MACRI PRESIDENTE: EN BUSCA DE LA RECETA PARA ESCAPAR A LA LICUADORA POLÍTICA DE MILEI

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El exmandatario asumirá al frente del PRO en medio de una fuerte crisis interna. Qué estrategias se discuten y qué pulseadas siguen activas. ¿Integración al oficialismo o diferenciación más clara? El chat con el presidente y la relación con Karina.

La asunción de Mauricio Macri en la presidencia del PRO está cerca, pero todavía no se sabe cuándo, dónde ni cómo. Iba a ser el 21 de mayo. Ahora dicen que será a finales de mes o durante junio. La dilación responde a cuestiones logísticas y administrativas que, casualidad o no, se combinan a la perfección con la indefinición política ante un dilema de difícil resolución para el expresidente: ¿cómo escapar a la licuadora de Javier Milei y lograr que su partido subsista frente a un presidente que capturó el electorado histórico del PRO y que, recostado sobre un alto nivel de popularidad, rehúye a los acuerdos orgánicos?

Buena parte de la dirigencia amarilla, la mayoría macrista que quedó plasmada en la nueva grilla de autoridades, espera que Macri tenga la respuesta y que su regreso a la cima del partido marque el camino de salida de la crisis partidaria más severa desde la creación de la fuerza. Cerca del expresidente dicen que asumirá con la misión de “reconfigurar” y “renovar” al PRO para que recupere su “identidad original”, la que lo llevó a poder mostrarse como un outsider del sistema político y a encarnar la demanda de cambio del polo antiperonista. Reconocen que el partido atraviesa un momento complejo en la relación con sus votantes. Pero advierten que esto no empezó con la aparición en escena de Milei, sino con la conformación de Cambiemos, la alianza con la UCR y la Coalición Cívica, que llevó a Macri a la Casa Rosada, en 2015, y que el proceso tuvo su golpe de gracia en las elecciones legislativas de 2021, cuando Horacio Rodríguez Larreta, hoy afuera de la estructura partidaria, creó el sello electoral Juntos, sin la palabra cambio.

La estrategia no está tan clara como el diagnóstico, sobre todo cuando se agrega a la ecuación las elecciones de 2025. Todos en el PRO imaginan un marco de alianzas con La Libertad Avanza (LLA), pero nadie se atreve a anticipar el formato. “Son 24 elecciones, la modalidad se verá el año que viene y dependerá de cada distrito”, dice un integrante del nuevo consejo partidario, alineado con Macri. “Lo que a muchos en el PRO les cuesta aceptar es que la lapicera la va a tener Milei”, advierte un referente de Patricia Bullrich. En clara minoría en el armado partidario, la ministra de Seguridad resignó la presidencia, pero no renunció a la discusión sobre el futuro del partido y trabaja para una integración total con LLA que se plasme en las listas del año que viene. Todavía no está claro que el líder libertario quiera abrir su partido a una coalición con el macrismo.

Antes de atender ese frente, el PRO de Macri enfrenta otro dilema: ¿cómo se parará ante el gobierno de Milei en lo que queda de este año? El trazo grueso del libreto macrista indica que el partido va a ejercer una suerte de paraoficialismo: va a seguir acompañando al Gobierno desde el Congreso, pero no se va a fusionar con LLA ni va a cogobernar, al margen de lo que hagan algunas de sus figuras. “No podemos depender del éxito o del fracaso de Milei. El PRO existe desde hace más de veinte años y va a seguir existiendo. Tenemos que fortalecer lo propio y si hay alguna diferencia, marcarla”, dice un intendente involucrado en el armado macrista.

