La veda para la pesca y la reducción de carga de los embarques son algunas de las medidas adoptadas para lograr atravesar esta sensible situación.
Hay mucha preocupación por la bajante histórica del Río Paraná ya que afecta de manera directa no solo a la fauna y flora, sino que también a las industrias. El Río Paraná volvió a bajar por tercer mes consecutivo y su altura promedio en Rosario cayó 0,9 metros, cuando la medida histórica para el mes, ronda los 3 metros y medio.
Esta bajante provocó serios problemas en la navegación y las tomas de agua que están ubicadas en el río. “Al bajar los niveles se profundizan las condiciones de bajo calado para las naves que tienen que ingresar”, explicó el investigador asociado del Instituto Nacional del Agua, el ingeniero Carlos Paoli.
Asimismo añadió: “Con respecto a las tomas de agua, están ubicadas a determinada profundidad y pueden tener problemas en la captación”. Los especialistas ven muy difícil que esta situación mejore a corto plazo, “cuando se han producido situaciones críticas en los años ’70 siempre se ha dado acumulado en dos o tres años, no como ahora”, expresó el ingeniero.
Este fenómeno lograría postergar embarques de granos y derivados por una suma de más de 200 millones de dólares, y también profundizaría la situación que viven los pescadores de la zona. “El único lugar que nos queda para pescar es el cauce principal del Río Paraná”, manifestó el integrante de la asociación de pescadores de Santa Fe, Nelson Yapura.
“La mayoría de los pescadores que históricamente ejercieron la actividad en el interior del Río Paraná como en las lagunas, arroyos y riachos, con esta bajante, ya no pueden ejercer la actividad y tienen que salir al Río a buscar el pescado que es en la única parte donde se lo puede encontrar”, comentó Yapura.
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