CAPUTO ACTIVÓ UNA FASE MÁS DEL PLAN, MIENTRAS REZA POR UNA RECUPERACIÓN MÁS VISIBLE

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A dos meses del cierre del año, y tras haber pasado una de las semanas financieras más positivas para el Gobierno, el equipo económico activó la fase tres del programa. Confiado en que el dato de inflación de octubre perforará el actual piso de 3% (así lo revelan casi todos las mediciones privadas y los indicadores de alta frecuencia que mira el Banco Central), dispuso un descenso de la tasa de referencia para la política monetaria, que descendió de 40% anual (nivel en el que se encontraba desde mayo pasado) a 35%. Ese movimiento implica pasar de una tasa efectiva mensual de 3,2% a una de 2,9%. El próximo paso es una jugada más audaz, y consiste en reducir el actual ritmo de crawling peg, fijado desde diciembre pasado en 2%. La condición sería un IPC de 2,5% o menos. Para la mayoría de los economistas dar ese paso potenciará el atraso cambiario. Pero en la visión oficial, la prioridad es acotar un indicador que actúa como base de la inflación minorista, ya que hay productos sensibles que se ajustan con el tipo de cambio oficial. El caso más paradigmático son los combustibles, cuyo impacto de segunda ronda en el transporte y la logística es considerable.

La fase tres todavía no anticipa decisiones sobre el cepo cambiario, cuyo levantamiento es reclamado por igual en todos los ámbitos. Caputo y sus colaboradores primero sondearán la reacción del mercado ante la baja de los índices de precios y de la tasa, antes de ponerle fecha a nuevas decisiones.

Un punto más a tener en cuenta. La curva de aprendizaje del Gobierno, algo que comentamos en envíos anteriores, se empieza a notar en otras decisiones. Así como dejó “fluir” un paro nacional del transporte porque le servía para identificar mejor a la “casta” sindical que se opone a sus decisiones, resolvió en una negociación exitosa con la UTA el levantamiento de otra medida de fuerza que afectaba al servicio de colectivos.

Veamos el semáforo de la semana:

La noticia duró poco pero igual fue resonante. El riesgo país perforó los 900 puntos, y llegó al nivel previo a las PASO de 2019. Fue el resultado de un rally alcista de los bonos soberanos, que se potencio cuando el GAFI evitó que la Argentina cayera nuevamente en la lista gris (una categoría que traba el acceso a los mercados) y se cortó cuando el mercado decidió que era hora de hacer una toma de ganancias.

La curva de precios de los títulos públicos volvió a empinarse levemente, pero para que no crezca sin necesidad y recupere su sendero descendente la Secretaría de Finanzas ya tenía un antídoto: avisó que le comprará al BCRA, con los pesos que tenía en su propio colchón, los u$s 2700 millones necesarios para pagar el capital de los vencimientos de deuda de enero 2025. A mediados de septiembre, Economía ya había girado casi u$s 1000 millones a una cuenta en el Bank of New York, destinados a saldar los intereses.

La novedad implica que el crédito repo que se negociaba con bancos internacionales queda liberado para su uso en otro momento. Los pagos de deuda del año próximo igual exigirán dólares. El momento en que se defina su activación, ya sea más tarde o más temprano, será un espejo del estado de negociación con el FMI.

Si hay un número que el Gobierno celebró más que el riesgo país (que se demostró efímero), fueron los u$s 19.000 millones que el sistema financiero recolectó como parte del blanqueo de dinero en efectivo. Desde hoy, los contribuyentes (anoche se informó que entraron 105.000) quedaron habilitados para retirarlos de los bancos, pero si se repite lo que pasó en septiembre, será un movimiento acotado. La expectativa de Economía es que buena parte de esos fondos se vaya a instrumentos financieros o bien a la compra de bienes durables. Hay empresas como Despegar o Flybondi que ya aceptan vender pasajes contra entrega de billetes verdes en efectivo. Si Visa logra activar en noviembre que las cuentas especiales de regularización puedan quedar asociadas a una tarjeta de débito, el impulso puede ser aún mayor.

Con la chance de que esa suma crezca algo más, el Ejecutivo decidió extender una semana la etapa uno. Sigue en pie la chance de ingresar por montos mayores a u$s 100.000, con el pago de penalidad. Pero resulta difícil pensar que los tenedores de ahorros no hayan aprovechado hasta hoy esta oferta premium que diseñó el Gobierno.

Caputo y Santiago Bausili brindaron por otra cifra tranquilizadora: los u$s 1576 millones que pudo sumar el BCRA como compras netas del mes. Se trata de la mayor cantidad para un mes de octubre desde que se mide la serie, un dato que está impactado por la baja estacionalidad que tiene el campo a esta altura del año. Sin embargo, ayudó el hecho de que los productores empezaran a convencerse de que no tenía remedio postergar liquidaciones a la espera de un salto cambiario. El otro factor fue que la contracara del blanqueo en moneda extranjera fue un aumento de los créditos en dólares, que se transforman en pesos en el mercado oficial.

El blanqueo aportó un pago de casi $ 260.000 como parte del impuesto especial. Pero la recaudación tributaria, que se conoció en paralelo, traduce el lento camino que recorre aún la actividad económica. Por un lado, lo reunido por la ARCA ofrece una variación negativa frente a la inflación acumulada en el último año (186% contra 209% a septiembre), pero si se mide la evolución de los primeros diez meses contra igual período de 2023, el número se vuelve positivo. De todas maneras, los tributos que van ligados al movimiento de la economía, como el IVA impositiva y el impuesto al Cheque, generan una evolución moderada. Lo ingresado por este último gravamen subió 8%, algo más que la inflación del mes, ayudado por más días hábiles.

