaciones, el índice de precios habría sido mayor al 2,2% de enero, según la mayoría de las consultoras, por un rebote en alimentos. Alguien tiene que ceder.

“La tasa del crawl está dejando de ser determinante para la tasa mensual de inflación”, escribió el exministro Domingo Cavallo en su blog. Afirmó que eso le da margen al Gobierno para acelerar la tasa de devaluación del tipo de cambio oficial sin un aumento significativo en el IPC. “La verdadera ancla nominal de una economía que ya ha derrotado a la inercia inflacionaria es el ajuste fiscal”, agregó.

“Si no se liberaliza al menos el CCL y se siguen utilizando las divisas del superávit comercial para controlar el tipo de cambio en este mercado, el anuncio de la eliminación del cepo al final de 2025 va a llevar a que los inversores esperen un salto devaluatorio significativo, aun cuando para entonces se haya producido un desembolso importante del FMI”, avisó Cavallo, en modo mandril.

Bonus track

  • Te dejo acá las notas de Juan Manuel Telechea y de Santiago Bulat del fin de semana. Con miradas diferentes, marcan inconsistencias de la política económica. Juan Manuel hace foco en la heterogeneidad del “pedo de buzo” y remarca, a contramano del discurso oficial, que los ingresos populares todavía no se recuperaron. Santiago dice algo que, por lo bajo, empiezan a marcar en el establishment: todas las contradicciones y decisiones reñidas con las instituciones pueden hacer ruido en el clima de inversiones. No alcanza con el ajuste y las fotos con Donald Trump y Elon Musk.
  • Milei sigue tironeando con Brasil. Pasó medio desapercibido, pero en la Asamblea Legislativa dijo que el Mercosur está armado para que se beneficien los industriales brasileños. La Fiesp, la poderosa Federación Industrial de San Pablo, apoyó a Lula en las últimas elecciones, pero antes había apostado por Bolsonaro. 
  • Por si fuera poco, el Consejo Federal de Economía de ese país desconoció un premio al “Economista del Año” que la Orden de Economistas de Brasil quiere entregarle a Milei. Más allá de los sillazos entre economistas, lo gracioso es que el presidente del OEB, Enríquez García, “se encuentra con su registro profesional suspendido debido a un proceso ético-disciplinario”, dijo el Consejo. Usó su cargo para obtener beneficios personales. No sabemos si promocionó o solo difundió.


Esteban Rafele | Cenital

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí