LA UE MANTENDRÁ EL VETO A LOS VIAJEROS DE LA INMENSA MAYORÍA DE TERCEROS PAÍSES

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La lista prolongaría la prohibición a EE UU, Rusia, México, Brasil, Argentina, Arabia Saudí o Sudáfrica

Europa planea reabrir sus fronteras exteriores a partir del 1 de julio, pero de forma muy restringida y selectiva. La desescalada a efectos del transporte internacional de viajeros solo beneficiará a un reducido grupo de países, cuyo proceso de selección se espera rematar este mismo viernes o, como muy tarde, a principios de la semana que viene. Salvo cambios de última hora, la lista mantendrá el veto a los viajeros procedentes de numerosos países, incluidos algunos tan significativos como Estados Unidos, Rusia, México, Brasil, Argentina, Perú, Chile, Arabia Saudí, Sudáfrica o Singapur. En cualquier caso, el veto no afectará a los ciudadanos europeos que regresen de los países considerados como poco seguros.

Las negociaciones sobre la lista de países seguros han continuado durante la tarde de este viernes, con Croacia, socio que ocupa la presidencia semestral de la UE, como encargado de presentar el proyecto. Los representantes permanentes de los Estados miembros ante la UE han mantenido una reunión durante algo más de seis horas pero no han logrado cerrar un acuerdo definitivo. La presidencia croata no arroja la toalla y espera mantener los contactos durante el sábado. Algunas delegaciones, sin embargo, se muestran más escépticas y creen que no será posible cerrar el acuerdo hasta el próximo lunes, como pronto.

Las discrepancias giran tanto sobre los criterios a aplicar como sobre la interpretación de los datos epidemiológicos procedentes de terceros países para validar o no la autorización de entrada. “Cada socio se fía de los de algunos países y de otros no, por lo que el consenso es muy complicado”, ha explicado una fuente diplomática al término de la reunión.

Fuentes de la presidencia croata apuntan que “en todo caso, el listado de países autorizados no será muy largo”. La cifra podría rondar la quincena y poco más, muy lejos de los 105 países cuyos ciudadanos podían entrar con visado en la zona Schengen antes de la pandemia y de los 67 países que estaban exentos de visado previo. La UE planea mantener el veto a la inmensa mayoría de esos países, prolongando la prohibición adoptada a mediados de marzo.

El acuerdo definitivo se anuncia muy complicado. Pero fuentes comunitarias consideran esencial llegar a un listado común para evitar que cada socio reabra unilateralmente a terceros países que considere oportuno, una descoordinación que podría obligar a reintroducir los controles fronterizos internos y pondría en peligro la viabilidad de la zona Schengen.

La UE acordó el cierre de sus fronteras exteriores el pasado 16 de marzo, una decisión sin precedentes que buscó cortar la expansión de la covid-19 en plena explosión de contagios. El histórico blindaje fue aparentemente más fácil de pactar que una reapertura plagada de incógnitas sobre las consecuencias de permitir el tráfico internacional y de polémicas decisiones sobre los países a los que se permitirá el acceso.

La confección del listado, reconocen fuentes diplomáticas, es una negociación explosiva no solo por las diferencias entre los socios, sino también por su posible repercusión en el exterior. La UE quiere calibrar muy bien la decisión porque algunos países extracomunitarios podrían interpretar el veto como una afrenta diplomática. Fuentes de la negociación, sin embargo, ya adelantan que la nómina de los excluidos será tan larga que difícilmente los afectados podrán sentirse como castigados por una Unión que se mantendrá cerrada para la inmensa mayoría del planeta.

“Prudencia extrema”, apunta una fuente del Consejo de la UE, pocas horas antes de que los representantes de los 27 Estados miembros reanuden el regateo sobre el listado. España figura entre los países que abogan por una selección muy restrictiva para evitar el riesgo de importar rebrotes desde zonas donde la epidemia parece aún descontrolada.

Criterios objetivos

La Comisión Europea propone que la apertura se base en criterios lo más objetivos posibles, como el número y tendencia de las nuevas infecciones; las medidas de testeo, rastreo y contención; o los estándares de seguridad y distanciamiento aplicados en aeropuertos y líneas aéreas. La obtención y verificación de datos, sin embargo, no es sencilla. Incluso dentro de la UE, las estadísticas sobre la evolución de la pandemia son difícilmente contrastables, porque cada país computa los datos con sus propios criterios y el número de test en función de la población también es diverso.

Bruselas, sin embargo, se remite a la referencia del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), con sede en Estocolmo. Los datos del organismo, facilitados por las autoridades nacionales, muestran que, a 10 de junio, en 28 de los 31 países europeos (27 de la UE, el Reino Unido, Noruega, Islandia y Liechtenstein) se registran menos de 20 nuevos casos de covid-19 por cada 100.000 habitantes en un período de 14 días. Solo Portugal y el Reino Unido registran un ratio de entre 20 y 100 casos por 100.000 habitantes, y Suecia, por encima de 100.

El criterio planteado por Bruselas es que la entrada desde terceros países se supedite a un porcentaje similar al de la media del ámbito europeo, es decir, de menos de 20 nuevos casos. Pero en países como Alemania la ratio de nuevos casos se encuentra por debajo de 10 y en España, en torno a 11, por lo que el criterio podría incluso ser más estricto. Fuera de la UE, países como Japón o Corea del Sur arrojan cifras similares a las europeas.

El denominador común, en cambio, dejará fuera a países como Brasil, Chile o Arabia Saudí, donde la ratio supera los 120 nuevos casos por 100.000 habitantes en 14 días, según los datos del ECDC. También se quedarían fuera, de momento, los viajeros procedentes de Estados Unidos, México o Rusia, donde la expansión del virus oscila entre 60 y 120.

Fuentes comunitarias quitan hierro al hecho de que Estados Unidos, que forma con la UE la mayor área de intercambio comercial del mundo, quede fuera de la lista de países seguros. Esas fuentes recuerdan que el número de pacientes de la covid-19 no solo sigue aumentando en el país norteamericano (casi 2,4 millones de casos), sino que la epidemia ha golpeado particularmente puntos como Nueva York, que sería uno de los principales orígenes de vuelos hacia Europa en caso de retirarse el veto. Bruselas recuerda, además, que Estados Unidos también mantiene el veto a la llegada de ciudadanos europeos.

Aplicar la reciprocidad

Pero el mero criterio cuantitativo no basta en todos los casos. Los Veintisiete también sopesan la calidad de las estadísticas para tomar una decisión que podría dejar fuera a países donde la incidencia de la pandemia es bastante baja. Es el caso de la mayor parte de África, donde la ratio de nuevos casos se encuentra por debajo de 20, aunque en ciertos casos puede haber dudas sobre la fiabilidad de los datos.

Algunos socios europeos también plantean que se mantenga la exclusión de los países que no garanticen el retorno de sus nacionales en caso de rebrote en Europa de la expansión del virus, una circunstancia que ya se produjo durante el inicio de la pandemia. Y, por último, Europa aboga por aplicar la reciprocidad. Es decir, que se mantenga el veto a los países que impiden la entrada de europeos en su territorio.

Todo apunta, en cualquier caso, a que la apertura de Europa será extremadamente limitada durante el mes de julio. Y solo a partir de agosto, en función de la evolución general de la pandemia, se contemplaría una retirada más ambiciosa del cerrojazo impuesto hace tres meses.

El País

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