EL QUIEBRE MILEI – VILLARRUEL Y EL FANTASMA DE UN ESTALLIDO POLÍTICO

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El presidente explicitó la interna con su vice y sumó otro enemigo público. Gestiones a contrarreloj para “bajar” votos y el anticipo que dio Diputados sobre la fórmula previsional. La jugada de los gobernadores para centralizar las negociaciones con la Casa Rosada.

A 94 días de jurar como presidente, Javier Milei visibilizó, con su estilo brutal, la guerra fría que sostiene hace tiempo con Victoria Villarruel. La inclusión del DNU 70 en el temario de la sesión del Senado convocada para este jueves a las 11 detonó una crisis que estaba encapsulada.
En un comunicado, la Oficina del Presidente apuntó contra sectores que fijaron una “agenda propia e inconsulta”. No mencionó a la vicepresidenta, pero la lectura política fue unívoca: fulminó a Villarruel que, por impericia o malicia, permitió que en el menú del Senado figure el tratamiento del mega decreto presidencial.

El clima hostil arrancó el martes cuando la vice, en teoría sin posibilidad de negarse, incluyó el DNU en la sesión. Los tuiteros libertarios, que suelen caer en manada contra dirigentes y periodistas, se enfocaron en Villarruel. La nota presidencial reforzó esa lluvia ácida. Tarde, ya caída la noche del miércoles, en Casa Rosada buscaban descomprimir. A medias.

José Luis Espert, que tiene línea abierta con el presidente, tuvo una actitud sugerente. En LN+ le preguntaron si Villarruel intentaba desestabilizar al gobierno de Milei. «No sé», dijo. Ante la repregunta, amplió: «A la luz de esto, me genera dudas”. El diputado, repatriado al mundo Milei, alimentó un karma argentino: los chispazos y enfrentamientos entre los presidentes y sus vices.

En la pelea con su vice, Milei suma otro factor de riesgo: en tensión con los gobernadores y el Congreso, agrega un conflicto interno con Villarruel de derivación incierta. No logró, a priori, frenar la sesión ni sacar el DNU de la agenda. ¿Cuántos tropiezos soporta el presidente si, además de exponer una crisis política en La Libertad Avanza, el Senado le rechaza el decreto?

El texto presidencial se difundió mientras Villarruel encabezaba la reunión de Labor Parlamentaria, donde se define el temario de la sesión. La vice quiso postergar por quince días el tratamiento del DNU. La oposición se lo negó. “Por favor, ¿podemos parar esto? Los gobernadores están negociando”, suplicó. Una senadora le habló del mensaje presidencial.

– El presidente no tiene límites: mientras nosotros estamos reunidos, nos amenaza e insulta. Te falta el respeto –le dijo.
– No comparto el tono pero no me guio por esas cosas. Me dedico a hacer mi trabajo –contestó Villarruel.

Un hilo rojo conecta el comunicado presidencial y el intento fallido de la vice por ganar tiempo. La virulencia del mensaje oficial y el pedido desesperado de Villarruel, que se mostró agotada, confirman la matemática negativa del Senado: al atardecer del miércoles, el oficialismo no tenía los 36 votos necesarios para impedir que el rechazo del DNU.

En la Cámara Alta deslizan que la vice cometió errores. Su secretario parlamentario, Agustín Giustiniani, que trabajó con Federico Pinedo en la era Macri y luego en el bloque del PRO, conoce la dinámica legislativa. Pero lo de Villarruel parece una derivación política. En el Congreso se afirma que el diputado Guillermo Montenegro, un estrecho colaborador en la campaña, ya no está en el día a día. A raíz de los contactos de la vice con Mauricio Macri se tejieron teorías afiebradas. El expresidente es, respecto de la dinámica legislativa, mucho más activo de lo que trasciende.

Además de la metralla en redes, durante el miércoles Villarruel tuvo el “acoso”, según describió un colaborador, de la Casa Rosada para que baje la sesión o saque el DNU del temario. El vínculo de la vice con la cúpula libertaria está frío. A poco de asumir, pidió una oficina en Casa Rosada que Karina Milei nunca le cedió.

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“El número está muy justo. Quedan doce horas en las que puede pasar cualquier cosa”, le dijo, casi a medianoche, un legislador peronista a Cenital. En la oposición hubo una interpretación adicional sobre el mensaje presidencial: lo leyeron como un movimiento de presión sobre gobernadores para evitar que se junten los 37 votos en contra.

El DNU es el último ítem del temario de una sesión que se presume extensa y accidentada. Además, desde LLA se hizo circular la tesis de que para rechazar el mega decreto la oposición necesita juntar dos tercios de los votos, es decir 48 sobre 72. Apenas se confirmó la sesión, el Gobierno –vía Guillermo Francos y Nicolás Posse– buscó la asistencia de gobernadores aliados para voltear votos positivos.

Se montó sobre el buen indicio que tuvo en Diputados: logró que naufrague una sesión convocada por Hacemos Coalición Federal (HCF), el bloque que preside Miguel Pichetto, una sesión especial para discutir una fórmula de actualización jubilatoria. En ese movimiento fue clave la postura de gobernadores del PRO y de partidos provinciales que retiraron a sus legisladores, además del grueso del bloque de la UCR.

Ese episodio sirve como pista: el operativo que se activó en Diputados quizá no alcance para poner en riesgo los votos del Senado, pero invita a la Casa Rosada a especular que tiene mejores músculos para aprobar el DNU en la Cámara Baja. Milei, en su texto, jugó una carta puntual: linkeó el tratamiento “apresurado” del DNU con la iniciativa de fórmula jubilatoria que, escribió, “violentan el espíritu de acuerdo” del Pacto de Mayo.

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La atropellada de Milei contra Villarruel deja en segundo plano la interna que se juega en la oposición sobre quién maneja la agenda y los tiempos de la negociación con el presidente. En la sesión por la fórmula jubilatoria, los gobernadores hicieron valer su poder y desplegaron un gesto a la Casa Rosada al impedir que se trate el proyecto.

“En la primera línea de la relación con el Gobierno están los gobernadores, que son los que llevan la negociación con Milei”, explicó a Cenital un diputado del interior para quien los bloques legislativos deben esperar los movimientos de los jefes territoriales. “Cuando llegue el proyecto de Bases, ahí jugamos nosotros”, completó.

El salteño Gustavo Saenz, el cordobés Martín Llaryora, los renovadores misioneros de Hugo Pasalacqua y el diputado del PRO que responde a Rogelio Frigerio no aportaron al quórum. Tampoco la mayoría de los radicales del bloque que preside Rodrigo de Loredo, que activó la negociación bilateral en Casa Rosada, estadío superior a las conversaciones con Martín Menem, a quien los libertarios dicen que Karina Milei dejó “sin cerebro” cuando se llevó a su primo, Eduardo “Lule” Menem.

Suelto, junto a otros cuatro diputados, Facundo Manes bajó a una sesión que sabía que estaba perdida. El diputado suele decir que quiere formar un “Grupo de los Ocho” como el que creó, al inicio del menemismo, Carlos “Chacho” Álvarez. El del miércoles es, por ahora, el Grupo de los 5.

La fórmula de actualización previsional es un indicador interesante para entender la interna opositora. El proyecto de HCF no incluía un factor que para muchas provincias es esencial: la compensación a sus cajas previsionales. Es uno de los renglones en análisis en las charlas con la Casa Rosada.

Pablo Ibáñez – Cenital

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