CRISTINA VS. LOS JUDAS: EL PLAN QUE PREPARA PARA REFORMATEAR EL PERONISMO

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La expresidenta buscará aprovechar la centralidad que le dará presidir el PJ, sea o no candidata el año próximo. Las similitudes y diferencias con 2017. Y la batalla que librará contra los gobernadores peronistas alineados con Milei.

Cristina Kirchner será presidenta del PJ. Y lo más probable es que ni siquiera tenga que pasar por las urnas, ante el incumplimiento de los requisitos básicos de la lista rival, que encabeza Ricardo Quintela. “Si Cristina sacaba el 80 o el 90 por ciento, salía muy fortalecida. Pero no podemos convalidar un proceso electoral si ni siquiera presentan los avales necesarios”, dijo anoche una dirigente de confianza de la expresidenta, después del ultimátum de 24 horas que le dieron a Quintela para regularizar la situación. La pregunta que emerge en el horizonte cercano es para qué usará la próxima presidenta del PJ esa jefatura partidaria.

La campaña que empezó esta semana -con apariciones sorpresa de la candidata, encuentros cara a cara con sectores afectados por las políticas del Gobierno y el armado de mesas “Cristina presidenta” en todo el país- puede ser un buen anticipo del papel que jugará en 2025. Además de presidir el principal partido opositor, ella encabezará, si se cumple el escenario más probable, la lista del peronismo como candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires. La jugada se completará con recorridas por el país para apuntalar listas propias o de dirigentes aliados en todas las provincias, en especial en aquellas controladas por los Judas, como rotuló la expresidenta la semana pasada, en la sede de SMATA, a los que habiendo sido elegidos por el peronismo luego se alinearon con la Casa Rosada. Encabezan esa lista de distritos a disputar Tucuman, del gobernador Osvaldo Jaldo; Catamarca, de Raúl Jalil; Salta, de Gustavo Sáenz, y Misiones, de Hugo Passalacqua. Los cuatro que cenaron con Milei el lunes pasado, en Olivos. 

“En todos lados va a haber listas de Cristina. Es la única, además de Milei, que se va poder parar en la cancha como figura nacional. Es un escenario parecido al de 2017, con Unidad Ciudadana, pero esta vez ella va a tener el control del PJ”, explica un dirigente que desempeñó un papel fundamental en aquel armado. “Todos los candidatos que vayan en las listas del PJ de Cristina van a ser garantía de oposición al gobierno de Milei. Ese va a ser un sello que va a traspasar las fronteras de la provincia de Buenos Aires”, sostiene un dirigente que integra Primero La Patria, la nómina que encabeza la expresidenta para la elección partidaria. Esa decisión implica en algunos territorios una disputa abierta entre dos peronismos, el del gobernador y el de Cristina. Un ejemplo: en Tucumán, el PJ de Jaldo podría tener como rival a dirigentes alineados con la expresidenta, como Juan Manzur o Pablo Yedlin. “Esas cosas las evaluará el electorado de Tucumán. Esos diputados siguen órdenes”, les dedicó ayer Máximo Kirchner. Una advertencia.  

Cristina está dispuesta a poner el cuerpo, cuentan en su entorno. El año que viene podría ser un año muy desgastante. Sus dirigentes más cercanos miran de reojo el proyecto de ficha limpia, con el que dicen pueden intentar proscribirla. Esa es una de las razones por las que ella decidió ir por la presidencia del PJ, para poder enfrentar al gobierno de Milei desde un lugar de centralidad, incluso si no le permiten ser candidata. El despliegue nacional le permite también sobrevolar la pulseada con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.

Con el control del partido nacional, Cristina tendrá varias opciones para dar la batalla en los territorios de los Judas. En el caso más extremo podría apelar a la intervención de los PJ provinciales. “Ella no puede permitir que el PJ sea un recurso político de Milei. No le va a dejar el sello a un gobernador que vote todo con el oficialismo. Hay que sacarles el instrumento electoral”, dice un dirigente que organizó uno de los últimos actos importantes de la expresidenta. Cada provincia es un mundo. El PJ de Tucumán lo preside Manzur, pero en el consejo directivo tiene mayoría Jaldo. “Si el gobernador toma el control del partido, Cristina va a tener que optar entre intervenirlo y armar un peronismo paralelo”, dice un dirigente que aspira a encabezar el armado K en ese distrito. Algo parecido podría pasar en Catamarca, donde el PJ lo preside Lucía Corpacci, enfrentada a su sucesor, Jalil. En Salta, el PJ responde al gobernador Sáenz. El presidente del partido en esa provincia, Esteban Amat, preside la Cámara de Diputados y es candidato en Federales, la lista de Quintela. En Misiones, la presidenta del PJ es Myriam Comparín, que responde al presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Carlos Rovira. Otros dos PJ provinciales, el de Jujuy y el de Corrientes, ya están intervenidos. 

Cerca de la expresidenta insisten en que antes de avanzar en la estrategia electoral del partido se abordará la cuestión programática. “Vamos a tener equipos de trabajo para analizar la situación de cada área de gobierno”, detallan, y advierten que de esos ámbitos pueden surgir posiciones del partido frente a temas que se discuten en el Congreso, como una reforma jubilatoria o una reforma laboral. “Eso nos va a dar una agenda y va a obligar a los diputados a definir de qué lado están”, explica una dirigente que conoce la dinámica parlamentaria. Para el armado de esos equipos de trabajo, la expresidenta va a convocar a distintos sectores y va a recurrir a usinas propias como el Instituto Patria y la Escuela Justicialista Néstor Kirchner, el espacio de formación política que comandan Nicolás Trotta y Rodrigo Rodríguez. Tarde o temprano, ese trabajo tendrá traducción electoral.   

Gabriel Sued – Cenital

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