ARGENTINA Y UNA TEMBLOROSA ESTABILIDAD QUE CUIDAR

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La lectura del Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, sobre el rol de nuestro país en la región colisionaron con las declaraciones de Juan Grabois y Emilio Pérsico respecto a la situación social. Qué significan los cambios en el gabinete y por qué el FDT, aparentemente, precisa una mesa política.

La visita del Asesor de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan, a la Argentina y a la Casa Rosada dejó como saldo una pequeña certeza que suelen empañar las desinteligencias discursivas y mensajes contradictorios en los que incurren habitualmente funcionarios del gobierno: la política exterior del oficialismo argentino es mucho mejor de lo que aparenta.

Con gobiernos de izquierda más o menos hostiles en Bolivia, Perú y Venezuela, y situaciones de estrés institucional en Chile y Colombia, con importantes estallidos sociales, las posibilidades de interlocución para el gobierno estadounidense en América del Sur se han reducido sensiblemente.  Sobre eso, el liderazgo de Jair Bolsonaro es, por fuera de su país, simplemente impresentable. En ese marco la importancia de Argentina en la interlocución regional es desproporcionada a su tamaño, su posición y sus urgencias económicas. Un dato sobre el que el gobierno de Alberto Fernández ha trabajado en forma consciente.

Las reuniones de Sullivan con las autoridades locales, aun sin negar las diferencias de visión existentes, buscaron potenciar coincidencias, trabajando en los núcleos de interés de cada una de las partes. Para los Estados Unidos, Argentina es un actor institucionalmente estable, capaz de dialogar con gobiernos tanto de derecha como de izquierda en toda la región. Para una administración que en su correlación de fuerzas interna no ha logrado cumplir su promesa de retomar las medidas de acercamiento parcial a Cuba de la última presidencia de Barack Obama, ni librarse de la herencia trumpista de Luis Almagro y el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone -dos halcones que acrecientan su impotencia regional-, es más importante hoy tener socios que seguidores, aun cuando los acuerdos con estos sean, en el mejor de los casos, parciales. El recuerdo del rol de Lula durante la primera década del siglo puede ser un buen ejemplo de las posibilidades de este enfoque, incluso tomando en cuenta las diferencias de peso específico de Brasil y Argentina.

Las coincidencias son importantes en relación a la agenda climática, una de las prioridades globales de Biden, que Alberto Fernández ha mencionado en todos los foros en que fue parte, y la posibilidad de liderar el esfuerzo a nivel sudamericano aparece como un punto de trabajo en el horizonte cercano. En un contexto en que la deuda con el Fondo Monetario Internacional, donde Estados Unidos tiene un rol decisivo, ocupa un lugar excluyente en las preocupaciones bilaterales argentinas, la visita de Sullivan es testimonio de que, incluso en condiciones nacionales adversas, hay posibilidades para desarrollar una política con más de un tablero. 

En la tarde del viernes, el gobierno hizo a Sullivan y los demás funcionarios una demostración adicional de fortaleza institucional cuando reunió a empresarios y sindicatos de varios de los principales sectores destacados en el Investment Climate Report del Departamento de Estado, así como otros de interés especial en la transición ecológica como el automotriz. Daniel Herrero de Toyota y Ricardo Pignanelli de SMATA mostraron las posibilidades de una Argentina que sigue el dogma del Papa Francisco, según el cual la unidad es superior al conflicto y el tiempo es superior al espacio en la misma semana en que la administración Biden marcó su camino de movilidad eléctrica y Ford lanzó la versión eléctrica de su icónica F-150. Otros sectores, como el digital y de hidrocarburos escenificaron posibilidades de inversión existentes en el país aún en crisis, aunque es el farmacéutico el que cuenta con las aperturas más interesantes. La necesidad de incrementar la producción de vacunas a nivel global podría derivar en transferencias tecnológicas para que el país produzca las vacunas de Moderna y Pfizer-BioNTech, basadas en la tecnología ARNm. El potencial de este desarrollo excede largamente a la crisis del coronavirus y podría servir para combatir enfermedades virales endémicas, al tiempo que permitiría al país subir un escalón más en su capacidad de producir principios activos en medicamentos biológicos, una posibilidad que tienen pocas naciones a nivel global.

