En tiempos de apogeo kirchnerista cada obra lleva el sello de Miguel Ángel Pichetto en Río Negro cuando era el jefe del bloque del Frente para la Victoria en el Senado, líder político y llave de ingreso a despachos nacionales para su provincia. Todavía quedan pintadas en algunos sitios de aquel distrito del que alguna vez intentó ser gobernador.
La dinámica de la política, la división del peronismo y su acercamiento a Mauricio Macri en el 2019 lo llevaron de regreso a Buenos Aires, provincia a la que representa como diputado nacional desde el 10 de diciembre.
Sorprendió la semana pasada que lo visitara el actual gobernador Alberto Weretilneck, de Juntos Somos Río Negro, aunque no tanto. Pichetto amplió el bloque Hacemos Coalición Federal y sumó a partidos provinciales como el de su terruño. Es parte del impacto generado por Javier Milei en todo el universo partidario. De hecho Weretilneck acababa de firmar un acuerdo por otras con el jefe de gabinete Guillermo Francos.
Weretilneck y Pichetto tienen como circunstancial adversario común a Axel Kicillof. El diputado tiene una distancia ideológica fuerte con el exministro de Economía de Cristina Kirchner mientras que el mandatario del sur si bien no tiene enemistad sí le disputa la instalación de una planta de GNL en Río Negro que también pretende Bahía Blanca.
“Eso lo define YPF”, señalaban cerca de Pichetto sobre el acuerdo de Petronas. Claro, la cuestión le genera conflicto de intereses distritales.
La verdad es que el exintendente de Sierra Grande y jefe de Hacemos Coalición Federal no estaría pensando en regresar a su tierra rionegrina -que en realidad también es tierra adoptiva- pero sí mantiene un pie por allá y empuja y acompaña proyectos que generen posible desarrollo regional como el oleoducto con salida por Punta Colorada en el Golfo de San Matías.
El Cronista
