Lo hace a través de las 5 variables que mencionamos antes. Veamos cómo.Si la oferta de dinero se ubica por encima de su demanda, el sector privado se encuentra con más tenencias de dinero de las que desea y, por lo tanto, las reduce. La primera manera de hacerlo es consumiendo más, es decir, elevando la demanda de bienes y servicios. Para satisfacer este mayor consumo, se puede aumentar la producción y, para ello, se contratan nuevos trabajadores. Si el desempleo es elevado, las nuevas contrataciones no presionarán salarios al alza y tampoco los precios. Pero si el desempleo no es tan alto, las nuevas contrataciones sí pueden generar mejoras salariales que luego son trasladadas a precios.Si por algún motivo la producción local no puede satisfacer el mayor consumo, siempre existe la posibilidad de hacerlo con importaciones. Para ello, los importadores demandan dólares. Si hay dólares suficientes, el tipo de cambio no debería subir y tampoco los precios. Pero si los dólares empiezan a escasear, entonces el tipo de cambio sube y, con él, los costos importados y los precios.Si, por el motivo que sea, este mayor consumo no se puede satisfacer ni con producción nacional ni con importaciones, entonces se da una situación de exceso de demanda que permite aumentar los márgenes de ganancia y los precios.La segunda manera que tiene el sector privado para deshacerse del exceso de oferta de dinero es invirtiendo sus ahorros. Una forma de hacerlo es con activos financieros en moneda local, lo que incrementaría el financiamiento para consumir e invertir y ese aumento en la demanda puede presionar los precios por los mismos canales comentados previamente.Además, en una economía bimonetaria como la argentina, una buena parte del ahorro se destina a dólares. Eso genera una presión adicional sobre el tipo de cambio y si no hay dólares para satisfacer esa mayor demanda, entonces el tipo de cambio y los precios suben.La emisión de dinero del Banco Central se puede usar también para financiar el déficit fiscal, algo que es muy frecuente en el último tiempo en Argentina. Una parte importante de ese déficit estuvo explicado por los subsidios a las tarifas de los servicios públicos. Es interesante notar que inicialmente los subsidios generaron un efecto a la baja de la inflación porque permitieron tarifas más bajas. Sin embargo, también estimularon el consumo de energía en un momento en el que el saldo comercial energético era deficitario. Así, los subsidios a las tarifas eran, a su vez, un subsidio a las importaciones. Además, como los subsidios no estuvieron focalizados en los hogares que los necesitaban, se generó más ahorro en los hogares de mayores ingresos, el cual en parte se destinó a comprar dólares. De este modo, puede verse como los subsidios a las tarifas funcionaron como un factor de menor inflación en el corto plazo pero de mayor demanda de divisas, tipo de cambio e inflación en el largo.En resumen, tal como explicamos en este documento de Fundar, cuya versión más actualizada fue publicada este año por la revista del BCRA, si bien la inflación no tiene siempre como causa última la emisión (estas 5 variables pueden moverse por otros factores), ignorar su efecto puede ser muy nocivo para la economía en su conjunto, más aún en un contexto de escasez de dólares.El proceso inflacionario argentinoA partir de estas 5 variables podemos explicar el proceso inflacionario argentino de los últimos 20 años. En realidad conocemos 4 de ellas, ya que no hay datos accesibles de márgenes de ganancias. En lo que sigue no muestro tantos gráficos porque serían muchos y no muy fáciles de interpretar, pero dejo este link con los datos y algunos gráficos para que ustedes mismos hagan su propia aventura.Luego de la salida de la convertibilidad, la inflación tuvo un pico muy puntual por la devaluación inicial, pero rápidamente volvió a niveles muy bajos (menores al 3% anual) a inicios de 2004.Desde entonces y hasta 2007, el aumento de la inflación estuvo liderado por la recuperación de los salarios, en un contexto de tipo de cambio y tarifas prácticamente constantes. Con esto no quiero sostener que la culpa del rebrote inflacionario fue la necesaria recomposición salarial, sino que se podría haber hecho algo para compensarla y que no se tradujera tanto en precios. En particular, se podría haber permitido cierta baja del tipo de cambio. Recordemos que en ese entonces el tipo de cambio era alto y la acumulación de reservas internacionales era muy fuerte gracias a los superávit gemelos (fiscal y de cuenta corriente) de 3% del PBI. Claro que en ese momento se defendía el sostenimiento del tipo de cambio por un tema de competitividad. La sábana corta es una constante en economía o, como diría mi madre, “todo no se puede”.Hacia finales de 2007 y principios de 2008 la inflación pegó un salto liderada por el fuerte incremento de los precios internacionales en los albores de la crisis financiera internacional subprime. Este efecto se revirtió en 2009 cuando estalló la burbuja, bajaron los precios internacionales y la inflación cayó por debajo del 15% anual, lo que fue una oportunidad desaprovechada para controlar el todavía incipiente problema inflacionario.Por el contrario, se tomó la decisión política de salir de la crisis internacional con un crecimiento lo más fuerte posible (retomando las famosas “tasas chinas”) y los salarios volvieron a traccionar la inflación, pero en un contexto de franco deterioro de los superávit gemelos y de la acumulación de reservas. En 2010 y 2011 los salarios aumentaron 25% y 30% en términos nominales respectivamente, con un tipo de cambio casi fijo. Esto implicó un aumento similar de los salarios medidos en dólares.Un incremento de más del 50% de los salarios en dólares en tan solo 2 años es una dinámica muy difícil de digerir para una economía por la pérdida de competitividad que acarrea. Nuevamente, el aumento de los ingresos es un objetivo primordial, pero es necesario que sea sostenible; en este caso, el tiempo mostró que no lo era. Ese período fue lo que Miguel Bein llamó “el macrocidio”.De hecho, a partir de 2011 se empezó a percibir que el tipo de cambio estaba muy bajo, por lo que salieron capitales, bajaron las reservas y, en lugar de ordenar las variables macro (subir tipo de cambio y tasas de interés), se decidió poner el cepo. Desde entonces, como muestra el gráfico, la inflación fue subiendo escalones a partir de los saltos cambiarios de enero 2014, diciembre de 2015, mayo 2018, agosto 2019, en un marco de deterioro general de los salarios en términos reales, y con tarifas que por momentos hicieron un aporte adicional. Variación anual de precios (inflación), salarios, tipo de cambio y tarifas |