China sobrevoló toda la gira sudamericana de Sullivan, que dejó claro que se trata, al menos en el continente, de una preocupación más de seguridad que económica. En Argentina, las autoridades estadounidenses buscaron y obtuvieron el reaseguro de la parte argentina de que la construcción de un centro de abastecimiento logístico antártico en Tierra del Fuego se haría con fondos del presupuesto nacional. Las redes de comunicación de 5G, una de las grandes preocupaciones estadounidenses, si bien fueron abordadas, no formaron parte de la agenda urgente. 

En ese rubro, la Argentina reprochó el respaldo implícito norteamericano al veto británico a la adquisición de tecnología militar occidental. En una audiencia ante el Congreso de su país, la próxima directora del Comando Sur, Laura Richardson, llamó a facilitar las gestiones argentinas. Una decisión diferente podría empujar al país a los brazos de China.  El flamante ministro de Defensa, Jorge Taiana, deberá tomar en cuenta equilibrios complejos a la hora del necesario reequipamiento de las Fuerzas Armadas. 

Un día antes de llegar a nuestro país, Sullivan visitó Brasil, donde se reunió junto a su comitiva con el presidente Jair Bolsonaro. Janaina Figueiredo contó en el Diario O’Globo que el presidente brasileño manifestó a sus visitantes que trabaja para evitar ser él mismo víctima de un fraude electoral, “como lo fue Donald Trump”. Si la afirmación de Bolsonaro fuera cierta, los autores de tal fraude habrían sido sus contrapartes. La perplejidad de las autoridades estadounidenses ante estas afirmaciones es fácil de adivinar. Brasil es, para los Estados Unidos, mucho más importante que su presidente y, de acuerdo a todos los trascendidos, se le ofreció profundizar la cooperación y la alianza militar con la OTAN a cambio de excluir a Huawei de las redes nacionales de 5G, algo que Brasil deberá considerar a la luz de sus intensas relaciones económicas con China, su principal socio comercial, destino del 30% de sus exportaciones. La afirmación sobre Trump y el fraude, sin ninguna prueba que lo avale, da cuenta de otro gran problema para la seguridad regional que deberá considerar Taiana. El consenso democrático sudamericano está roto. Los casos del gobierno de Venezuela, el golpe en Bolivia, las movilizaciones de Fujimori en Perú o la represión en Colombia ofrecen distintas aristas para esa preocupación. Bolsonaro, a diferencia de Trump, tiene de su lado a un sector expresivo de las fuerzas armadas y de seguridad, aunque los mecanismos institucionales de Brasil -poderes legislativo y judicial- aparezcan sólidos.

La relativa solidez institucional argentina es un activo tanto interno como externo, pero es frágil. Los intercambios de chicanas del sistema cuando la pobreza es la mayor en dos décadas y el PIB per cápita es similar al de la última crisis, sólo alimentan la sensación de desamparo. Lo refleja el número de indecisos y los niveles de entusiasmo por la campaña. La presentación de la candidatura de Javier Milei ante una pequeña multitud en Palermo es una señal de alarma. Con una gestualidad que recordaba a Mussolini, el candidato prometió en el mismo día quemar el Banco Central, cuestionó la seguridad de las vacunas y dijo que el cambio climático es un invento comunista. Lo acompañará la apologista del terrorismo de estado Victoria Villarruel. En un hecho inédito en el siglo XXI, la reivindicación abierta de la última dictadura militar saldrá de la marginalidad y podría incluso contar con una expresión legislativa en la Ciudad de Buenos Aires.

Mientras tanto, la apuesta de Estados Unidos a la Argentina como tembloroso faro de estabilidad se le contraponen las declaraciones de Juan Grabois y Emilio Pérsico. Ambos, con mayor o menor cuidado, advirtieron sobre la “delicada” situación social en el país. Pérsico, además, es secretario de Economía Social. No deja de sorprender la naturalidad con que los funcionarios designados por el Presidente replican críticas a la gestión política y económica del gobierno. En público y en privado. En voz baja y para no lesionar la unidad, algunos en el oficialismo recuerdan dos fenómenos que se dieron durante el gobierno de Mauricio Macri en relación a la organización que presiden Pérsico y el también secretario de Estado Fernando “Chino” Navarro: la sintonía político-operativa con María Eugenia Vidal y Carolina Stanley y la participación territorial en Cumplir, el espacio que llevó a Florencio Randazzo como candidato a senador nacional. Fue cuando Taiana se alejó de esa estructura y decidió acompañar a Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones que terminó ganando Esteban Bullrich. Tal vez el nombramiento de Taiana en Defensa tenga que ver, en parte, con esa conducta. 

