LA TRAMPA DE MILEI PARA CONDICIONAR AL KIRCHNERISMO Y DIVIDIR A LOS GOBERNADORES

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No sólo Osvaldo Jaldo dio el salto hacia el acuerdo que propuso el Presidente. Movimientos subterráneos se gestan a favor de un paquete fiscal y a cambio de la Ley Bases

En una charla previa, el bloque de diputados de Unión por la Patria que comanda Germán Martínez acordó guardar absoluto silencio durante la Asamblea Legislativa del viernes. Evaluaron que el Gobierno tenía los recursos para “invisibilizarlos” y hasta “reinterpretarlos”. Se callaron cuando Javier Milei calificó como “jerarcas del fracaso” al presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner; al excandidato a presidente Sergio Massa; al camionero Pablo Moyano y al amigo del Papa, Juan Grabois. También cuando señaló que Cristina Kirchner ha sido responsable de uno de los peores gobiernos de la historia”.

Por conocidas y justificadas razones al peronismo le tocó perder en 2023. Y no están dadas las condiciones ni sociales ni políticas para enfrentar aún al Presidente. En ese escenario y frente al Pacto del 25 de Mayo quedan entrampados en un laberinto sin salida los que asumen la batalla mediática contra medidas indigeribles, los que evitan expresarse públicamente y los que aceptarán un diálogo a pesar de que les parece unidireccional.

Tras escuchar a Milei un diputado de UP señaló que “está perdiendo frescura, no es el mismo del 10 de diciembre” convencido de que no tiende una mano sino que empezó a perder poder. En cambio en La Plata, durante la conferencia de Axel Kicillof contra la quita del Fondo de Fortalecimiento Fiscal, un importante dirigente alertó: “Hay que sacarlo”

En una charla informal luego reconoció que “no es momento” mientras cerca del gobernador insistían en que deben acompañar las demandas de sectores afectados por las medidas en marcha. “La gente va a pasar mucha hambre”, advirtieron mientras Pablo Moyano pedía a la conducción de la CGT analizar cuándo se podrá convocar a un paro nacional. Milei les apuntó directamente y propuso limitar por ley las reelecciones sindicales.

Los aliados del Presidente

El Presidente no identificó las “honrosas excepciones”. ¿Se refería a Luis Juez, jefe del bloque de senadores del PRO al que abrazó o a Cristian Ritondo a quien recibió con milanesas con puré en su despacho? ¿Al gobernador tucumano Osvaldo Jaldo que junto al expresidente Mauricio Macri fue uno de los primeros en anunciar que estará en Córdoba para firmar el Pacto de Mayo?

En sus tuits de hace un mes el Presidente había salvado de las críticas a Miguel Pichetto, titular de Hacemos Coalición Federal, bancada de dialoguistas que no votó unánimemente a favor del proyecto. Extrañamente al exsenador dejaron de convocarlo desde Casa Rosada aunque podría reclamar el copyright del Pacto en marcha que, por otra parte, también elogió.

Santiago Oría volvió a ser una figura omnipresente de la transmisión con tono épico en la que decenas de granaderos escoltaron la llegada del Presidente. Milei impuso su estilo proamericano; aprovechó el prime time televisivo; mandó a poner un atril en lugar de compartir estrado con su vice Victoria Villarruel y con el diputado Martín Menem; e ingresó por el lateral del recinto exhibiendo su banda y bastón, atributos que simbólicamente sólo se utilizan en los traspasos de mando. Dicen que hasta hubo alguna razón astrológica en la elección del horario.

Lo que se vio fue la exaltación del Estado presente, imágenes que contradicen el discurso anarcolibertario: una cadena nacional que en forma obligatoria interrumpe todas las transmisiones, el despliegue de la TV Pública, todo el esplendor de la custodia del cuerpo creado por José de San Martín, un importante operativo de seguridad con nuevo equipamiento y doble vallado, y hasta la visible presencia del histórico fotógrafo de Casa Rosada, Víctor Bugge, entre varios integrantes del eficiente ejército de redes sociales dentro y fuera del Palacio legislativo.

Las cámaras y micrófonos oficiales apuntaron a las galerías donde exultantes libertarios entonaron todos los hits de la campaña. Celebraron el nacimiento de un nuevo personalismo cargado de frases ocurrentes. “La casta no aplaude” cantaron embriagadas de felicidad las barras oficialistas mientras enfocaban a los cuatro jueces de la Corte impertérritos. 

