CANASTAS ALIMENTARIAS, POR ARRIBA DE LA INFLACIÓN

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Una familia de cuatro integrantes necesitó 54.207 pesos en diciembre para comprar la canasta de bienes y servicios, y 22.680 pesos solo para la comida. 

La canasta básica total, con la cual se mide la línea de pobreza, subió 4,7 por ciento en diciembre. Así lo precisó este jueves el Indec. El centro de estadísticas oficial detalló que una familia de cuatro integrantes necesitó 54.207 pesos para no caer en la pobreza. 

La canasta básica alimentaria, que marca la línea de indigencia, subió en diciembre 5,1 por ciento. De este modo fueron necesarios para una familia representativa tener ingresos por 22.680 pesos para no se indigente.

En el informe del Indec se registró que la canasta básica total aumentó 39,1 por ciento en 2020, una cifra que se ubicó por encima de la suba del nivel general de precios de la economía, del 36,1 por ciento. 

Por su parte, la canasta alimentaria avanzó 45,5 por ciento. En este último indicador tienen una mayor participación los alimentos, que en los últimos meses han registrado fuertes remarcaciones.

En números redondos, en diciembre de 2019 una familia tipo necesitaba casi 39 mil pesos para no ser pobre, cifra que en diciembre de 2020 subió 54 mil pesos. A su vez, una familia representativa necesitaba a fin de 2019 algo más de 15 mil pesos para no ser indigente, monto que subió a algo más de 22 mil pesos a fin de 2020.

El aumento porcentual de la canasta básica total del 39,1 por ciento el año pasado fue menor que el de la canasta básica alimentaria en casi 6 puntos porcentuales. 

La diferencia se explicó principalmente por el peso de las tarifas de los servicios públicos y el transporte en la canasta total, los cuales se mantuvieron congelados desde inicio del año para evitar un impacto en el poder de compra de la población. Se trató de una medida de política económica ante la crisis sanitaria.

En el caso de la canasta alimentaria, las tarifas no se computan en el índice y tienen una gran ponderación alimentos de consumo masivo. En los últimos meses hubo subas fuertes en diversos rubros como la carne, la leche, las harinas y los aceites. Desde el Gobierno se avanzó en robustecer los programas de precios de referencia y al mismo tiempo un esquema de precios máximos.

La inflación minorista en el 2020 fue del 36,1 por ciento, con un alza del 42,1 por ciento en alimentos y bebidas. El aumento de la cotización internacional de las materias primas como el maíz, el trigo y la soja fue uno de los elementos que potenció la presión de precios.

En 2019 la canasta básica total había marcado un incremento de 52,8 por ciento, una cifra que fue casi 14 puntos porcentuales menor durante el acumulado del 2020. Por su parte, la canasta alimentaria había subido al mismo ritmo que la total en 2019, es decir 52,8 por ciento, al tiempo que en 2020 avanzó 8 puntos porcentuales por debajo de esa cifra, en un período en que el nivel general de precios también se redujo pasando del 54 al 36 por ciento (es decir bajando en 18 puntos). Colaboraron en esta dirección distintas herramientas de la política económica, que apuntaron a mantener la estabilidad del dólar comercial y evitar saltos en el precio de las tarifas.

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