La depresión económica y la falta de un plan de recuperación ya son evidentes, pero el Gobierno prefiere concentrarse en su interna política. Sin embargo, el próximo mes el Indec no le dará opción y lo confrontará con las peores consecuencias de su recesión forzada.
Septiembre será un mes que pondrá a prueba la resistencia del discurso oficial del Gobierno en torno a la defensa de su programa económico. El Indec difundirá los informes que evalúan los índices de pobreza, de desempleo y de actividad económica. Todas las previsiones hablan de un empeoramiento de las condiciones de vida de los argentinos en lo que va de gestión de Javier Milei.
Según el calendario del organismo estadístico, el 18 de septiembre se informará el nivel de actividad correspondiente al segundo trimestre; al día siguiente se informarán los datos correspondientes al mercado de trabajo correspondientes al mismo periodo; y el 26 de septiembre se darán a conocer los niveles de pobreza e indigencia del primer semestre del año. La depresión económica no hace pensar en cifras que alivien al equipo de comunicación de Presidencia, de tanta potencia en redes sociales.
Más pobreza
La pobreza trepó casi 10 puntos en tres meses y alcanzó a casi el 55% de la gente en el primer trimestre de 2024, mientras que la indigencia alcanzó a una de cada cinco personas en el mismo período. Se trata de cifras de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec para los principales 32 aglomerados urbanos, procesadas por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Los datos revelan que la pobreza alcanzó al 54,9% de las personas en el primer trimestre de 2024, un aumento de 9,7 puntos porcentuales respecto al último trimestre de 2023, mostrando el impacto de la devaluación y el ajuste de shock implementados por el gobierno de Javier Milei. En la comparación interanual, respecto al primer trimestre de 2023, la suba fue de 16,2 puntos. En paralelo, la indigencia alcanzó al 20,3% de las personas en el primer trimestre de 2024, una suba de 5,7 puntos respecto al cuarto trimestre de 2023 y de 11,4 puntos respecto al primer trimestre de 2023.
Otro de los datos que refuerzan una proyección pesimista la dio el propio Indec. Producto de una fenomenal transferencia de ingresos, el 70% de los hogares eran pobres en marzo. En el primer trimestre del año se produjo un aumento de la desigualdad vinculada a los niveles de ingresos de la población como nunca antes se había tenido registro desde la interrupción estadística que se reanudó en 2016.
El coeficiente de Gini establece que cuanto más cerca del valor 0 se encuentra una población, se daría una situación de igualdad, y cuando su resultado es 1, lo contrario. En el período enero–marzo, el indicador se ubicó en el 0,467 cuando para el primer trimestre del año pasado se hallaba en el 0,446. La brecha entre el estrato poblacional que más ingresos recibe contra los sectores más vulnerables fue de 15 veces. Esta es la cifra más alta desde 2016 y según cifras del ex Ministerio de Obras Públicas, el valor para 2001 era de 0,52.
Más desempleo
Según el último reporte disponible, el empleo privado registrado volvió a caer y en junio se redujo un 0,2%. Producto de la crisis económica que generó el Gobierno, uno de cada 100 trabajadores se encuentra suspendido, una cifra muy alta en términos históricos.
En junio, de acuerdo a la información que brinda la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), el nivel de empleo privado registrado en empresas (de más de 10 personas ocupadas) del total de los aglomerados urbanos relevados presentó una contracción de 0,2% en relación con el mes de mayo. Con esta variación, van siete meses consecutivos de caída neta del empleo, y acumula una reducción de 2,4% desde noviembre de 2023.
La retracción mensual en el nivel de empleo registrado privado se observa en todos los tamaños de empresas, con variaciones entre -0,1 y -0,2%. En términos interanuales, la contracción del empleo se concentró en las empresas medianas y pequeñas, las que alcanzaron una caída de 2,6 y 2,1% respectivamente. En tanto, las empresas de mayor tamaño arrojaron una contracción interanual de 1,4%.
Otro de los datos más preocupantes es que el empleo suspendido muestra una tendencia creciente en el último año. En junio alcanzó a 1 de cada 100 trabajadores, exhibiendo valores que resultan relativamente altos en relación con los meses de junio de años anteriores.
La actividad económica en picada
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) viene de publicar su informe anual titulado “Trampa de bajo crecimiento, cambio climático y dinámica del empleo”, en donde consignó que la Argentina tendrá una caída de 3,6% del PBI durante 2024, cuando el promedio de los países de América Latina y el Caribe podría avanzar cerca de 1,5%.
La actividad de las economías de América Latina continúa exhibiendo -según el detalle pormenorizado de la CEPAL- una baja tasa de crecimiento, con un avance promedio de 1,5% para el primer trimestre. Sin embargo, el resultado de la Argentina y sus proyecciones se encuentran muy lejos de la media regional. “En América del Sur, se destacan casos como el de la Argentina, con una disminución de la tasa de crecimiento de 6,7 puntos porcentuales debido al retiro de subsidios que afecta el consumo privado y a recortes en el gasto público, entre otros factores”, señaló la CEPAL.
De esta manera, la proyección para 2024 indica que la Argentina retrocederá en su PBI en un 3,6%. Del otro lado del espectro, podría encontrarse Brasil con un avance proyectado de su actividad en torno al 2,3%, seguido por Chile (2,6%), Paraguay (3,8) o Uruguay (3,6). Si bien la CEPAL marcó un bajo crecimiento de la región, son pocos los países que presentarían números negativos. La Argentina comparte podio únicamente con Haití (-3%).
El Destape