Natalia Kabarbian, arquitecta y de Ciudad de Buenos Aires, gestó y parió una iniciativa artística que crece sin pausa en las redes sociales. Con líneas negras finas, gran estilo y coloreo digital, va al lugar donde está la casa y registra detalles. “Es una forma de honrar nuestra historia”, asegura.
La arquitecta porteña Natalia Kabarbian ilustra casas antiguas de la Ciudad de Buenos Aires que fueron demolidas o están por demolerse, en una experiencia artística que acumula más de 20 fachadas de casas dibujadas en pluma negra y acuareladas digitalmente, y otras decenas en lista de los barrios de Barracas, Paternal, Devoto, Caballito, Palermo y Chacarita, entre otros. “Hay un relato que al demoler se corta y una memoria que se pierde, por eso ilustro para no olvidar. Es una forma de honrar nuestra historia”, dice Kabarbian, cuya cuenta de Instagram acumula miles de seguidores y ya proyecta un libro que reúna este trabajo.
Una tarde de junio, la arquitecta caminaba por el barrio de Belgrano, donde vive hace 2 años junto a su familia. Para ella y para tantos vecinos de la zona, la esquina de Olazábal y Vidal es un clásico, sinónimo de tradición y punto clave en los paseos. Pero esa tarde, en esa esquina, se topó de frente con la demolición en vivo.
Las cuatro casonas históricas de esa esquina, esencia y raíces de Belgrano, tiradas abajo frente a sus ojos. Como tantos otros edificios, casas, palacios y cúpulas que supieron ser patrimonio histórico porteño, que fueron demolidos o tienen carteles que anuncian que lo serán muy pronto. Crónica de una muerte anunciada, dice Kabarbian.
Esa misma noche se sentó a ilustrar la fachada con imágenes que había tomado, con un propósito: honrarla y no olvidarla. A partir de entonces, inició un camino que acumula la ilustración de más de 20 casas históricas, antiguas o coloniales de los barrios de Barracas, Paternal, Devoto, Caballito, Flores, Palermo y Chacarita. Y que promete muchas más.
Natalia Kabarbian gestó y parió “Ilustro para no olvidar”, un proyecto artístico que crece sin pausa en las redes sociales. Con líneas negras finas, gran estilo y coloreo digital, Natalia va al lugar donde está la casa y registra detalles: pone atención en estilos, formas, escalas, detalles. Comienza a dibujar ahí mismo y se toma unos días para terminar cada obra. Al pie del dibujo registra la calle, la altura, el barrio y el año de demolición.
En el posteo de Instagram acompaña la ilustración con una foto del vacío que deja la casa, o el nuevo edificio moderno por venir. El impacto visual es enorme, y el emocional también. Las casonas de Olazábal, por ejemplo, databan del año 1888 y eran obra del reconocido arquitecto italiano Alfredo Olivari, quien llegó a nuestro país con 21 años y construyó edificios emblemáticos como el Hospital Fiorito de Avellaneda y la Farmacia Franco Inglesa, entre otros.
Según datos del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la capital hay cerca de 140 mil edificaciones previas a 1941, de las cuales 18 mil tienen valor de patrimonio histórico y sólo 3 mil cuentan con respaldos legales.
“Muchas de las construcciones nuevas son simultáneas a las demoliciones, y muchas de esas demoliciones son edificaciones no recuperables. Ireemplazables. Que conforman una historia de tiempos, de barrios, con determinadas formas y escalas. Todo eso proporciona una identidad a Buenos Aires. Una casa puede estar catalogada o no, pero para la población hay muchas casas que tienen valor y sentido más allá de lo enmarcado por la ley”, reflexiona Kabarbian en diálogo con Télam, mientras comparte un cuaderno donde ilustró varias de las casas mencionadas.
Ilustro para no olvidar comenzó hace apenas unos meses pero el impacto fue creciendo y la ilustradora fue contactada por diferentes grupos de vecinos, asociaciones protectoras del patrimonio histórico e incluso legisladores que quisieron apoyar su trabajo. Pero este es, para ella, un proyecto eminentemente artístico.
