Desde el gobierno nacional critican la campaña bonaerense tras la dura derrota; mientras que la gobernación rechaza las acusaciones y critica llevar al extremo la polarizarización que permitiera la “unidad del peronismo”. ¿Pelea irreconciliable?
La relación entre el gobierno nacional y María Eugenia Vidal luego de la derrota electoral del domingo tuvo un nuevo cortocircuito. Desde la Casa Rosada delegan a la Provincia la responsabilidad por la fallida estrategia electoral, mientras que desde la gobernación critican llevar al extremo la polarizarización que permitiera la unidad de distintos sectores del peronismo y, en algunos círculos de poder, se lamentan haber rechazado el desdoblamiento.
Fuentes cercanas del presidente Mauricio Macri aseguraron que la aplastante derrota en el conurbano, donde Alberto Fernández le sacó al Presidente 1.000.000 de votos en la tercera sección y unos 500.000 en la primera, explica en gran parte la abrupta caída.
En la gestión bonaerense rechazaron esos argumentos y mostraron cifras oficiales donde indican que Vidal incrementó su cosecha de votos en 633.785 entre las primarias y la elección general. Desde la mirada de los dirigentes que acompañan a la gobernadora, el error fue llevar al extremo la polarización que permitió la “unión del peronismo”, explicaron.
Además, destacaron que en la Legislatura bonaerense Juntos por el Cambio mantendrá la misma cantidad de legisladores -en total son 92 diputados-, lo que representa un tercio de la Cámara.
El otro punto central de la derrota fue la gestión económica. “La crisis golpeó especialmente en el conurbano”, agregaron fuentes cercanas a la gobernadora. A esto se suma la relación distante y fría de Vidal con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que tensiona aún más el vínculo y deja un final abierto como espacio político de cara al futuro.
Fuente: La Nación