Un relevamiento de El Cronista entre ocho empresas líderes en consumo masivo (fabricantes de alimentos y de productos de limpieza e higiene) derivó en una afirmación poco alentadora: todavía no hay rebote. Nadie compara contra los datos artificiales de 2023 (inflados por el plan platita), pero cuando la pregunta es si octubre cerraba mejor que septiembre, solo una compañía dio una respuesta positiva. Todas asumen que el cambio que implicó en la canasta de consumo de las familias el mayor peso de los servicios públicos no se revertirá a corto plazo. No se espera que la recomposición del poder de compra de los salarios altere demasiado este panorama, y por eso la mayoría de las firmas sondeadas (la mitad de ellas multinacionales) saben que deben trabajar en una reducción de costos y en un portafolio de marcas que contenga la demanda de aquellos que perdieron ingresos. Para todas el año terminará con variaciones negativas, en algunos casos de dos cifras. Los supermercadistas tienen otra mirada, algo más optimista, pero influida también por una variedad de artículos que arrastran ventas que exceden lo indispensable. El Cybermonday dará una prueba de las prioridades que hoy tienen los consumidores.

El Gobierno cree que además del efecto dinamizador del blanqueo, la demanda de crédito debería ayudar a mover a determinados sectores. En esa dirección apuntó también la baja de tasas de BCRA, que bajó el interés de los pases pasivos (el costo que pagan los bancos para hacerse de liquidez sin desarmar sus posiciones en letras del Tesoro que pagan por encima de la inflación). Cuotas y tasas más accesibles son la carta a la que se juega Economía para lo que queda del año.

El gobierno de Javier Milei no suele salir bien parado de los episodios que derivan en despidos como el de Diana Mondino. La canciller, una economista de reconocida trayectoria que fue una de las primeras en sumarse al gabinete, venía sufriendo hostigamientos internos de parte de los otros dos miembros del triángulo de hierro, Karina Milei y Santiago Caputo. Primero fue un recorte de funciones, luego un cambio de funcionarios. Y todo terminó con una votación de resultado equívoco.

Mondino asegura que el voto en contra del embargo de Cuba (que equivale a votar en contra de Estados Unidos e Israel) había sido comunicado al entorno del Presidente. Es muy inocente asumir que la canciller no iba a tener noción del impacto que podía tener esa decisión, fundada en la necesidad de retener votos para los reclamos argentinos sobre Malvinas. Pero según aseguró después de su salida, no recibió una luz roja. A su entender, alguien “cortó” el canal de consulta con la Residencia de Olivos. Por eso cuando Milei le comunicó su malestar por hacerlo quedar como un desafiante de los deseos de la Casa Blanca (decisión que en realidad estuvo primero en los portales de noticias), la economista entendió el mensaje y no ofreció resistencia. En la elección pasada había sido elegida diputada nacional, una chance que podría recuperar el año próximo.

El otro cruce por espacios de poder se dio, inesperadamente, en el mundo de Luis Caputo. La disolución de la AFIP no era una medida prioritaria, más allá de que permitirá achicar una estructura sobredimensionada para los tiempos que corren, en los que todos los trámites se hacen por canales digitales. Pero la creación de la ARCA vino con novedades en el frente interno: los nuevos jefes de la DGI y la Aduana fueron nominados por Santiago Caputo. Aunque son funcionarios de carrera de ambos organismos, el titular de Impositiva, Andrés Vázquez, tiene algunas zonas oscuras en su legajo. Según reveló Clarín, sin dejar de ser un funcionario de la AFIP, reportó a la SIDE durante el kirchnerismo. Fue, incluso, quien comandó un allanamiento al grupo de medios en 2009 ordenado por Ricardo Echegaray, en plena guerra por la ley de medios y Papel Prensa. Hubo un episodio más del que salió “ileso”: una cuenta con fondos sin declarar en el banco de inversión BNP Paribas.

Florencia Misrahi, la titular de AFIP que forma parte del equipo de Caputo, resistió su ascenso, pero perdió la pulseada. Para no erosionar al ministro en pleno blanqueo, la solución salomónica fue disponer por decreto que la directora ejecutiva no tenga potestad para nombrar a los directores de DGI y la Aduana, que pasaron a ser designados por el Poder Ejecutivo (o sea por decreto). Si algo le agregó ruido a este enredo, fue que la norma que dispuso la creación de la ARCA fue firmada por Milei, Guillermo Francos y Patricia Bullrich. La explicación fue que Caputo, en ese momento en Washington, no podía usar la firma digital y su lugar lo tomó la ministra de Seguridad.

Si hay una prueba más de que la disolución de la AFIP fue resuelta de la noche a la mañana, es que la agencia que la reemplaza no tiene hasta ahora dominio web, porque el existente le pertenece a la Agencia de Recaudación de Catamarca, que también se llama ARCA. Nadie tomó la previsión de pensar en el nombre y en su registro. Recién ayer estrenó su nuevo logo, al informar el resultado de la recaudación y de la primera etapa del blanqueo.

La única forma de solucionar este dilema fue negociar con Catamarca, que finalmente aceptó ceder el dominio web al Poder Ejecutivo. Si todo sale bien, la semana que viene ARCA se transformará en un sitio real para los contribuyentes nacionales. Los catamarqueños solo tendrán que teclear una “t”: su nuevo ente recaudador quedó rebautizado como Arcat.

Los impulsos libertarios no son gratuitos. Habrá que ver qué beneficio se llevará Raúl Jalil por este gesto para la Casa Rosada.

El Cronista

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