SUBE AL VALLE DE VALIUM, ENTRE MOMENTOS PIENSO EN TI

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A la deliberación entre sectores del peronismo por el Día de la Lealtad, lo precedió el enfrentamiento entre Máximo Kirchner y Sergio Berni unas semanas antes de las PASO que salió a la luz estos últimos días por voluntad del ministro de Seguridad bonaerense. En ese episodio, Berni le manifestó de manera airada su malestar al jefe de Diputados por el cierre de listas. “A mí hablame bien que esa pose de milico fatal no me hace nada”, le respondió Kirchner. “Siempre lo mismo con ustedes, me bajaste del PJ y me bajaste la lista de la segunda”, disparó Berni. “La estrategia la definió el Presidente y el gobernador”, devolvió el jefe de bloque oficialista. Y concluyó: “Además, ¿ahora hablás de estrategia? ¿Sabe tu jefe que en el 19 decías que iba a perder por 10 puntos con Vidal?”. Berni se le fue encima, la discusión subió de tono al punto que tuvieron que intervenir para separarlos. 

“Nosotros no nos podemos bancar a un tipo que agarra del cuello a un funcionario nuestro y al rato lo sienta a Santilli para que lance su campaña”, analizaba ante #OffTheRecord un intendente que está disconforme con la gestión en Seguridad y recuerda la conferencia conjunta de Berni y el candidato ganador en la provincia de Buenos Aires luego del hallazgo de la niña M. Berni, por su parte, dejó trascender que el Frente de Todos “es un cachivache”. Es uno de esos extraños momentos en el que todos tienen razón.

Mientras tanto, Wado de Pedro -el otro hombre fuerte de La Cámpora- zurció el encuentro con los dueños de las empresas. Hubo tres ausencias estruendosas: Clarín, Techint y Arcor. Luis Pagani no estaba en el país mientras que, en relación a la T, De Pedro dijo que “fue una mesa como hubo otras donde estuvo Techint y otros empresarios” y dejó la puerta abierta para volver a convocar al Hombre de Acero. En referencia a la compañía que conduce Héctor Magnetto la reacción fue distinta: “Clarín va a tener que decidir si se ponen del lado de un modelo productivo o si siguen boicoteando todo proyecto político que no se alinee con la voluntad de ellos; hoy lo que vemos es una persecución feroz con la ex Presidenta, un ataque permanente al Presidente y una capacidad de limitar todo proceso político elegido por el pueblo”. La mención no es menor. En el acto en Ferrocarril Oeste el día de la unción de Alberto Fernández como candidato opositor, Kirchner dijo en el escenario que “los medios de comunicación tienen que estar sentados en la mesa” de un gran acuerdo nacional. La oposición sostiene que este nuevo llamado es electoralista. Aquel discurso del jefe de bloque demuestra lo contrario. El análisis de Máximo y Cristina es que los medios no definen una elección, pero sí tienen la capacidad de detonar acuerdos.

Hay un hilo invisible que une la entrevista a Patricia Bullrich que replicó #OffTheRecord la semana pasada con las declaraciones de la titular del PRO y del de la UCR, Alfredo Cornejo, luego de la movilización por el 17 de octubre. Ante un grupo de militantes oficialistas que pisaron el memorial de las víctimas del Covid-19, Bullrich y Cornejo reaccionaron apresurados. “Pisotean las piedras en memoria de quienes ya no están. Mientras tanto Massa ofrece diálogo. Ni con señales de humo se puede hablar con esta gente”, tuiteo Bullrich. Algo similar eligió Cornejo. No importó que, a los pocos minutos de ocurrido el episodio, Wado de Pedro lo haya condenado. Ni que la convocatoria a articular políticas de Estado la hayan impulsado los dirigentes más importantes del oficialismo y no quienes vandalizaron el monumento. El objetivo, como se desprende del tuiteo precoz, es no acordar. Y ahí, si bien las internas se ven más claras en el oficialismo, aparecen las diferencias en la oposición. Mientras Horacio Rodríguez Larreta habla de un gobierno coalicional, Bullrich en privado sostiene que “hay que romper todo para hacer algo nuevo”.

La reacción de ambos, igualmente, le da al gobierno una herramienta política para salir de las cuerdas y que se volverá más útil luego de las elecciones de noviembre. Bullrich y Cornejo -muy representativos de un sector- no quieren acordar nada con el peronismo y se hablaron encima, pero no se sienten cómodos en el rechazo per se. “Que el dialoguista Larreta, la dialoguista Vidal, el dialoguista Monzó, le expliquen a su base electoral por qué no se quieren sentar a acordar”, le había dicho un jefe oficialista a este medio hace algunos meses.

