QUIÉN ES PAULA ABAL MEDINA, LA PRECANDIDATA QUE LLEVA A EVITA COMO TALISMÁN

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Un retrato de la socióloga feminista que apareció en la política de golpe, aunque viene recorriendo los barrios, las universidades y las instituciones desde 2001. Historia de una mujer que llegó a la disputa electoral para quedarse.

Un sábado de julio inusual en Buenos Aires. La máxima llegó a 30 grados y la humedad transformó el aire en una garúa pesada. Parecía verano cuando un grupo diverso de mujeres, lesbianas, personas trans y no binarias entró al salón de UTE para asistir a la Asamblea Feminista de cara a las PASO del 13 de agosto, cuando se dirime la interna de Unidos por la Patria para las próximas elecciones presidenciales. En una ronda, la primera que rompió el hielo fue una travesti, luego habló un varón trans, y le siguió una mujer de la economía popular, una promotora de género, una liberada, una cartonera, una joven política y, cuando le tocó el turno a la candidata a vicepresidenta por Justa y Soberana, a Paula Abal Medina, estaba llorando.

Casi excusándose, dijo que estaba emocionada y que sentía mucha responsabilidad, porque si bien viene de una familia política, ella no, ella nunca. No terminó de completar la oración, tal vez porque se dio cuenta de que lo que iba a decir no era del todo cierto. 

Paula nació en 1975, en un hogar profundamente peronista, donde la historia familiar está entrelazada con la del partido, el movimiento y el país. Su papá es Juan Manuel Abal Medina, quien en 1972 lideró el regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina tras diecisiete años en el exilio. Su mamá es Nilda Garré, diputada jovencísima en los 70, ministra y funcionaria de las gestiones de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. Juan Manuel, el exjefe de Gabinete de CFK, es su medio hermano.

Hoy, Paula es una de las pocas mujeres en conformar una fórmula presidencial. Su anuncio fue sorpresivo. Cuando el Frente de Todos pasó de alzar a Eduardo Wado de Pedro como candidato a presidente a bajarlo de manera sigilosa, el espacio de Juan Grabois se sintió traicionado por un acuerdo político-electoral. El peronismo anunció una fórmula de consenso, con el ministro de Economía Sergio Massa a la cabeza, y cambió el nombre del espacio a Unión por la Patria. Los movimientos sociales que acompañan a Grabois se pusieron en marcha para juntar los avales –cómo olvidar el ingreso al Tribunal Electoral en un carrito de cartoneros– y disputar la interna, que cada vez se vuelve más competitiva. De un momento para el otro, Paula Abal Medina apareció en los noticieros, diarios y portales como la compañera de un proyecto que se plantaba puertas adentro.

“Creo que nunca conté cómo conocí a Juan”, relata Paula a LatFem. “Fue hace mucho, mucho tiempo. Yo escribí un texto que salió publicado en Miradas al Sur donde decía algo sobre que hay que construir las nuevas institucionalidades populares, o algo así. Él tomó esas palabras y me mandó un mail. Yo no lo conocía. El mail decía: “Hola, soy Juan Grabois, ¿qué querés decir con eso, compañera?”. Y bueno, ahí empezamos a intercambiar. Él tenía muchas más ideas sobre eso que yo nombraba que yo misma, y a partir de ahí lo empecé a seguir”.

Eso fue en 2014. Grabois dice que ese texto le impactó, que le abrió una veta interpretativa sobre algo que venía estudiando, trabajando y organizando hacía tiempo. “Tenía que ver con la nueva configuración del trabajo. Ella hablaba de que el mundo laboral se había desneoliberalizado parcialmente, y efectivamente la precariedad laboral en los sectores registrados, o sea del sector privado, seguía vigente”, cuenta a LatFem por mensaje de audio, entre actividades de campaña. Eso que ella planteó en el mejor momento del kirchnerismo era lo que Grabois sentía que estaba invisibilizado. “Y era algo que en el clima de época era difícil de plantear, iba un poco contra el sentido común del campo nacional y popular, que tenía —y sigue teniendo— la tendencia de plantear cierto maniqueísmo, es decir, los matices le cuestan, el pensamiento propio/colectivo, que no sea bipolar, cuesta”.

