DESENCANTO Y RENUNCIA EN LA CANCILLERÍA

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“La casta diplomática es la más conservadora de todo el Estado Nacional, imposible meter un cambio de gestión; está bien que se la incomode un poco aunque no tanto”, el emisor de esa frase fue un alto funcionario del Gabinete, que, a pesar de sus críticas a la burocracia de la Cancillería ve con ligera preocupación las divergencias que comienzan a surgir en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto a partir de la intervención de alfiles libertarios puros.

Y es que la semana pasada debió irse el director de Derechos Humanos de la Cancillería, el diplomático Christian Machuca; que dependía de la Secretaría de Culto y Civilización a la que llegó recientemente el joven exlegislador bonaerense Nahuel Sotelo, un libertario de pura cepa que acompaña a Milei desde su lanzamiento a la política.

Su designación en esa área contó con el aval del tridente de hierro, conformado por los hermanos Milei y el asesor presidencial Santiago Caputo. Según trascendió, la decisión se tomó para colocar a un funcionario más alineado a las posturas ideológicas del Presidente.

También corrieron rumores que vinculan malestar de Sotelo con la interventora que Karina Milei colocó dentro de la Cancillería para auditarle la gestión a Mondino, Úrsula Basset. Ese movimiento fue uno de los mayor incomodidad generó al interior del ministerio.

“Es abogada especialista en familia, de casualidad sabe algo de teoría de las relaciones internacionales”, afirma un funcionario del cuerpo diplomático. Basset no tiene un cargo jerárquico, pero tiene mayor poder de decisión que casi cualquier funcionario del ministerio: todo lo que huela a Agenda 2030 como la aplicación de políticas de igualdad de género, de protección ambiental o de reducción de asimetrías sociales debe ser tachada.

El pasado también resulta una condena para ciertos funcionarios: el embajador argentino en las Naciones Unidas, Ricardo Lagorio, padeció el asedio del karinismo por haber militado la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta.

En ese plano, Mondino padece una intervención que antes solo se reducía a la figura de la abogada especialista en temas de Familia y que ahora abarca a Sotelo, abogado y fundador de la agrupación La Julio Argentino.

Aunque fue la única ministra que no fue mencionada por Milei en su acto partidario en Parque Lezama, no hay intenciones de buscarle un reemplazante. “No es Kissinger, pero creo que hace un buen equilibrio entre el conservadurismo diplomático y la radicalidad que quieren implementarle la mesa chica del Gobierno”, explicó un funcionario del Gabinete que conversa con Mondino semanalmente.

Varios diplomáticos de carrera escriben en privado a los periodistas que anotician lo que está aconteciendo dentro de la Cancillería. “A esta altura lo más digno es que, por honestidad intelectual se vayan revelando. Lo de Machuca es el puntapié de algo que va a pasar aún más seguido”, afirma un consultor de asiduo diálogo con la burocracia profesional del ministerio.

El Cronista

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