SIN LA CGT, MOVIMIENTOS SOCIALES Y SINDICATOS INAUGURAN DICIEMBRE CON UNA MARCHA A PLAZA DE MAYO

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Será el jueves 5, según acordaron Pablo Moyano, Grabois, Pignanelli, Yasky y Furlán, entre otros. Intentaban empujar a un nuevo paro general de la central obrera, que ya les dijo que no.

Desde 2001, los diciembres en la Argentina vienen cargados de un simbolismo especial. Cada año, incluso en períodos de relativa calma, las fuerzas de seguridad federales y de la provincia de Buenos Aires intensifican sus controles ante la posibilidad de desbordes o estallidos que terminen alimentándose de la carga política y social que tiene el último mes del año para el país. Este diciembre no será la excepción. Pero, además de la carga simbólica, esta vez habrá una movilización convocada a la Plaza de Mayo por sindicatos y movimientos sociales que esperan demostrar contundencia en la convocatoria y empujar con su resolución a que otros espacios adhieran y, principalmente, a que la CGT decida por fin otro paro nacional contra el gobierno de Javier Milei, algo que la propia central obrera salió ayer a enfriar.

La fecha, que acordaron los participantes la semana pasada, quedó marcada en los calendarios de todos los presentes: jueves 5 de diciembre. Dentro de dos semanas. Lo decidieron en un encuentro representantes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que tiene entre sus caras visibles a Juan Grabois; las dos CTA, que continúan avanzando en el proceso de reunificación; el sindicato de Camioneros, con Pablo Moyano al frente; el sindicato de mecánicos SMATA, que días atrás albergó a la expresidenta Cristina Kirchner para su primera reunión con la mesa de conducción del PJ; los metalúrgicos de la UOM, que atraviesan días de alta tensión en su negociación paritaria mientras esperan que una reunión cara a cara entre el líder sindical Abel Furlán y el presidente del Grupo Techint, Paolo Rocca, pueda destrabar el conflicto; y la Corriente Federal del bancario Sergio Palazzo, entre otros. “Vamos a un diciembre caliente”, vaticinó uno de los participantes del encuentro.

Y es que, como complemento de la movilización, Moyano está impulsando dos medidas de fuerza previstas para el próximo mes. Una de ellas es un nuevo paro de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), mientras que la otra, que viene buscando hace mucho sin éxito, es una huelga general convocada por la CGT. Veinte días atrás, el 30 de octubre, la CATT concretó un paro de 24 horas que contó con una contundente adhesión de camioneros, maquinistas de trenes, pilotos de aviones y comandantes de barcos, pero al que le faltó una pata clave: los choferes de colectivos. A esa mancha en la medida de fuerza se suma el malestar que provocó en los últimos días entre el resto de los líderes de la CATT el acuerdo que alcanzaron los sindicatos de Aerolíneas Argentinas con el Gobierno. Con esa excusa, y en una declaración muy sorpresiva, el titular de La Fraternidad, Omar Maturano, desescaló en su posición de confrontación dura con Casa Rosada y pareció alejarse de la CATT. “Esa Mesa Nacional del Transporte, que fue idea de La Fraternidad, juntar esas seis, siete cabezas y hacer un paro el 30 de octubre, también se va a desarmar”, vaticinó, tras el acuerdo de los aeronáuticos.

Aun así, en el contexto actual, Moyano cuenta para su estrategia con un dato clave: la CGT va perdiendo incentivos para mantener la paz con el Gobierno mientras el poder adquisitivo de los salarios se pulveriza y parece consolidarse el núcleo del modelo Milei: una fuerte pérdida inicial de los salarios frente a la inflación seguida de una estabilidad en la que ambos indicadores marchan al mismo ritmo, sin posibilidad de que la caída del comienzo pueda ser recuperada. De hecho, en septiembre los salarios les ganaron a la inflación pero aun así acumulan una pérdida de 15 puntos en total que ningún sindicato avizora cómo remontar. Con las jubilaciones es incluso peor. La pérdida acumulada es del 21% y hay consenso extendido entre economistas y analistas de que son los trabajadores pasivos quienes sostuvieron, con el recorte feroz de sus ingresos, el equilibrio fiscal que festeja el Gobierno.

“Hay compañeros que quieren llevar adelante una medida de fuerza, por eso se va a plantear la necesidad de llevar adelante o una gran movilización a Plaza de Mayo o un paro general. Hay que estar en la calle para seguir resistiendo y denunciando este modelo económico que tanto daño le está haciendo a los argentinos”, exhortó el líder camionero en una retórica que adelanta algo que ya está definido y que va a suceder (la movilización a Plaza de Mayo) y a la vez intenta construir el camino discursivo hacia algo que aún está siendo discutido y que parece más difícil de concretarse (el paro general).

Moyano quisiera que esa medida de fuerza (ya sea de la CATT o de la CGT) se concrete el miércoles 4, como gran antesala para la movilización del jueves 5. De eso viene hablando con quien lo secunda en la idea, el adjunto de SMATA y diputado de Unión por la Patria, Mario “Paco” Manrique, que en su última declaración pública anunció de manera altisonante su renuncia a la CGT porque, dijo, no lo representa. Moyano y Manrique comparten cada vez más actividades juntos. Este jueves, de hecho, participarán del acto por los 30 años de la Corriente Clasista y Combativa en Avellaneda. Ambos comparten y empujan la idea de un paro nacional, aún sin eco entre la rama dialoguista de la CGT, que ayer anunció que no habrá más paros este año y que apuesta a seguir en conversaciones con el Gobierno.

Casi en el mismo momento en que la CGT anunciaba esto, en la Cámara de Diputados fracasaba nuevamente el avance del proyecto de democracia sindical, que impulsa el radical Martín Tetaz, y que busca eliminar la reelección indefinida de los líderes sindicales. Al PRO y la UCR les faltó solo una firma.

Cenital

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