Mientras tanto, las aspiraciones de recuperación electoral del oficialismo chocan de frente con el mismo problema que se arrastró durante todo el año y para el que parece no encontrar solución: la inflación. Las causas son diversas. Aunque la raíz de la inestabilidad se encuentre en la macroeconomía, los impactos sectoriales son diferentes. La capacidad de cada sector de la producción de defenderse frente a los saltos no es la misma. La semana pasada, #OffTheRecord adelantó que las preocupaciones del flamante secretario de Comercio, Roberto Felletti, se centraban en los aumentos de la canasta básica, por encima del índice general de precios. No es el único sector cuya capacidad de defenderse de la inflación y encarar en mejores condiciones la puja distributiva ha crecido frente a la de los salarios y la capacidad de fijar precios de otros empresarios. El ejemplo del sector textil es esgrimido habitualmente. La protección les permitió recuperar empleo e inversiones tras la crisis durante el macrismo. También márgenes, que explica que el crecimiento se haya ubicado casi cada mes como el principal rubro de crecimiento del índice de precios. 

El anuncio del presidente Alberto Fernández sobre la renovación del régimen de Tierra del Fuego corre el mismo riesgo. Fortalecer a un sector que agrega relativamente poco valor y se mantiene en base a la protección de la competencia importada. Sostenido por unas pocas fábricas que mantendrán un enorme poder en la determinación del nivel de precios, la renovación del régimen difícilmente contribuya con un abaratamiento de costos de la electrónica que, en Argentina, se cuenta entre las más caras del mundo. Como en el caso textil, el empleo es la contracara más atendible. La incertidumbre sobre la continuidad del régimen, la reducción del alcance y la crisis económica durante el gobierno anterior llevaron el empleo en el sector industrial promovido de la isla de 15 mil a 8 mil personas. El anuncio de un fondo para alimentar un nuevo polo productivo y desarrollar proyectos difícilmente cambie una ecuación en la que los intereses de protección de miles de empleos colisionan con el poder adquisitivo de millones de usuarios.

Otro sector de alto impacto, especialmente para las clases medias, que ha tenido aumentos por encima del índice general, es el de los medicamentos. Si bien los aumentos no son proporcionales entre los distintos productos, hay coincidencia en que cualquier canasta del sector creció por encima de la inflación. Los aumentos impactan tanto sobre el costo en la farmacia de medicamentos de consumo masivo como sobre las cuotas de prepagas y obras sociales que han encabezado las quejas respecto de los incrementos en el rubro. De acuerdo a la Unión Argentina de Salud -que agrupa los intereses de las prestadoras-, el aumento de precios alcanzó en agosto un promedio del 74,7% interanual contra un 51,4% de inflación acumulada en el índice general. Un informe de la consultora PxQ señaló a su vez los altos precios de algunos medicamentos básicos en relación al salario mínimo en Argentina comparado con los Estados Unidos. Otro informe, de Daniel Ricchione y Federico Tobar, consultores de Naciones Unidas, dio cuenta de la suba del precio de los anticonceptivos durante la pandemia, que superó el 90% en los quince meses entre julio de 2020 y septiembre. La suba contribuye a un drama social. El embarazo adolescente y no deseado, en Argentina, impacta en la deserción escolar y la participación de las mujeres en el mercado laboral. 

Nada es, sin embargo, lineal. Muchos de los costos del sector, particularmente los bioinsumos, son importados, por lo que sus costos están indisolublemente ligados a los costos internacionales y otros países han verificado también aumentos por encima de la inflación general durante el último año. Por otra parte, la creciente sofisticación en el rubro farmacéutico, con medicamentos cada vez más complejos y efectivos, significa muchísimas veces medicamentos más caros de producir. Los costos dolarizados también explican que la relación respecto del salario en Argentina sea -para medicinas básicas- tanto peor que en los Estados Unidos. La capacidad de los laboratorios argentinos para fabricar biosimilares, que permitió logros notables como los que se han mostrado en la fabricación de vacunas supone también -una vez más- tratar con un sector al que la normativa ha resguardado respecto de las importaciones. La capacidad de responder a la pandemia ha dado cuenta tanto de su importancia como de los riesgos que podría significar el aumento desbocado de los precios.

El gobierno parece condenado, en materia inflacionaria, a operar en los bordes. Cuando haga todo bien, deberá asumir que cada cosa que arregla en un lugar puede tener una consecuencia nociva en otro, que seguramente lo condenará a algún pequeño incendio cada vez que evite uno grande. Nadie podría decir, sin embargo, que haya hecho todo bien, lo que acaso explique cómo espera las elecciones de noviembre.


Iván Schargrodsky | Cenital

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