El paso de la jugada del pizarrón a la realidad no resulta nada sencillo. La clave de la discusión radica en la palabra diferenciación. Emilio Monzó, alejado del partido pero muy respetado dentro de la fuerza, dio esta semana su pronóstico en una entrevista con Luis Novaresio: “Creo que la presidencia del PRO lo va a llevar invariablemente a Macri a diferenciarse del Gobierno rápidamente y esto, por la personalidad y carácter del presidente que tenemos, va a terminar en una ruptura”. Ninguna línea interna del macrismo cree que el quiebre sea una opción. Pero hay dirigentes que alientan el inicio de una etapa en que las diferencias con LLA se marquen de manera más sistemática y orgánica. Sin articular acciones con la oposición, pretenden que se hagan visibles posiciones autónomas, como la resistencia a la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema o la necesidad de sostener el financiamiento educativo. “La relación dependerá de cómo Milei procese un acompañamiento con diferencias”, dice una diputada.

La relación bilateral de Macri con el Presidente es un ingrediente importante. La versión oficial indica que es un vínculo sin cortocircuitos. “Tienen el chat abierto y diálogo frecuente, muchas veces cara a cara, en Olivos, aunque no lo cuenten”, detallan cerca del expresidente. En el bloque del PRO en Diputados dan otra versión. “Mauricio está con los huevos llenos, porque no le cumplieron nada de lo que le prometieron, como la deuda de la Nación con Ciudad, o las cabezas de Anses y PAMI en las provincias que gobernamos nosotros, como Entre Ríos y Chubut”, cuenta a Cenital un integrante de la mesa chica de la bancada. Otro diputado agrega: “Macri está entrampado. Milei lo elogia en público, pero no le da bola en privado”.

Si el armado electoral del oficialismo recae como hasta ahora en la secretaria general de la presidencia, Karina Milei, la cosas podrían complicarse. La relación entre Macri y la hermana del Presidente es inexistente. Una novedad de esta semana complejiza todavía más el escenario. La funcionaria encabezó el jueves una reunión con los bloques del PRO y LLA, en una imagen que se parece mucho a la postal de un oficialismo ampliado. La comunicación oficial del encuentro, con foto incluida, detalló que las dos bancadas se comprometieron a trabajar en una agenda legislativa conjunta, con eje en seguridad. “Es una confirmación de que se impone la estrategia de Patricia”, interpretó un diputado con terminal en el ministerio de Bullrich.

La hoja de ruta del PRO es un campo de batalla en el que la excandidata presidencial sigue dando pelea. La ministra se quedó con la presidencia de la asamblea partidaria y, con los pocos respaldos internos que retuvo, intenta llevarse puesta la estrategia de Macri. “No hay lugar para marcar ninguna diferencia, y menos ahora que a Milei le empieza a ir bien. Nuestro electorado ya decidió y está sosteniendo a este gobierno. El PRO no puede ser un reducto para condicionar a Milei. No podemos ser (Martín) Lousteau”, dice un dirigente que responde a Bullrich. Cada vez más cercana a Milei, la ministra dará el sábado 18 un primer paso hacia la confluencia con LLA en la provincia de Buenos Aires: encabezará un encuentro sobre seguridad, en Esteban Echeverría, con el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, su apoyo territorial más importante en el conurbano; la presidenta del PRO en PBA, Daniela Reich, esposa de Valenzuela, y Sebastián Pareja, principal armador de LLA en territorio bonaerense. Bullrich trabaja para ser un puente entre los dirigentes del PRO y Milei.

La convocatoria -lanzada por Apertura Republicana, una corriente interna del PRO que lidera Juan Curutchet, expresidente del Banco Provincia y actual director en el Banco Central- generó movimientos internos. Bajo el mando de Cristian Ritondo, un sector amenazó en las últimas horas con vaciar la asamblea del partido en la provincia mediante una ola de renuncias. El objetivo: forzar un llamado a elecciones para correr de la presidencia a Reich y, con el respaldo de Diego Santilli, designar en su lugar a Ritondo. Con el frente interno todavía desordenado, la tarea de Macri podría complicarse. Un dirigente cercano a Bullrich atiza el fuego: “Ahora el dilema lo tiene Mauricio”.

Cenital

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