EFECTO 1-F: MILEI SIN BRÚJULA Y EL FRACASO DEL APARATO LIBERTARIO

0
7

El discurso de Davos generó una crisis inquietante para el Gobierno. La activación de la maquinaria oficial y paraoficial para “proteger” al presidente. El enojo de Karina. La derrota en las redes.

Javier Milei no dijo lo que dijo, fue sacado de contexto pero, al final, tenía razón. La brújula de la industria comunicacional libertaria se rompió. Todo empezó en Davos, epicentro del poder económico mundial, vidriera a la que Donald Trump fue a buscar inversiones, pero que Milei malgastó con un discurso anti woke.

El ruido previo, y la marcha del sábado 1-F, conformaron un perfecto caso de crisis autogestiva que obligó a que toda la maquinaria pesada oficial y paraoficial libertaria –el ejército troll y el periodismo celebratorio–, se active para tratar de “proteger” al presidente. Primero, el Gobierno subestimó la reacción. Después, probó con la teoría infantil del discurso “editado” por Cenital. Más tarde, apostó a “contaminar” con política (con “kirchnerismo” y CGT), la movilización. No prendió.

En el último acto de esa dinámica de prueba y error, volvieron al punto de inicio con un argumento insólito: decir que #MileiTeniaRazón en eso de vincular la homosexualidad con la pedofilia. El mismo sábado, el @GordoDan_ inauguró ese hashtag que se multiplicó en las redes con lecturas, acusaciones e interpretaciones para sostener que lo que Milei dijo, que horas antes decían que no había dicho, era verdad. Hasta Patricia Bullrich se subió a la tendencia que sostenía que los homosexuales son degenerados, como (no) había dicho el presidente. Anoche, en la entrevista con Esteban Trebucq en LN+, el mandatario cerró el círculo y repitió lo dicho en el Foro Económico Mundial: “La ideología de género llevada al extremo conduce al abuso. Son pedófilos”.

La deriva en la táctica defensiva refleja la preocupación de la Casa Rosada y, en paralelo, la admisión de la derrota. Los ensayos para denunciar una edición en el discurso, luego el uso político y más tarde en despreciar la marcha, por política o por LGBT+, son la señal de una pelea perdida. Hubo algo más: Milei, que siempre prefiere redoblar su postura, en este caso optó por desdecirse, aclarar y hasta victimizarse, una táctica hasta ahora inexplorada. El segundo presidente más importante del mundo víctima de una edición de un medio de comunicación de mediano alcance.

El ring virtual de Milei

Hubo un territorio en el que Milei y sus fans libertarios salieron heridos. La consultora Ad Hoc, que mide sistemáticamente la conversación en redes y mide el “sentimiento digital”, detectó un cambio brusco tras el discurso presidencial en Davos y la polémica que se desató luego de que tuvo como última escala la movilización del último sábado. En torno a la marcha hubo otro indicio interesante: las usinas libertarias empeñadas en cuantificar el volumen del 1-F, otra demostración de que el despliegue callejero los incomodó.

Según el análisis que hizo Ad Hoc, entre el 1° y el 22 de enero, el 61% de la conversación era positiva en torno a la figura de Milei, un 25% era negativa y un 14% neutral. Post Davos, tomado el período que va del 23 de enero al 2 de febrero, la positividad se redujo a 37% y la negatividad sobre Milei creció hasta 50%. La neutralidad se mantuvo casi igual. 

Para Javier Correa, director de Ad Hoc, “hay dos tendencias de Milei que en esta ocasión operaron en contra: mirar la macro y mirar a Estados Unidos, que anteriormente le dio buen resultado en la conversación digital”. “El problema lo tuvo en Argentina y el reclamo fue micro, de gente de carne y hueso. Milei quiso congraciarse con Trump. Puso el foco ahí, y probablemente, en una mirada benevolente, no haya sido tan genuino como suele ser. No atacó a una agenda, sino a las personas. Eso tuvo un efecto inmediato”, completó.

La lectura habitual es comparar la reacción frente a Davos con la avanzada del Gobierno contra las universidades. La transversalidad se reflejó, por caso, en posiciones públicas de dirigentes como el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, o el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, que cuestionaron el discurso de Milei.

Hay que tirar de esos hilos. Llaryora tuvo, este sábado, la inauguración de las sesiones ordinarias en Córdoba y anudó un puñado de críticas muy duras contra la Casa Rosada. Junto a Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, y Maximiliano Pullaro, de Santa Fe, largaron la demanda por las retenciones y el Gobierno, en algo que no suele hacer, terminó por ceder. En las provincias aseguran que Luis ‘Toto’ Caputo no quería bajar retenciones y lo tuvo que hacer, por la necesidad de dólares y por el clima picante en el sector del agro.

En Córdoba, como en todas las provincias, se quejan de la falta de recursos nacionales y, en paralelo, el impacto negativo de la macro. Este lunes, Nissan anunció que cierra su fábrica: había proyectado 70 mil camionetas en 2025 y luego recalculó y bajó a 12 mil, a lo que le suma problemas para enviar dólares a la casa matriz y las dificultades para las importaciones, todo en un marco de sacudones en el mercado internacional. Las provincias pueden asistir pero, al final, si la macro viene mal no pueden hacer demasiado.

Las facturas internas

Un planteo sobre por qué Milei agitó la agenda anti woke se vinculó a que quiere sostener a ese universo de adherentes hombres y jóvenes, menores de 35 años, que le aportaron 8 de los 12 puntos por los que derrotó a Sergio Massa en el balotaje de 2023. Es probable que, en términos de opinión pública y sobre todo de votos, el expediente Davos no tenga gran impacto. Lo que sí produjo fue que expuso las fallas del mega sistema oficial y paraoficial.

No funcionó, siquiera, el operativo para meter en la agenda el crimen de Lucas Aguilar en Moreno, un hecho terrible que Milei quiso convertir en cruzada y, para eso, atacó a Axel Kicillof, que reaccionó rápido: lo acusó de usar un crimen con fines electorales, le recordó los fondos que el Gobierno nacional le sacó a la provincia para Seguridad, lo invitó a una reunión y, en una línea final, le pidió “cuidar al pueblo sin caer en las demagogias baratas. Ayer, Lilia Lemoine pasó un ingrato momento en su visita a Moreno, donde fue repudiada por vecinos que se manifestaban para pedir seguridad. “No te colgués de la muerte del pibe”, le gritaron y luego le pidieron, a coro, que se fuera.

Karina Milei está molesta con las derivaciones comunicacionales y políticas del conflicto post-Davos y lo dejó en claro con gestos en Casa Rosada. La hermanísima tiene, y no por una cuestión de edad, una lógica conservadora y de “sentido común” barrial. No compra la agenda woke, pero advierte que el tono discursivo de su hermano puede ser problemático o, de mínima, innecesario. Por alguna razón, con información previa sobre la intensidad de la movilización del 1-F, la secretaria general le indicó a Patricia Bullrich que no pusiera en práctica el protocolo anti-piquetes.

Cenital

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí