LA PURGA AVANZA: MILEI PROMETE UNA LIMPIEZA DE “IMPRESENTABLES” PARA 2025

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La Casa Rosada admite los problemas para conducir a sus legisladores nacionales. Cúneo quedó en la cuerda floja y Cancillería es el mascarón de proa de la batalla cultural.

Ante cada novedad respecto de las peleas libertarias en el Congreso, en Casa Rosada ensayan la misma cara. Es un gesto que transmite impotencia frente al interlocutor de turno. “¿Y qué querés? Tenemos muchos impresentables en el bloque”, se resignaba un funcionario de estrecha confianza del presidente Javier Milei días atrás. Para, acto seguido, prometer: “Lo vamos a corregir el año que viene”. Los cuestionamientos internos cruzados están a la orden del día en La Libertad Avanza (LLA) y los únicos intocables son el jefe de Estado y su hermana, Karina Milei. Para el resto, guerra interna sin cuartel.

La frágil convivencia interna de los libertarios en el Congreso entre sí y con legisladores aliados como los del PRO y, en gran parte, los de la UCR es vital para el Poder Ejecutivo, que en última instancia solo quiere proteger una herramienta: el mega DNU 70/23, ya rechazado por el Senado. Mientras los legisladores discuten sobre la posibilidad de revertir el veto al aumento de las jubilaciones o sobre el financiamiento de las universidades nacionales, el presidente no se hace demasiado problema. A sus colaboradores más cercanos les jura que tiene plan B “y hasta plan C”, dicen, si el Congreso avanza. Lo que sí no podría manejar es el rechazo pleno del mega DNU de comienzos de su mandato.

“En el DNU se basa el plan económico y la gobernabilidad. Derogarlo es el golpe más duro que nos podría dar el Congreso. Todo lo demás que puedan hacer, Javier ya lo tiene calculado”, aseguran en Casa Rosada. Demuestran tener el ojo puesto sobre un tema que no es parte hoy de la discusión pública. El debate entre dirigentes políticos, legisladores y jueces sobre el mega DNU parece diluido, aun cuando cada tanto aparece alguna medida cautelar que mantiene a raya los efectos de algunos (pocos) de sus artículos. Para Milei, sin embargo, sigue siendo una prioridad.

Pasados los temporales que terminaron con el senador Francisco Paoltroni y la diputada Lourdes Arrieta afuera de los bloques de LLA en el Congreso, en Casa Rosada miran ahora con preocupación el altísimo perfil que adoptó en los últimos días Lilia Lemoine. Su caso es ilustrativo, porque si bien es una de las legisladoras que tiene línea directa con el mandatario, también ha tenido tropiezos en la relación con él y con Karina por sus intervenciones públicas y más de una vez fue marginada de la intimidad presidencial. Uno de los últimos episodios, cuando se subió al atril que todas las mañanas ocupa el vocero presidencial Manuel Adorni, activó una “norma anti Lilia” (así la llaman) en la Sala de Prensa de Casa Rosada: nadie tiene permitido acercarse al atril para “sacarse selfies o boludear”.

Otro que quedó apuntado por las miradas en Casa Rosada es el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Intentó ser el mejor alumno de Milei pero terminó dejándolo en ridículo, observan en el Gobierno, cuando ante el Congreso habló de identidades sexuales alineadas con la biología y se escudó en haberlo copiado “textual del discurso de Milei”. No hay comentarios elogiosos para él en los despachos oficiales. Le está pasando algo similar a lo que sufrió la canciller Diana Mondino, quien, después de tener un período de alta exposición y desatar muchas polémicas, terminó marginada y entornada en el Ministerio de Relaciones Exteriores por varios comisarios políticos que monitorean el rumbo de su gestión. La canciller probablemente sea candidata en Córdoba el año que viene. En Casa Rosada consideran que eso sería darle una “salida elegante”.

Mientras tanto, la Cancillería es el mascarón de proa de la batalla cultural que Milei quiere liderar a nivel global. Con la designación de Nahuel Sotelo como secretario de Culto y Civilización, los Milei apuntan a discutir en ámbitos internacionales la agenda progresista y a obstaculizar los reclamos contra el Estado argentino por el no cumplimiento de leyes vinculadas con derechos humanos, género y ambiente.

Los diplomáticos, que están llevando adelante un plan de lucha inédito por mejoras salariales, no solo están enojados por tener que pagar el impuesto a las ganancias, sino también porque muchas de sus actividades profesionales se ven cada vez más obstaculizadas por la batalla cultural del presidente. Por ejemplo, cada vez que avanzan negociaciones vinculadas a tratados económicos o acuerdos bilaterales, los representantes argentinos deben pedir permiso para incluir términos que el Gobierno considera que deben ser combatidos, como “desarrollo sustentable”.

Noelia Barral Grigera – Cenital

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