María Eugenia Vidal organizó el encuentro de la mesa chica del PRO. La cita se concretó en el más estricto sigilo. Se tomaron dos decisiones importantes. Causas y consecuencias del acuerdo entre Bullrich y Larreta.
A los principales dirigentes del PRO le gustan las mesas de cuatro patas. Ni de tres, como quedó cuando Marcos Peña dejó la política, ni cinco, como a veces intentan algunos, ansiosos por formar parte de la primera línea de las decisiones amarillas.
“Más son multitud” dijo uno de los participantes del sorpresivo desayuno que hoy se hizo en el departamento de María Eugenia Vidal, en Recoleta, una mesa chica que se convocó durante el fin de semana y se concretó sin ninguna filtración.
Cuando eran menos, el esquema le generaba inseguridad a Mauricio Macri. ¿Por qué? Le faltaba un incondicional. La cuarta pata fue para Patricia Bullrich, quizás la dirigente que más discutió en privado con el ex Jefe de Gabinete de Cambiemos Marcos Peña, con la que el ex presidente esperó una aliada definitiva. Pero, se sabe, “Pato” no es tan dócil como Macri esperaba. Y si bien le sirvió para marcarle la cancha a Horacio Rodríguez Larreta, miembro fundacional de la mesa chica, ahora nadie sabe por dónde puede salir disparada.
La cuestión es que después de dos reuniones del PRO, una convocada por Jorge Triaca y otra por Rodríguez Larreta, el turno fue para María Eugenia, que los invitó a un café con leche matutino con medialunas para continuar el diálogo que Patricia y Horacio no lograron solos. Y el encuentro dio resultado.
Hubo acuerdo general. Se consensuó que haya PASO en la categoría a gobernador en la provincia de Buenos Aires y un solo candidato del PRO a Jefe de Gobierno de la Ciudad, que se decidirá en base a encuestas.
Ambas cuestiones eran de lo más difícil de definir y, en líneas generales, se puede decir que fue una salida beneficiosa para Macri, que confía en que su primo Jorge salga ganador en esa compulsa. Era el asunto que más le preocupaba.
Bullrich, por su lado, explicó que no podía dar de baja sus tres candidatos a gobernador y dejar sin posibilidades de presentarse a Cristian Ritondo, alineado con Vidal. Así se acordó que habrá PASO en la provincia de Buenos Aires para la categoría a gobernador, cada uno respaldando a su candidato a presidente.
No era exactamente lo que aspiraba Diego Santilli, el candidato opositor que mejor mide en la provincia de Buenos Aires. “El Colo” hubiera preferido ir en ambas boletas presidenciales. Pero Bullrich insistió en llevar el propio y ella deberá decidir cuál será el elegido. Su preocupación es perderse ante la red de aliados de Rodríguez Larreta y Santilli en el conurbano y no hacer la diferencia que necesita para desbancar a su contrincante interno, que en las encuestas está mejor posicionado que ella a escala nacional.
La pregunta es qué llevó a Larreta y Bullrich a sellar un acuerdo por estos dos asuntos (entre otros), tan ríspidos e imposibles de ordenar desde hace meses. Algo muy sencillo: Juntos por el Cambio en general viene en caída libre en los últimos meses por la gran disputa que se está jugando en el PRO, que impacta en todos los partidos de la coalición. Es que ninguno crece ante la crisis del PRO, sino lo contrario. Se derrumban todos por igual, en algunas encuestas superando el 10 por ciento de caída.
El resultado fue un comunicado firmado por Larreta y por Bullrich, los dos precandidatos presidenciales del PRO, quienes acordaron en dar a conocer el encuentro en forma conjunta. Macri y Vidal, se recordará, se bajaron oportunamente.
El resultado fue un comunicado firmado por Larreta y por Bullrich, los dos precandidatos presidenciales del PRO, quienes acordaron en dar a conocer el encuentro en forma conjunta. Macri y Vidal, se recordará, se bajaron oportunamente.
No hubo foto, porque el escenario es complejo y no caen bien los encuentros de dirigentes. El electorado más duro, además, critica verlos juntos. Aunque tampoco quiere verlos peleados. No es muy momento sencillo para entender los deseos de la población. Por lo menos le mandan un mensaje al círculo rojo, que pide certidumbre frente al terror que les genera Javier Milei.
El Cronista