En el kirchnerismo recuerdan que de aquella aventura randazzista también participaron Patricia “la Colo” Cubría -pareja de Pérsico y hoy diputada-, Santiago Cafiero como candidato a senador suplente y el flamante ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. A la unidad oficialista, que fue tan efectiva para el resultado electoral, le falta, aparentemente, algo parecido a una mesa política para que las heridas del pasado puedan suturar antes de reinfectarse. Es en ese marco que empiezan a asomar preocupaciones en un oficialismo que, al día de hoy y con un 35% de indecisos, prevé un triunfo ajustado en la Provincia de Buenos Aires. ¿Será esa la explicación por la cual tanto Victoria Tolosa Paz como Daniel Gollan desafiaron a un debate a los candidatos opositores? 

En la oposición los problemas persisten. Diego Santilli y María Eugenia Vidal están demorando más en despegar de lo que esperaba Horacio Rodríguez Larreta. Aún así en Uspallata descuentan un triunfo del Colo que mañana estará en La Plata junto a Patricia Bullrich en el marco del regreso de Mauricio Macri a la Argentina. Los expedientes inquietos contra ex funcionarios macristas que fueron noticia en las últimas semanas demuestran que en Comodoro Py leyeron el cierre de listas como el principio del fin del Calabrés al mando de Juntos por el Cambio. No es una sentencia: a muchos les había pasado lo mismo con Cristina. 

Es en esta constelación que el fin de semana se dio un hecho singular que pasó inadvertido. En un editorial de La Nación, ilustrado con una foto de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, el autor -que en casi todo el artículo coincide con la mirada de La Cámpora y Cristina Kirchner sobre el tema- determina sobre los dos jefes de inteligencia de la era Macri que “alegan una llamativa falta de responsabilidad en los hechos denunciados del organismo a su cargo y se refieren a sus subordinados como si fueran cuentapropistas que cometían presuntos delitos para su propio beneficio”. “El argumento es de una fragilidad extrema. Cuesta creer que agentes de rango muy inferior se atrevieran a espiar al jefe y al vicejefe de gobierno porteño, a la gobernadora de Buenos Aires y a familiares del presidente. Más allá de esa falta de sentido común, el desconocimiento que alegan Arribas y Majdalani sería difícil de aceptar en cualquier área del Estado. Pero es, sobre todo, inadmisible en una estructura de inteligencia diseñada para ser opaca hacia afuera y perfectamente transparente para su conducción”, concluye la voz del medio. Lo interesante del episodio no es tanto el contenido sino la tribuna que, según pudo saber #OffTheRecord, fue la llanura de disputa que eligieron Julio Saguier y Claudio Escribano para tensionar con Fernán Saguier, autor intelectual de la etapa jihadista de LN+. La incomodidad de la vieja guardia no parece estar en el rumbo editorial sino en la falta de sofisticación que advierten en la pantalla. Rumores.

Bonus track

  • El cierre de listas dejó, como siempre, debates sobre ganadores y perdedores. Ver en detalle ayuda a entender. En la provincia de Buenos Aires las secciones quedaron distribuidas de la siguiente manera: 
    • En la primera encabeza Luis Vivona de los intendentes.
    • En la segunda, Naldo Brunelli de la UOM, por el que pidieron Ricardo Pignanelli y Antonio Calo.
    • En la tercera, Mariano Cascallares, intendente de Almirante Brown.
    • En la cuarta, Walter Torchio, jefe comunal de Carlos Casares.
    • En la quinta, Pablo Obeid de La Cámpora. Es la pareja de Fernanda Raverta.
    • En la sexta, Alejandro Di Chiara, intendente de Monte Hermoso que jugó con Florencio Randazzo en 2017 al igual que Eduardo Bali Bucca, que encabeza en la séptima.
    • La cabeza de la octava fue para Ariel Archanco de La Cámpora.

Ivan Schargrodsky – cenital.com

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