La historia de Paula es la de lxs hijxs de la generación diezmada que mencionó Cristina Fernández de Kirchner: nació mientras gobernaba Isabel Perón y, al año siguiente, cuando fue el golpe de Estado, su padre se asiló en la embajada de México durante 7 años. Durante ese tiempo, su mamá vivió semi escondida, entonces ella pasó la dictadura al cuidado de sus abuelos maternos. Su padre pudo exiliarse en México recién en 1982. Paula se quedó en el país con su madre.

“La generación diezmada es la mía, la de Néstor y la de Cristina—dice su mamá en conversación con LatFem—. Paula pertenece a una generación posterior que tiene la memoria de lo ocurrido pero que aportará ideas nuevas y un impulso de cambio y transformación similar al que tuvimos, pero adecuado a las nuevas realidades”.

No importa cómo se la llame, pero esa generación de nuevos políticos y políticas argentinxs, hijes de aquellos que fueron desaparecides o que tuvieron que exiliarse para sobrevivir, son quienes están ahora protagonizando la política. Candidatos, armadores o militantes. “¿Qué acontecimientos históricos nos constituyen?”, se pregunta Paula en una entrevista que le hizo la revista Crisis. Y enumera lo mismo que dirá en la asamblea feminista del 22 de julio: la militancia peronista, la de derechos humanos y la movilización en las calles y organización en las barriadas que trajo la crisis de 2001. Se nombra junto a Wado de Pedro, a Axel Kicillof, a Grabois, a Lucila de Ponti o a Mariel Fernández. 

Ese sábado, frente a un grupo de compañeras, Paula sacó “su talismán” de la mochila: La razón de mi vida, de Evita y leyó unos fragmentos, porque “esa pelea que ella dio hace más de 70 años de alguna manera es la de todas y todes hoy”.

Evita, en la voz y recorte de Paula Abal Medina:

“Porque en realidad con las mujeres debe suceder lo mismo que con los hombres, las familias o las naciones, mientras no son económicamente libres nadie les asigna ningún dinero (…) Pienso que debería empezar por señalar que para cada mujer que se casa habría que darle una asignación mensual desde el día de su matrimonio. Nadie dirá que no es justo que paguemos un trabajo que aunque no se vea requiere cada día el trabajo de millones y millones de mujeres. Aquella asignación podría ser inicialmente la mitad del salario medio nacional, y así la mujer tendría un ingreso propio ajeno a la voluntad del hombre. Luego podrían añadirse a ese sueldo básico los aumentos por cada hijo

Mientras algunas lloraban de emoción, la precandidata remató: “Esto último lo hizo Cristina con la Asignación Universal por Hijo”. La demanda por el Salario Básico Universal es para Paula la más urgente de todas las reivindicaciones feministas.

Su política profesional

Abal Medina es socióloga egresada de la UBA, como sus cuatro hermanos. Hasta ahora, siempre fue académica, aunque el desarrollo de su mirada y su profesión tienen un profundo arraigo en el hacer político. Es magíster en Ciencias Sociales del Trabajo (UBA) y profesora de Organización Social del Trabajo (USAM). Además, es doctora en Ciencias Sociales (UNGS-IDES). 

Fue a fines de los ’90 que entró en Conicet para especializarse en el mundo del trabajo y el estudio de la organización de sus trabajadores informales: piqueteros, cartoneros, pibes y pibas explotados en los call centers o por las plataformas digitales. Los “otros” de los “otros” (estos últimos siendo los y las peronistas) son su objeto de estudio. Y capaz también de su obsesión.

