MIENTRAS HAYA SECRETOS, LOS RIESGOS DE LA VOLATILIDAD PERSISTIRÁN

0
24

El mercado le pone desafíos al Gobierno con sus cambios de ánimo que le generan volatilidad, pero el principal elemento que le genera ese comportamiento en el último tiempo se lo impone él mismo, con el manejo de la información. En la medida en que las señales sean confusas y contradictorias, tiene un problema latente que le dificultará alcanzar su objetivo de domar el riesgo país y volver pronto al mercado internacional de deuda.

El acuerdo con Estados Unidos estuvo rodeado de mucha incógnita. Un alto funcionario del equipo económico reveló esta semana a El Cronista en una charla informal: “No podemos revelar los detalles porque el mercado se nos adelanta si lo hacemos y porque la otra parte es muy estricta en cuanto a la información que damos”.

Lo cierto es que, tal como quedó demostrado este viernes, cuando el Wall Street Journal salió a poner en duda el monto de u$s 20.000 millones para la asistencia de los bancos internacionales, si la información no está disponible, el mercado está atento a cualquier indicio que pueda haber para descubrirla.

De hecho, apenas se conoció la información que había publicado el Tesoro de EE.UU. sobre el préstamo de DEGs a la Argentina, todos los medios salieron a publicarla y la consultora 1816 elaboró un informe especial que tuvo mucha repercusión.

Esto lo que demuestra es que, cuando el tigre se oculta, todos están desesperados por cazarlo e intentan contarle hasta las rayas para saber bien si es el correcto, de qué se trata. La verdad oculta está llena de suspicacias y genera sospechas. Mientras que, cuando se lo muestra en el zoológico todos lo miran y pocos lo cuestionan. La verdad revelada, aunque sea a medias, no es tan intrigante como la oculta.

Eso se vio con el swap chino. Es cierto que poco se sabe de las condiciones que impuso China para ese acuerdo, las tasas nunca se revelaron y las condiciones generaron comentarios, pero tuvieron poco efecto en la volatilidad de los mercados. Y es que, desde el comienzo se supo que se trataba de unos u$s18.500 millones y que se activó un tramo de u$s 5000 millones (equivalentes a 35.000 millones de yuanes, la moneda china), que fue renovado para que Argentina no tenga que cancelarlos en reiteradas ocasiones. Eso generó cierta satisfacción en el hambre de información.

Sin embargo, en lo que respecta al swap con EE.UU. hay mucha opacidad. Los analistas de mercado lo advierten constantemente. “La información aún no es completa, es presentada en términos muy generales e inespecíficos, y persisten preguntas sobre las condiciones a las que está atada esta asistencia”, advierte Emilia Val, experta en deuda del CONICET.

Casi todo lo que hoy se sabe se sabe por las deducciones que el mercado hace de los datos disponibles. Así se calcularon los montos de la asistencia, así se descubrió cuánto había ganado EE.UU. y así supimos lo de las letras del BCRA que no tenían un detalle claro, que desaparecieron rápido y pasaron a ser una activación de un tramo del swap y luego apareció el préstamo de los DEGs.

El gran problema son las suspicacias que todo esto genera y que se fundamentan en el hecho de que, si bien es cierto que los swaps como no se caracterizan por ser demasiado transparentes al realizarse entre bancos centrales, lo que hace que no estén sujetos a control parlamentario, esta vez está más marcado por el carácter de rescate de emergencia que tuvo y que contribuyó a sostener al gobierno antes de las elecciones.

“Tampoco sabemos que demandará EE.UU. a cambio, aunque algunas ideas circulan, como la búsqueda de posicionar mejor a las empresas e inversiones estadounidenses, además de reducir la presencia china en el país”, indica Val.

Y un tema no menor es que los actores de estas negociaciones comparten un origen en el mundo de las finanzas. De hecho, nunca queda demasiado claro cuál es el rol de JP Morgan en toda esta historia. Pero, el hecho de ver que los actores vienen del mundo de las finanzas sugiere a veces alguna omisión de las reglas que rigen los asuntos públicos.

Todo esto hace que el mercado esté muy atento al trasfondo del acuerdo y a medida que haya datos que vayan saliendo a la luz entre desmentidas y confirmaciones de distintas partes oficiales y del mercado, la volatilidad seguirá latente y sujeta a las sorpresas que se esconden detrás del velo.

En la medida en que el Gobierno guarde el misterio y no compre dólares o no genere condiciones locales que realmente sirvan para eliminar el riesgo de volatilidad, el problema sigue latente y el mercado no es responsable, solamente reacciona a los datos que pueda conseguir.

El Cronista