El periodista y conductor de La Mañana cuestionó el brutal ajuste que puso en marcha el Gobierno por pedido del Fondo Monetario Internacional y aseguró que los movimientos estudiantiles y sindicales no se van a quedar callados ante el atropello.
El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó en su editorial por AM750 el feroz ajuste que está haciendo el Gobierno por pedido del Fondo Monetario Internacional y aseguró que los movimientos estudiantiles y sindicales no se van a quedar callados ante el atropello. “Ríos de banderas de la educación y del trabajo marcharán hacia la Plaza de Mayo”, dijo emocionado.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Les debe haber resultado nefasto el día en el que se presentaron en el Fondo y les fue tan mal. La mujer del Fondo, ¿saben cómo se llama? Se llama Gita Gopinath, que se pronuncia guita.
El ministro argentino se llama Luis Caputo, que se dice fugador. ¿Está bien? Y juntos no llegaron a un acuerdo llamado dólar, que se dice dependencia. ¿Va bien?
Por eso, los números… mejor… Dibu-jarlos, atajar penales y convocar al silencio de la marcha universitaria.
Decir que ponen plata, que como siempre, son las monedas de la escalinata de la iglesia. Entre los dedos dejar caer unas falsas promesas y después a callar la boca. No-opinath, como para jugar con el nombre de la mujer del Fondo.
Pero los universitarios no se ponen el dedo cruzando los labios. Como hizo ayer el Dibu, una vez más. Gritan su verdad a todo el estadio, a todo el país. La limosna mencionada, de la cual el gobierno no habló con nadie, no detiene la marcha del 23.
El martes se juega, se juega en el ágora más importante del país: ríos de banderas de la educación y del trabajo marcharán hacia la Plaza de Mayo.
Por lo tanto, Guita y Fugador, mientras se elogian mutuamente, tendrán que repensar el asunto. El Fondo manifiesta que está rebien lo que hace Milei. El Fondo sabe lo que dice, dice que está rebien terminar con la educación.
En realidad, todo lo que hacen sus empleados de la colonia está bien: lo de los jubilados, los salarios, los maestros, va todo a pedir de los dictados del imperio.
La reunión, me la imagino, transcurre entre sonrisas de un acreedor que sabe que cobra y un deudor corrupto que quiere sacarles algo más. Total, no lo paga él, ni su gobierno.
Caputo se para con los bolsillos afuera del pantalón, sin un peso. Guita, con una preciosa sonrisa hindú, le recuerda la vaca sagrada de la deuda. Y cuando llegan a la puerta, Guita le chista a Fugador y le dice: “Eso sí, denle por lo menos una sopita a los pobres”.
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