Es autora de varios libros, todos vinculados a estos temas, pero vale un botón para una muestra. En 2016 publicó un ensayo en Anfibia que se llamó Las formas políticas del trabajo donde planteaba su punto de vista, una crítica: “¿Cómo es la realidad actual del trabajo? En los sindicatos, ya con (Mauricio) Macri en el poder, se escucha un lamento: nosotros no protagonizamos ‘la década ganada’. No pudimos, no supimos, incluso ‘quisimos ser kirchneristas pero no nos dejaron’ (aludiendo al propio kirchnerismo). Y eso que Néstor había llegado decidido a reponer el conflicto sindical y a correr de escena, definitivamente, a los piqueteros. Años más tarde, sin embargo, entre funcionarios políticos se podía escuchar: ‘los sindicatos son una corporación más’”.

“Paula es tal vez la más brillante y competente académica en lo que son las relaciones del trabajo”.

Juan Grabois

“Paula es tal vez la más brillante y competente académica en lo que son las relaciones del trabajo”, dice Grabois. Cuando empezó a trabajar con CTEP, después la UTEP, con varios sindicatos de sectores precarizados, el vínculo laboral entre ellos dos se estrechó. “Nosotros tenemos como principal objetivo el mejoramiento de las condiciones de existencia de la clase trabajadora en términos de calidad laboral, pero también de acceso a la vivienda, de garantizar la tierra para los pequeños productores, campesinos y pueblos originarios, la agenda de las 3T, y el aporte que ella puede hacer en términos de sistematización conceptual y de capacidad de interpelar a sectores a los que yo no llego por distintos motivos, es muy complementaria y muy importante. Además, es una de las pocas que se animaba a afrontar este desafío”.

Como si fuera poco, es vicepresidenta del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). “Paula es una persona que está permanentemente trazando puentes entre mundos, entre sus temas de investigación” – señala Marcela Perelman, directora de investigación del CELS. El vínculo entre la organización y ella comenzó a cambiar de matiz en 2019, cuando Paula hizo una lectura del informe anual final que tuvo un aporte transversal muy valorado. “Tenía que ver con su mirada sobre sectores populares, pero con muchos matices, con mucha precisión, que viene de la realización del trabajo de campo. Es una investigadora que está pensando en la aplicación de sus hallazgos de investigación y entonces eso ya a nosotros nos implicó un aporte muy importante, muy relevante”.

La vigencia de Perón

Cuando toda la conversación política parece corrida hacia la derecha, la figura de Abal Medina emerge como un mensaje hacia el interior de Unión por la Patria. Es inevitable formular la pregunta: frente a una avanzada de la derecha, con permeabilidad en la juventud, incluso dentro del frente peronista, ¿qué tiene ese peronismo tradicional, fundacional, que aportar hoy a la conversación? Y la respuesta es lapidaria: “siento que ese peronismo está enterrado”, dice Paula, mientras las y les compañeres se van al finalizar la asamblea. La explicación es audaz: 

“O sea, realmente lo siento porque hay un extrañamiento muy fuerte sobre las penurias que están pasando en los sectores oportunamente mayoritarios de la sociedad. Entonces, siento que tiene muy poco que ver con ese peronismo. Con dos cosas que también me parece que son muy importantes: que es esto de victorias electorales/ derrotas políticas. A mí me impresionó mucho que de los círculos políticos de lo que fue el albertismo o el gobierno de Alberto Fernández, de inmediato al día 2 de asumir decían ‘che, pero no vamos a poder hacer nada, estamos re cagados, el Fondo es imposible, acá hay que sostenerla como se puede’. Y yo digo, con una historia reciente tan importante, porque se había sacado a (Mauricio) Macri en un mandato, lo cual parecía impensable hasta antes de que Cristina saliera con ese video, los tipos están derrotados. Entonces, yo lo decía sociologizando, lo que hay es un habitus político que se viene formando en el imposibilismo, en el derrotismo, en el adaptacionismo y en el arribismo, ¿no? Hay una gradación que va empeorando también”. 

