La expresidenta encabezó un acto en Merlo, en el que disparó munición pesada contra el presidente. La búsqueda de bajar la tensión con el gobernador y la pelea por los recursos del puerto.
En su reaparición pública después de casi cinco meses, Cristina Kirchner reafirmó su estrategia. En medio de la desorientación y de las disputas internas que atraviesa buena parte de la oposición, el kirchnerismo incluido, volvió a colocarse en el centro del ring y llevó al extremo su confrontación con Javier Milei. Una semana después del choque a distancia que protagonizaron por el rumbo de la economía, la expresidenta retomó en un acto en Merlo la discusión con el presidente, al que trató de “lunático” y acusó de estar llevando al país a una nueva crisis de deuda. Con Axel Kicillof sentado en la primera fila, Cristina aprovechó además para ponerse por encima de las fuertes tensiones entre los armadores políticos del gobernador bonaerense y altos dirigentes de La Cámpora, la fuerza de Máximo Kirchner.
“Que se mueran todos de hambre y a vos te sobre la plata es fantástico, pero la gracia está en que la gente coma y vos puedas administrar el Estado también. No pagando deudas, ahogando a provincias, no haciendo obra pública, no comprando vacunas, no haciendo escuelas ni hospitales, así cualquiera”, fue una de las frases más filosas de la exposición que tituló “Sigue siendo la economía bimonetaria, estúpido”. En el cierre del acto, se oyeron cantitos de “Cristina presidenta”, que ella no se ocupó de censurar. Antes de subir al escenario tuvo un cara a cara breve con Kicillof, del que también participó la vicegobernadora, Verónica Magario, y el senador nacional Eduardo De Pedro. Después se sumaron los intendentes. Máximo Kirchner no pasó por Merlo. Los colaboradores de la expresidenta retrataron el encuentro y distribuyeron la foto. Todo un avance si se compara con la anterior aparición pública de Cristina, el 27 de abril, en Quilmes. Ese día, ni ella ni la presentadora del acto mencionaron al gobernador, que tampoco estuvo en la foto del backstage. En Merlo se cuidaron esos detalles. Una manera de reafirmar la idea de que el vínculo entre la expresidenta y el gobernador goza de buena salud, pese a todo. Ayer, ambos compartieron, además, el escenario de afuera.
En el discurso de Cristina no hubo alusiones a esa batalla interna. Sí, en cambio, retomó su interpelación a la cúpula de la CGT, a la que exhortó a dejar de lado los “movimientos tácticos” de acercamiento al Gobierno nacional y a reclamar por el atraso en las asignaciones familiares. “Hay nuevas demandas. El peronismo fue hacerse cargo de esas nuevas demandas. No podemos atarnos a las del 45. Nadie tiene que sentirse ofendido. Tenemos que sentarnos a la mesa para cranear cómo hacemos para representar al conjunto de trabajadores de la Argentina”, les dijo, en sintonía con el mensaje que mandó en su último documento, del viernes 6 de septiembre.
En la previa del acto, la tensión interna en el kirchnerismo había ido en aumento, a partir de la denuncia de la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, contra tres armadores políticos de Kicillof, el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, y los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Francisco Echarren (Castelli). Los acusó de orquestar una campaña de desprestigio en redes sociales. La invitación a Kicillof llegó con menos de 24 horas de anticipación. No la cursó el Instituto Patria, sino el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez. El convite no les llegó, en cambio, a Larroque, Ferraresi ni Echarren. Tampoco estuvieron el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, ni el intendente Mario Secco (Ensenada), dos axelistas de la primera hora. En el entorno de la expresidenta no se hicieron cargo de los faltantes en la lista de invitados. Dijeron que, a diferencia del acto de abril, en Quilmes, esta vez las invitaciones quedaron a cargo de la Universidad Nacional del Oeste y del municipio. Cerca de Menéndez dijeron que todo corrió por cuenta del Patria. ¿Quién sabe?
