El ala dura de Juntos por el Cambio trabaja para impedir la sanción del proyecto. Los cambios en el texto asegurarían el éxito en la Cámara alta, pero determinarían que la iniciativa tenga que volver a ser tratada en Diputados.
A tan sólo una semana de que el proyecto que legaliza la interrupción voluntaria del embarazo se vote en el Senado, el escenario sigue siendo incierto. La sola posibilidad de que el oficialismo sufra una derrota en el recinto abrió el camino a nuevas negociaciones y a posibles cambios en el texto para intentar garantizar el visto bueno de la Cámara alta. Esa alternativa, demoraría la sanción del proyecto que, tras sufrir cambios, debería volver a ser tratado en Diputados para convertirse en ley.
El panorama que mostraba un final con una votación ajustada a favor del proyecto enviado por el Ejecutivo comenzó a cambiar. La primera piedra, en este caso, la tiró el senador por Río Negro, Alberto Weretilneck. Si bien el exgobernador es un habitual aliado del oficialismo a la hora de votar leyes enviadas desde el Ejecutivo y manifestó su posición a favor de legalizar el aborto, en este caso supeditó su apoyo al proyecto a la posibilidad de que sea modificado en el tratamiento en el recinto. La posición de Weretilneck envalentonó a Juntos por el Cambio que, en su mayoría, sean verdes o celestes, reniegan de otorgarle el triunfo político al Gobierno.
Los principales referentes del ala dura de Juntos por el Cambio tanto dentro del Congreso como fuera trabajan contrarreloj para que la norma no salga. Entienden que sería entregarle un trofeo al Gobierno. En la mayoría de los casos no se trata de una posición definida sobre el aborto, sino de la intención mezquina de asestarle un golpe político al gobierno de Alberto Fernández.
El rionegrino busca imponer una limitación en la semana 22 de gestación para la interrupción voluntaria del embarazo en una persona violada. El texto, hasta ahora, no impone ningún límite. La otra objeción de Weretilneck tiene que ver con que la normativa permite el aborto después de la semana 14 en caso de que estuviera “en peligro la vida o la salud integral de la persona gestante”. En este caso, lo que pretende el senador es tratar de lograr desde la técnica legislativa una redacción que acote la posibilidad de interpretaciones.
Lo cierto es que la postura del exgobernador abrió un nuevo escenario donde la posibilidad del rechazo al proyecto es alta. El nuevo escenario queda establecido no tanto por lo que pueda hacer el propio Weretilneck, sino porque por algunas de senadoras verdes que integran la bancada de Juntos por el Cambio adoptarían la misma tesitura.
Según pudo saber Página/12 el senador rionegrino fue contactado por al menos dos referentes del oficialismo para avanzar en la negociación. Por ahora no hay definición, pero desde el Frente de Todos aún no descartan que los pedidos de Weretilneck puedan resolverse a la hora de reglamentar la norma.
En ese marco, una de las senadoras verdes del Frente de Todos explicó ante la consulta de Página/12 que la concesión de las modificaciones pedidas por Weretilneck terminaría “por cerrar algunos votos de senadores de Juntos por el Cambio y también del bloque propio, que aún están en duda”. Sin embargo, la misma senadora detalló que se trabajará hasta el final para que el proyecto se convierta en ley el próximo 29 de diciembre. La cautela tiene que ver con la falta de cohesión que se nota dentro de Juntos por el Cambio. Si bien el ala dura trabaja a destajo para hacer fracasar la iniciativa, hay senadoras dispuestas a acompañar en la votación en general y plantear sus disidencias durante el tratamiento del articulado.
Página/12