Como una mamá que lleva a su hijo a la escuela, Cristian Ritondo, Rodrigo de Loredo y Miguel Pichetto tomaron de la mano a La Libertad Avanza (LLA) y, con el presidente Javier Milei comparándolos con ratas y mostrando pública indiferencia por lo que ocurra en el Congreso, le entregaron la primera gran victoria al Gobierno libertario, con la media sanción de la Cámara de Diputados a la Ley Bases y el paquete fiscal. Los presidentes de los bloques del PRO, de la UCR y de Hacemos Coalición Federal (HCF) se ganaron la mención especial de la OPRA (la cuenta de X de la Oficina del Presidente de la República Argentina) y dieron por concluida su tarea. Ahora comienza un partido distinto. El Senado no cuenta con espadas legislativas de peso ni en el oficialismo tácito (el macrismo) ni en la oposición friendly (el radicalismo) para coordinarle a LLA con eficiencia el trámite de una ley, el peronismo no solo es numéricamente más potente sino notablemente más afilado y experimentado en la Cámara alta y la inexistencia de bloques “intermedios”, como HCF o Innovación Federal (clave el martes), hace que los márgenes de acción se acorten. La pelota está en el despacho de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, que tendrá su revancha después del rechazo al mega DNU, en marzo. Los focos se posarán, indefectiblemente, sobre ella. Será su gran noche, su Lollapalooza. La idea es iniciar el trámite en comisiones el próximo martes y la semana siguiente, entre el 14 y el 16 de mayo, llegar al recinto. Pero eso dependerá de una negociación con los jefes de bloque que aún no arrancó.
Un espejo que da bien.
Si se proyecta, espacio por espacio, sector por sector, bloque por bloque, lo que ocurrió en Diputados al Senado, el Gobierno tendría garantizada la sanción en general de las dos leyes, la bases y la fiscal. Al sumar los 13 oficialistas (LLA y PRO), 12 radicales (si no hay mini rebeliones y sin contar a Martín Lousteau, por ahora), los tres de Cambio Federal y Beatriz Ávila, habría 29 votos positivos. Si los senadores que responden a gobernadores actúan como lo hicieron los diputados, hay que sumar dos votos de Misiones, dos de Santa Cruz, uno de Córdoba, uno de Río Negro y uno de Neuquén. Un piso de 36, la mitad del Senado. El peronismo tiene 33, sólidos. Quedarían tres dudas: los peronistas Edgardo Kueider y Carlos “Camau” Espínola y Lousteau. El presidente de la UCR, una de las víctimas predilectas de la lengua presidencial y del trolleo libertario, va a resolver su juego en estos días. O al menos eso dicen en su entorno. Los diputados de su espacio, Evolución, votaron a favor, en general, de ambas leyes. Si sostiene esa posición, sería el voto 37 para que los dos proyectos se conviertan en ley.
Cinco alarmas.
Las cuentas difieren cuando la transferencia de votos de Diputados al Senado se enfoca en algunos títulos cruciales. Hay cinco ítems en los que el poroteo se ajusta lo suficiente como para que Villarruel no se relaje. Son la delegación de facultades, el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), la derogación de la última moratoria previsional (el título con menos votos positivos en Diputados, 125), el blanqueo de capitales (el que juntó más rechazos, 117) y la restitución de la cuarta categoría del impuesto a las Ganancias. Un sector del radicalismo rechazó al menos cuatro de estos cinco temas (todos menos facultades delegadas) y los legisladores de Evolución en Diputados, además, votaron en contra de Ganancias, lo que podría adelantar la posición de Lousteau. En estos títulos el oficialismo puede depender de detalles: una ausencia, una abstención, un vuelo que se demora o una permanencia en el baño que se extiende más de lo previsto e impide llegar a alguna votación. Así de ajustado podría ser.
El caso Vidal.
El gobernador santacruceño, Claudio Vidal, cuenta con dos diputados y dos senadores. Y los administra con la frialdad de un profesional del póker. En Diputados mandó a sus dos legisladores a dividirse: Sergio Acevedo se ausentó en el tratamiento en general y votó en contra de los cinco ítems más delicados en el Senado, mientras que José Garrido acompañó en general e iba y venía, entre ausencias, rechazos y abstenciones, en la votación en particular. Este juego ambivalente no alteró para nada el resultado en Diputados, pero si Vidal ordena lo mismo en la Cámara alta podría definir, para un lado o para el otro, artículos decisivos de las leyes de Milei. Naturalmente, es más fácil mostrar rebeldía cuando lo que se debate es la media sanción y no la sanción definitiva de una ley. Pero el ministro del Interior, Guillermo Francos, tiene tarea para el hogar con el clima en Río Gallegos.
Ganancias, en rojo.
La preocupación más grande para el Gobierno debería ser Ganancias y la creación de un nuevo régimen previsional, atado a la supresión de la moratoria, lo que le impediría acceder a una jubilación al 80% de las personas con edad para hacerlo. Un porcentaje que crece al 90% si se ajusta la mirada únicamente en mujeres. En esos dos títulos votó en contra el diputado del Movimiento Popular Neuquino (MPN), Rodrigo Llancafilo. El MPN tiene una senadora, Lucila Crexell. El rionegrino Agustín Domingo, alineado con el gobernador Alberto Weretilneck, también fue voto en rojo en el impuesto a las Ganancias. Weretilneck tiene una senadora, Mónica Silva. Con los números tan finitos para el oficialismo, de ellos pueden depender que estos capítulos prosperen o se caigan.
Franco triunfo.
Si Milei no llamó a Francos para felicitarlo, debería hacerlo. Además de todos los enrolados en el frente antes conocido como Juntos por el Cambio (JxC), los gobernadores de Córdoba, Misiones, Salta, Río Negro, Tucumán y Santa Cruz le garantizaron al Presidente el paquete de leyes que mandó en diciembre. Salvo las excepciones señaladas sobre los santacruceños o el rionegrino, solo la cordobesa Alejandra Torres se abstuvo en el capítulo del RIGI. Torres es la esposa de Osvaldo Giordano, a quien echaron de la Anses porque su mujer y diputada rechazó algunos artículos en el trámite de la Ley Ómnibus de febrero. El bloque Innovación Federal, donde conviven los legisladores de Weretilneck, Hugo Passalacqua (Misiones) y Gustavo Sáenz (Salta), fue una unidad casi inquebrantable que le garantizó a LLA ocho votos durante toda la jornada. Gran mérito del ministro Francos, que alineó a todos esos gobernadores sin darles a cambio prácticamente nada.
Corta