La incógnita que quedó flotando es si la centralidad que persigue la exmandataria se va a traducir el año que viene en una candidatura en la provincia o si recurrirá, otra vez, a la estrategia de volcar esa acumulación en otro dirigente. En las paredes de varios barrios del conurbano ya se puede leer la consigna “Es con Cristina y Mayra”. Ahí asoma la pelea de fondo al interior del kirchnerismo. ¿Cómo se van a definir las candidaturas en la provincia el año que viene y cómo incidirá eso sobre el proyecto presidencial de Kicillof? ¿Podrá el gobernador aspirar a encabezar la boleta de 2027 sin haber diseñado la oferta electoral de su fuerza en su propio territorio? ¿Podrá, después de la experiencia del Frente de Todos, postularse sin ser el jefe de su propio espacio? Por ahora, el gobernador decidió caminar por una cornisa delgada, habilitó la generación de tensiones para tratar de garantizarse una cuota en la toma de decisiones, sin quebrar la relación con la expresidenta. Es un vínculo cotidiano que se mantiene pese a la escalada de la confrontación interna. “Ellos le meten presión a Axel para forzarlo a la sumisión o a la ruptura, porque en política el que rompe paga los costos de la ruptura”, dice un funcionario leal al gobernador.
A las tensiones por los recursos del puerto se sumó el miércoles la participación de Kicillof, con columna propia, en la marcha contra el veto presidencial a la reforma jubilatoria. Ahí estuvieron todos los vetados en el acto de ayer en Merlo: Larroque, Ferraresi, Echarren, Bianco y Secco. Entre los armadores del axelismo, dicen que la aparición de Cristina tuvo entre sus objetivos restarle peso al acto que el gobernador va a encabezar mañana en Santa Clara del Mar, como parte de su propia construcción política. Será el segundo plenario de La Patria es el Otro, la agrupación de Larroque. Ese sector empezó a instalar un eje de cara a 2027: “Axel o Milei”. Habrá que ver cuál será la consigna de Máximo Kirchner, que la semana que viene encabezará un acto en La Plata.
Esta semana, las tensiones se concentraron en torno a la pelea por los recursos del puerto. Mendoza denunció el jueves que Larroque, Ferraresi y Echarren orquestaron una campaña en redes, por medio de microinfluencers y cuentas ficticias, para “atacar de manera coordinada” la publicación que ella y el intendente de Lanús, Julián Álvarez -ambos estuvieron ayer en la foto de intendentes-, habían hecho el martes con el reclamo por recursos del Puerto de Dock Sud, la principal terminal de contenedores de la Argentina, situada en Avellaneda. Sostienen que el tránsito de camiones con carga pesada hacia la terminal genera daños en las calles y en las redes cloacales de sus municipios, por lo que exigen que el consorcio del puerto les destine un fondo compensador. Argumentan que la silla compartida que tienen en el directorio les da derecho a intervenir en la distribución de los recursos y que, a diferencia de Avellaneda, que cobra impuestos y tasas municipales a todas las empresas que operan en la terminal, ellos no reciben ningún tipo de retribución. Dicen que el dinero no debería ponerlo Avellaneda ni la provincia de Buenos Aires sino Exolgan, la empresa concesionaria, parte de un consorcio internacional de origen singapurense. Los municipios no le ponen una cifra al reclamo, pero dejan trascender que solo la empresa Shell tributa a Avellaneda más de $20.000 millones al año, el equivalente a lo que recauda Lanús en materia de Seguridad e Higiene.
En la provincia cuentan otra historia. Kicillof recibió el mes pasado a Álvarez y se comprometió a compensar con obras a los dos municipios, dicen. Pero los intendentes dejaron de lado esa respuesta y siguieron adelante con el reclamo al consorcio del puerto. “No buscaban fondos, buscaban una confrontación para debilitar a Axel”, dice un funcionario provincial. Alineado con la gobernación, Ferraresi desestimó uno a uno los argumentos de Mendoza y Álvarez, por medio de un posteo en redes, en el que los acusó de mentirosos. En La Plata, agregan que la silla compartida de Lanús y Quilmes en el directorio responde a una decisión que tomó en 2019 María Eugenia Vidal para incluir en el consorcio a dos intendentes de PRO, Néstor Grindetti y Martiniano Molina. La disputa se da justo cuando Exolgan anunció una inversión de US$150 millones para la ampliación del puerto. Cristina demostró ayer que, por ahora, la pelea es administrable.
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