ATENTADO A LA AMIA: UN LIBANÉS SE PRESENTÓ ANTE LA JUSTICIA ARGENTINA  

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Hussein Mounier Mouzannar está acusado de haberle provisto un certificado de trabajo en 1993 a una persona que supuestamente tuvo un rol central en el ataque. Los actos por el nuevo aniversario.

A horas del 29º aniversario del atentado contra la AMIA, un ciudadano de origen libanés, acusado de tener una relación más bien lejana con el ataque, se presentó por primera vez ante la Justicia argentina y pidió declarar. En realidad, el fiscal Sebastián Basso acusa a Hussein Mounier Mouzannar de haberle provisto un certificado de trabajo en 1993 a un sujeto llamado Salman El Reda, que tiene numerosos alias, y que supuestamente fue un protagonista central del atentado contra la mutual judía. El certificado de trabajo fue uno de los documentos que le permitieron a El Reda conseguir la ciudadanía y luego el pasaporte de Paraguay, uno de los tantos documentos con los que se movió por distintos países y habría sido el organizador no sólo del ataque contra la AMIA sino también contra la Embajada de Israel en Buenos Aires. El fiscal Basso pidió la captura de Mouzannar en junio, medida que fue convalidada por el juez Daniel Rafecas y ahora el paraguayo/libanés presentó un abogado, Andres Gramajo, quien le hizo saber al fiscal que quiere declarar, que no recuerda conocer a El Reda, que tampoco reconoce su firma en el certificado y que, en todo caso, no tiene la menor relación con Hezbollah ni con el terrorismo.

Teléfono desde El Líbano

Mouzannar es muy conocido en Ciudad del Este, Paraguay, donde construyó un auténtico emporio comercial. El pedido de captura derivó en que le embargaron todos los bienes y, según la fiscalía AMIA, el mismo día en que se libró la orden de detención, Mouzannar se tomó un avión desde Brasil a El Líbano. Desde allí y a través de miembros de la comunidad libanesa en Buenos Aires, tomó contacto con el abogado Gramajo y éste se presentó en la fiscalía el viernes pasado.

Según le dijo Gramajo a Página/12, su cliente quiere declarar, pero no es seguro que quiera hacerlo, detenido, en Buenos Aires. La orden de captura implica que ni bien llega a algún aeropuerto, le pondrán las esposas. Por lo tanto, una deducción lógica es que quiere declarar de manera remota, desde El Líbano, algo que difícilmente se le acepte a alguien que, desde el punto de vista judicial, es un prófugo.

Mouzannar no recuerda nada de 1993 -insistió Gramajo-. No recuerda haber extendido ese certificado de trabajo y está seguro de que ni siquiera conoce al tal El Reda. Habría que ver el certificado y peritar la firma, porque Mouzannar piensa que podría no ser suya. Era una persona conocida en la comunidad libanesa de Paraguay. Eso sí, mi cliente asegura que nunca tuvo la menor relación con El Reda y mucho menos con Hezbollah ni con el terrorismo”.

Aunque no lo dijo, Gramajo dio a entender que en una comunidad de inmigrantes no es inhabitual que alguien le haga un favor a otro, sin que por eso tenga que ver con sus actividades. 

Jugadas típicas 

Como publicó este diario el 16 de junio, se hizo una enorme alharaca por el pedido de captura de cuatro personas de origen libanés. Por los títulos, parecía que se trataba de cuatro peligrosos terroristas, y resultó que los buscados son comerciantes que, supuestamente, colaboraron para que El Reda obtuviera la nacionalidad y el pasaporte de Paraguay a principios de los años 90. Ya tenía por entonces pasaporte colombiano. 

Estos fueron los imputados:

  1. Mouzannar firmó un certificado de trabajo.
  2. Alí Hussein Abdallah le habría conseguido un certificado de domicilio.
  3. Farouk Omairi participó de los trámites, porque tenía una agencia de turismo que se dedicaba a eso.
  4. Abdallah Salman, alias José El Reda, quien hace rato tiene pedido de captura, es hermano de Salman El Reda y lo habría asistido en todo. Abdallah ya estuvo detenido en Argentina a raíz de que trató de introducir dólares falsos. Eso fue en 1992.

