Del domingo a este martes, el caudal bajó 23 centímetros. Afecta la navegación comercial, impacta sobre la deportiva (hoy está prohibida) y además genera riesgo de desmoronamiento
La altura del Paraná continúa en descenso. La imagen del agua alejándose de las costas es una postal que se profundiza a diario principalmente en la zona norte de la ciudad. Desde el domingo hasta este martes bajó 23 centímetros, por lo que hoy registra llegó a 5 centímetros, por debajo de los registros de noviembre pasado, cuando el río mostró su nivel más bajo de los últimos 50 años. Y que el caudal se reduzca trae de la mano consecuencias negativas.
Las consecuencias del descenso del agua son varias. Afecta la navegación comercial, impacta sobre la deportiva (hoy prohibida por las restricciones sanitarias por la pandemia del coronavirus Covid-19), y además genera riesgo de desmoronamiento en las zona de barrancas. También deben tener precaución quienes ingresen al río desde la costa (en esta época principalmente quienes realizan deportes náuticos) porque aparecen profundos declives.
“Hay que estar atentos a desprendimientos. La falta de presión de agua sobre las barrancas genera desmoronamientos. Sobre todo en la costa natural, en todo en la zona de barrancas”, manifestó Gonzalo Ratner, el subdirector de Defensa Civil de la Municipalidad de Rosario, quien remarcó que “hay que si aparecen grietas” en el suelo.
Además, advirtió que ante el cambio de fisonomía de la zona de playas “hay que tener mucho cuidado porque esto genera que haya gran profundidad cerca de la costa. La barranca está cerca. Si bien no estamos en época de bañarse, es algo a tener en cuenta”.
Pese a que la navegación deportiva está prohibida, Ratner recordó que “las consecuencias de que el agua esté tan baja hace que haya que tener mucha preocupación al navegar. Principalmente aparecen bancos de arena y troncos”.
En ese sentido, sostuvo que “la recomendación navegar con una distancia prudencial de la costa”.
También se refirió a la navegación comercial. “Esta situación afecta a algunas maniobras (de los buques). Y la cantidad de carga es menor a la habitual, y eso genera una pérdida económica”, manifestó
Por último, sentenció que “el déficit de lluvia lleva más de una año en la cuenca. Y estamos en una temporada donde las lluvias no abundan. Recién llegarían en primavera”.
La Capital