Largamente pospuesta, el expresidente vuelve a la escena pública para ordenar a la tropa y bajar línea. Ve una oportunidad en el descontento que empiezan a mostrar las encuestas.
El expresidente Mauricio Macri concretará finalmente su reaparición en un acto político público en los próximos diez días. Será el estreno de su cargo como presidente del PRO y también un mojón en la relación entre esa fuerza y La Libertad Avanza (LLA), que hasta aquí funcionaron como una sociedad. El horizonte de las elecciones del año próximo, algunos cambios en el apoyo al Gobierno que muestran las encuestas y los magros resultados que obtuvo la actual administración en estos siete meses y medio conforman el contexto de la reaparición de Macri, que buscará establecer la línea que seguirá su partido en el segundo semestre del año.
La dificultad estratégica que enfrenta el PRO desde la aparición de Javier Milei en la escena política argentina, creen cerca del exmandatario, podría estar empezando a descomprimirse tibiamente. Las encuestas y los estudios focales indican desde hace semanas la aparición incipiente de cambios en la base de sustentación del Gobierno, que el macrismo interpreta como una ventana de oportunidad de cara a las elecciones de 2025. Por eso, cerca de Macri ya empiezan a barajar una posibilidad que era difícil de pensar hace apenas unos meses: la de ir a las urnas en soledad.
El oficialismo no es zonzo y, a pesar del relato del éxito permanente, también registra esos cambios en el electorado. Por eso, en las últimas horas Milei dejó trascender que está dispuesto a abandonar su intención de someter y absorber al PRO y, en cambio, le abrió la puerta a la posibilidad de confluir en un frente electoral con Macri. Es decir, de negociar. Es una novedad fuerte, que modifica por primera vez en dos años el discurso que frente al macrismo han tenido Milei y su hermana Karina. La pirueta retórica para explicar este cambio de rumbo ya está definida: es necesario un frente antikirchnerista para ganar las elecciones.
Después del destrato que enojó a Macri en el acto por el 9 de Julio en Tucumán, tanto Milei como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, salieron a poner paños fríos. “La primera semilla del cambio la sembró él”, lo elogió el presidente en una entrevista reciente. “Macri es un aliado significativo, no solamente por las características de sus dirigentes sino porque compartimos un electorado importante”, agregó el jefe de Gabinete en los últimos días. A las palabras le siguieron los hechos. Tras el despido intempestivo del macrista Julio Garro llegaron los llamados para avisar que la subsecretaría de Deportes seguiría siendo un lugar del PRO. Y Macri eligió a Diógenes de Urquiza. También se resolvió finalmente la disputa por la coparticipación que la Nación debía a la Ciudad de Buenos Aires. Gestos de buena voluntad.
Que PRO ya no hable solo de una PASO con LLA, sino también de la posibilidad de jugar en soledad, con la mira en la construcción de una alternativa para 2027, también tiene que ver con algunas falencias que le encuentran a la administración libertaria. “Se quedan a mitad de camino en todo. Mirá lo que pasa con Télam, con la reforma laboral…”, se quejan cerca de Macri. También registran con especial atención el hecho de que ningún exfuncionario o dirigente de renombre quiera sumarse al gobierno. “Nadie se quiere quemar”, observan. Son señales de alarma que le muestran al partido que 2025 podría finalmente no ser un año tan malo como presagiaba el inicio de la gestión Milei.
Son dudas que aparecen, mientras la alternativa de la PASO entre PRO y LLA sigue sobre la mesa. El macrismo, con mejor instalación territorial y de candidatos, cree que puede ganar esa eventual interna en la mayoría de los distritos y engordar sus bloques legislativos con nombres propios, mientras le va comiendo legisladores a Milei entre los heridos que dejó Karina. Por eso, es probable que no avance en el Congreso la propuesta oficialista de eliminar las PASO. De momento, no le conviene a nadie.
Hoy, el próximo escenario electoral aparece fragmentado. Mientras LLA y PRO siguen en el tira y afloja, el exgobernador cordobés Juan Schiaretti intensifica sus conversaciones con el diputado Miguel Pichetto para recrear una alternativa de tercera vía. No es una buena noticia para el oficialismo, que podría perder ahí algunos puntos valiosos.
La estrategia de la ministra de Seguridad y excandidata presidencial de PRO, Patricia Bullrich, quedará diluida en lo que decidan los actores macro de la contienda. Por lo pronto, este martes no fue invitada a la reunión virtual en la que quedaron definidos los detalles del acto de reaparición de Macri, que probablemente será el jueves 1 de agosto en la Ciudad de Buenos Aires o en Vicente López. El expresidente, acompañado de gobernadores y legisladores nacionales, será el orador principal. Establecerá en su discurso las pautas de convivencia para lo que queda del primer año de gestión de Milei.
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