A los cuatro, el fiscal Basso los acusó por integrar una asociación ilícita, Hezbollah, para perpetrar acciones terroristas. Pero en su dictamen no se les atribuye ninguna otra acción o relación con Hezbollah. Lo habitual en la causa AMIA, grandes títulos, pequeñas o nulas evidencias.

Declarar no es fácil

Como es lógico, no tiene validez legal que un abogado se presente en la fiscalía-AMIA con una autorización firmada por Mouzannar. Se requiere una firma certificada, en este caso ante la embajada argentina en Beirut. Según informó el doctor Gramajo, el trámite está en marcha.

Sin embargo, habrá que ver si el fiscal y el juez aceptan que se presente un abogado de un prófugo. Es más, ya salió un pedido a El Líbano para que Mouzannar sea detenido y entregado a la Justicia argentina. Con esa óptica, tampoco parece probable que se acepte tomarle declaración vía Zoom.

De manera que la lógica es que Mouzannar tendrá que decidir si viene a la Argentina, acepta quedar detenido un tiempo, declara y pide la excarcelación, con el riesgo de que no se la concedan.

En agosto de 2003, el exembajador de Irán en Argentina Hadi Soleimanpour fue detenido en Londres por pedido de la Justicia  nacional. El entonces juez Juan José Galeano envió casi 400 páginas de pruebas, pero un juez británico y luego el ministro del Interior coincidieron en que no había evidencia suficiente en su contra. Lo dejaron en libertad a mediados de septiembre de 2003, es decir que transcurrieron unos 20 días hasta que se pudo volver a Teherán.

La acusación contra Mouzannar es muchísimo más leve que contra Soleimanpour, acusado de permitir el ataque contra la AMIA. Aun así, la Justicia argentina -y en especial la fiscalía-AMIA- siempre magnificó las pruebas y las evidencias, por lo que el libanés debe calcular que no le será fácil conseguir que lo desvinculen. Es más, el expediente tiene un marcado impacto geopolítico, con la presión de la derecha norteamericana e israelí, además de la dirigencia de la comunidad judía argentina, todos concentrados en responsabilizar a Hezbollah e Irán por el ataque. El año pasado, poco después del 28º aniversario, se conoció un informe del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel -lo publicó The New York Times– que aseguró que ni argentinos ni iraníes colaboraron con el atentado, pero eso exhibió una vez más que la causa AMIA consiste mucho más en informes de inteligencia que en evidencias judiciales.

Al cumplirse 29 años del atentado, parece claro que las fuerzas de seguridad y la Justicia argentinas no pudieron esclarecer el ataque. Hoy por hoy, sigue sin saberse de dónde salió el explosivo, dónde se armó la camioneta-bomba, quién entró al país para organizar el atentado y quién manejó la Trafic hasta la calle Pasteur. Por supuesto que lo que no se investigó en la primera semana, es difícil que se averigue casi 30 años más tarde. 

Los actos 

Este martes, frente al predio donde se produjo el atentado, en Pasteur 633, a las 9.53, la hora en que explotó la bomba, la AMIA y DAIA encabezarán el acto oficial por el 29º aniversario. El cierre estará a cargo del titular de AMIA, Amos Linetzky. En principio hablarán tres familiares de las víctimas y un amigo, dando testimonio de estos 29 años de fracaso en la investigación. 

Este mismo martes, también a las 9.53, en Plaza Lavalle, frente a Tribunales, se hará el acto de Memoria Activa, la agrupación de amigos y familiares de las víctimas. El título del acto es “Testimonio de la impunidad: un Estado culpable por falta de justicia y por no proteger la vida”. Los oradores serán Rodrigo Borda, el abogado de Memoria Activa, la integrante del CELS Paula Litvachky y cerrarán Adriana Reisfeld y Diana Malamud, referentes de Memoria Activa. 

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