“Y yo digo, con una historia reciente tan importante, porque se había sacado a (Mauricio) Macri en un mandato, lo cual parecía impensable hasta antes de que Cristina saliera con ese video, los tipos están derrotados. Entonces, yo lo decía sociologizando, lo que hay es un habitus político que se viene formando en el imposibilismo, en el derrotismo, en el adaptacionismo y en el arribismo, ¿no? Hay una gradación que va empeorando también”. 

Paula Abal Medina

Para ella, el peronismo es aquel que siempre va para adelante, desde una oficina, una repartición estatal de quinta jerarquía, como hizo Juan Domingo, “que fue acaparando los espacios que tenía, para ver cómo podía cambiarle la vida y mejorarle derechos a la mayoría de los laburantes”.

Hoy habla de los planes quinquenales, recuerda cómo Perón convocó al pueblo para que sea la gente la que le diga qué necesidades tenía, para que la organización civil y política del pueblo trabaje en concordancia con la del Estado. 

Gracias a la conversación y a la demanda que Grabois le empezó a hacer a Paula, se metió en el estudio de los programas tradicionales del peronismo. “Él me decía ‘necesito que vayas a elaborar un plan’, entonces empecé a estudiar los planes quinquenales de Perón, los 26 puntos de Ubadini, Huerta Grande, La Falda, un proceso donde las organizaciones pensaban la patria, la felicidad del pueblo, y se expresaba en planes del peronismo del pueblo, y eso de algún modo Juan lo empezó a traccionar, con mucha demanda, dale, dale, dale, eso es lo que hace que Juan avance”, dice convencida. Su trabajo fue colaborar en los Programas del Buen Gobierno y ahí se estrechó el vínculo de trabajo.

Entonces la conoció también Vicky Freire, referenta de Patria Grande y precandidata a legisladora por Unión por la Patria, en la elaboración de esos programas que pudieron materializarse en la gestión de algunas áreas del Estado desde 2019. Su reivindicación de Evita como feminista conquistó a sus compañeras, pero su vocación en la investigación fue lo que legitimó su lugar. “Ella propone recuperar esos programas para que tengan y pongan en el centro a los descamisados y las descamisadas del siglo XXI, a los excluidos de la tierra, del techo y del trabajo, con un debate que es hacia la sociedad con la perspectiva de construir un país mejor, un país con justicia social, con soberanía, pero también hacia el propio frente Unión por la Patria de poder forjar en el contexto de las internas una discusión que ponga por delante cuál es el rumbo que necesitamos para que la realidad que hoy tenemos, con el 50% de los chicos y chicas por debajo de la línea de pobreza, pueda ser mucho mejor, pueda permitir pensar y soñar con una vida digna donde se pueda trabajar, descansar y ser felices”.

Su modo de ejercer la investigación y la academia, decíamos al principio, es política porque está puesta al servicio de la resolución de conflictos. Es un ejercicio en el campo, en la reflexión, pero con el cuerpo traccionando voluntad. Desde el CELS, donde trabajó, por ejemplo, en el estudio del vínculo entre la deuda externa y la vida cotidiana para reconstruir y mostrar las implicancias que tiene la deuda con los proyectos de vida y el día a día de la población. Hasta el estudio de les trabajadores y sus organizaciones durante los gobiernos kirchneristas, o de las organizaciones que estudiaban o militaban, en paralelo, con Grabois post 2001, cuando recorrían las calles para acompañar a aquelles que sólo podían comer de la basura que otre tiraba. Con la humanización de la política como bandera.

Si bien la victoria de la fórmula Grabois-Abal Medina es difícil, su espacio pretende tener la mayor incidencia posible dentro del gobierno que se forme y de la agenda pública futura. Y que su presencia pública sea el inicio de un camino político. Como dijo su madre, Nilda Garré: “no imaginé que iba a estar donde está ahora, pero tampoco me sorprendí demasiado porque sé de su compromiso profundo con los sectores más desprotegidos. Siempre trabajará en esa causa, cualquiera sea el lugar desde donde lo haga. Su ambición nunca estará en los cargos, estará en una acción que contribuya al cambio”.

Latfem

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