“Hay un relato que al demoler se corta y una memoria que se pierde, por eso ilustro para no olvidar. Es una forma de revivirlo, de honrarlo. Ahora recibo mensajes de usuarios en redes con fotos de casas tapiadas, otros con datos y anécdotas que dan vida a las casas que ya dibujé. Se transformó en una red hermosa donde hay un interés general en común, una red necesaria ante la pérdida dolorosa”, explica.
Su abuelo, Varoujan Kevorkian, tenía en la casa familiar decenas de plumas. Era aficionado a los objetos de librería, tenía una regla antigua de madera que hoy usa Natalia para crear. Era compositor, filatelista y botánico, le gustaba dibujar plantas. Y en sus cuadernos Natalia encontró todo un trabajo que le fascina, una especie de herencia artística, un cimiento fundamental para su arte. Y algo de nostalgia.
Cuando ilustra repasa muy bien cada línea, registra con cuidado cada mueca y la intención que tuvo el arquitecto de la casa, para poder captar la esencia y reproducirla lo más fielmente posible. Kabarbian trabajó, anteriormente, en una serie de ilustraciones de edificios de Buenos Aires que todavía conservaban sus buzones de cartas, como el Banco de Londres y el Luna Park, entre otros. La nostalgia del Buenos Aires perdido.
Las protagonistas de la historia
Una de las ilustraciones que se destacan en la obra de Kabarbian es la que dibuja la fachada del edificio Villa Virginillo, una de las últimas construcciones históricas de Chacarita, con nombre en su fachada y un águila antigua en el frente. El edificio databa de 1908, estaba en la esquina de Córdoba y Dorrego y fue demolida en 2021.
Villa Virginillo era de estilo art nouveau, con ventanas y puertas curvadas, y rejas hechas con un delicioso diseño forjado. Pero este edificio no era sólo fachada sino también historia, porque fue el lugar donde se grabó parte de la película “Sólo por hoy” (2001), dirigida por Ariel Rotter y musicalizada por Gustavo Cerati.
La lista sigue con una casa única de estilo neocolonial que estaba situada en la esquina de Juncal y Laprida, en Barrio Norte, y fue demolida. En este caso, además, fue volteada en simultáneo una casa contigua que fue construida en el mismo momento, a la par.
En Giribone al 1500, en el barrio de Villa Ortúzar, estaba la emblemática Casa Azul, una vivienda que no está catalogada como patrimonio histórico pero es identitaria para los vecinos. Tras la publicación, Kabarbian recibió mensajes en sus redes con historias y anécdotas de personas que tuvieron alguna vez el lujo de conocerla.
Entre otras tantas ilustradas para no olvidar, destaca la de Virrey Avilés al 3100, una antigua casona donde vivían tres hermanas, una de ellas Chela, conocida y querida por los vecinos. Una vivienda con carpintería de madera, pisos de pinotea y cerramientos de herrajes antiguos de un valor incalculable. Cuando las dueñas no pudieron tenerla más, la casa fue donada al distrito escolar 10 para que fuera un espacio educativo, pero sufrió la misma suerte que muchas otras y fue subastada y demolida.
Para no olvidar
Luego de ilustrar tantas casas, el círculo virtuoso del arte de Natalia se expandió y tras haber dibujado el tradicional edificio del Hotel Plaza, en la ochava de Marcelo T. de Alvear y San Martín, Natalia coincidió con Alejandro Machado, otro arquitecto e investigador que realiza un recorrido peculiar por las cúpulas demolidas de la ciudad y las recopila en su Instagram.
También se contactaron personas que viven en otras partes del país y del extranjero, que están comenzando a hacer algún registro similar de lo que sucede en sus ciudades. “Este un proyecto que no tiene un límite, sino un propósito. Y si del otro lado hay personas que quieren ilustrar su ciudad, es bienvenido e invitado. Es esa la apertura que me interesa y para mí no hay mejor honra. Porque esto no muere en mí: se expande”, agrega Natalia.
Muy pronto y a modo de ampliar el trabajo artístico, la propuesta Ilustro para no olvidar tomará forma de proyecto editorial, y cada ilustración estará acompañada por un texto breve que relate la historia de la vivienda y termine de reconstruir (y mantener viva) la memoria.
Se puede ayudar económicamente a este proyecto independiente y autogestivo a través de este link.
Telam