SERGIO MASSA PISÓ MÁS EL GASTO, PERO POR EL EFECTO SEQUÍA NO ALCANZA PARA CUMPLIR CON EL FMI

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El déficit fiscal de abril trepó, a pesar de que las erogaciones corrientes y de capital fueron muy inferiores a la inflación. El fuerte impacto de la sequía en los ingresos complica el panorama.

En abril, el gasto corriente “base caja” aumentó 88,7% anual. Las erogaciones en salarios, jubilaciones, prestaciones sociales y subsidios -donde se concentra el grueso del gasto- crecieron 20 puntos menos que la inflación anual. Así y todo, el déficit primario nominal aumentó 318,5% en comparación con abril de 2022 y la meta fiscal del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el segundo trimestre luce incumplible. Todo por el efecto de la sequía en los ingresos, que crecieron, el mes pasado, casi 37 puntos menos que el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

El Tesoro reportó, el lunes por la noche, un déficit primario de $ 331.373 millones para abril y un rojo acumulado, en el cuatrimestre, superior a $ 1 billón, o 0,59% del PBI. 

Para Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, que mide semanalmente el ajuste del gasto público desde que Sergio Massa asumió como ministro de Economía, un escenario de programa con el Fondo cumplible requeriría una dinámica de déficit de en torno a 0,2%. “La dinámica solo viene mejor respecto a 2020, así que muy mal respecto a poder cumplir el acuerdo con el Fondo y tener una perspectiva más sostenible de financiamiento”, dijo el economista.

En esa línea, Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma tuiteó que, en apenas un mes, el Gobierno consumió el 78% de la meta nominal para el segundo trimestre del acuerdo con el FMI. En los primeros tres meses, el déficit fue 156% superior al tope nominal. Mientras el Gobierno negocia con el staff técnico para flexibilizar las metas, el FMI hizo saber que la negociación “incluye políticas para mejorar la sostenibilidad fiscal y fortalecer las reservas”. El ajuste debe continuar, a pesar de la caída de ingresos.

Recorte de gastos

Eso se observa en los últimos datos publicados. En abril, el gasto en Prestaciones Sociales aumentó 89,6% anual, o casi 20 puntos menos que la inflación. Los subsidios económicos -incluidos los energéticos- crecieron 75,7% en términos nominales, o 33 puntos porcentuales menos que los precios. Las transferencias corrientes a provincias se derrumbaron: fueron apenas 30,9% superiores, nominalmente, a las de abril de 2022. Entre las partidas de gastos corrientes más relevantes, solo creció más que la inflación la que engloba transferencias a universidades: 123,2% anual.

Los gastos de capital también siguen una lógica contractiva. El aumento nominal fue del 99,4%, o casi 10 puntos por debajo de la inflación. Y eso a pesar de que todos los cañones apuntaron al gasoducto Néstor Kirchner. Las erogaciones para obras energéticas crecieron 469,8 por ciento anual. El gasto en vivienda se recuperó y aumentó 119,6%. Los recursos para transporte y agua y alcantarillado aumentaron muy por debajo de los precios: 53,8% y 78,2%, respectivamente. Los destinados a infraestructura educativa, directamente, cayeron en términos nominales: -29,8% anual.

“Se observaron caídas significativas en los rubros de subsidios al transporte (45,9%), bienes y servicios (43,1%) y asignaciones familiares (38,4%)”, sostuvo Nadín Argañaraz, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Por otro lado, aumentaron subsidios a otras funciones (84,5%), otros gastos corrientes (27,7%) y transferencias de capital a provincias (23,3%)”, prosiguió.

Economía “priorizó durante abril las asignaciones financieras destinadas a las políticas de inclusión social, y a los programas de inversión pública con énfasis en la infraestructura energética”, indicó Hacienda en un comunicado. “La moderación sostenida para la ejecución del resto de los gastos presupuestados morigeró el impacto negativo” de la caída de la recaudación. “La variación interanual real del gasto primario fue negativa (-9,7% anual)”, continuó.

La caída de los ingresos fue de 17% en términos reales, principalmente por la merma de recursos asociados al comercio exterior y a pesar de que la recaudación de IVA Neto y Seguridad Social se sostiene en términos positivos. Los recursos totales cayeron más que la recaudación, porque las “rentas de la propiedad” se contrajeron en términos nominales, -34,5%. Ahí computaba el Tesoro la “contabilidad creativa” vinculada a la deuda pública.

“Los niveles de gasto devengado revelan que el Gobierno frena partidas en niveles superiores a los observados en el base caja del primer trimestre”, indicó Analytica antes de conocido el dato oficial. “El ajuste viene ‘de arriba hacia abajo'”, concluyó. Y advirtió que “aún está por verse la parte más dura de la contracción fiscal”.

El Cronista

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