Detrás, Villarruel mantuvo su media sonrisa a pesar de que apenas tuvo el título -sin detalles- del pacto que se anunció. En la semana fue ella quien habilitó la conferencia de gobernadores patagónicos en el Salón Azul desde donde intentaron poner contra las cuerdas a Milei. Se transmitió vía Senado TV pero inusualmente se desactivaron los comentarios.

Un contrato sin discusión

El Presidente obvió “la letra chica” del contrato con el que desafió a los gobernadores. “Acordar sí, consensuar contra el cambio, no”, anunció sin dejar lugar a modificaciones de su paquete de leyes “anticasta” y las diez reformas que propone para el mes de mayo. El que avisa, no traiciona y Milei siempre avisa.

Textualmente dijo que no tiene muchas esperanzas en sus interlocutores aún cuando más de un tercio de los gobernadores se puso casi en forma instantánea a disposición, más allá de matices: Alfredo Cornejo (UCR, Mendoza); Jorge Macri (PRO, Ciudad de Buenos Aires); Maximiliano Pullaro (UCR, Santa Fe); Martín Llaryora (Hacemos por Córdoba); Leandro Zdero (UCR, Chaco); Rogelio Frigerio (PRO, Entre Ríos) y el peronista Jaldo.

En la lista se apuntó el chubutense Ignacio Torres (PRO), protagonista de la semana que gracias a un primer fallo judicial a favor se bajó de la pelea con la Casa Rosada por la retención de Coparticipación. Encolumnó a los patagónicos que no fueron al Congreso pero aceptan “negociar”. La desconfianza es de ida y vuelta. 

Eso es extorsión se interpretó en cambio cerca de un gobernador de Unión por la Patria. No fue el único. El pampeano Sergio Ziliotto fue contundente: “Los acuerdos devienen del consenso, no de la imposición. No se construyen consensos pretendiendo poner de rodillas al otro, agrediéndolo y quitándole lo que le pertenece y debe defender”.

El peronismo, a boxes

En ese contexto el bonaerense Axel Kicillof se reservó la última palabra al mismo tiempo que molestó a la oposición provincial. El viernes, para cumplir con la Constitución, la Legislatura tuvo una Asamblea de 10 minutos y pasó a un cuarto intermedio que se retomará en la tarde del lunes.


Máximo Kirchner
reapareció este sábado en un encuentro militante y como Sergio Massa, parece rumiar cada palabra. Además de sus críticas al ministro Luis Caputo señaló que Milei fue al Congreso a “ganar tiempo” hasta mayo y que “el actual Presidente opera como coartada y habla del gobierno de Alberto pero no lo nombra. La nombra a Cristina porque el elemento a destruir es otro”. Por otra parte destacó que en la Asamblea “hubo respeto” aunque se burló de que “cantaban la casta tiene miedo cuidados por cinco mil policías”.

A la misma hora del sábado el excandidato a Presidente finalmente reunió a la dirigencia del Frente Renovador en Roque Pérez donde analizaron la caída de ingresos; propuestas “para defender a la clase media” y según contaron los presentes evaluaron “con mucha preocupación los despidos” pero no hubo declaraciones ni comunicado. 

Massa avisó que no se expresará aún sobre la convocatoria al pacto de La Docta al que fueron llamados gobernadores, expresidentes y líderes de partidos políticos y convocó a un congreso partidario para el próximo 22.

Milei podría hacer surgir una nueva oposición frente a un peronismo en crisis y gobernadores aquejados por múltiples necesidades. En el Norte el riojano Ricardo Quintela atraviesa un difícil momento económico mientras que el catamarqueño Raúl Jalil se muestra abierto al diálogo con el Gobierno al igual que sus colegas de partidos provinciales. 

Jalil fue uno de los que en los últimos días mantuvo conversaciones dentro del peronismo para acercar posiciones tal como le prometió al ministro del Interior, Guillermo Francos, en el encuentro que mantuvieron en Salta con Gustavo Sáenz, el jujeño Carlos Sadir, Jaldo y el misionero Hugo Passalacqua. El cuarteto de mandatarios del norte se volvió a juntar el viernes en Buenos Aires justamente para avanzar en un entendimiento con el mileismo.

El guión libertario y la puesta en escena no alcanzó para disimular las diferencias con circunstanciales aliados. Las cámaras públicas que nunca enfocaron a la izquierda de la presidencia del cuerpo panearon en cambio la reacción de la oposición no peronista. En primer plano las nuevas y aún desconocidas caras de La Libertad Avanza y en segundo lugar los diputados del PRO que responden a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich que el jueves compartieron por la tarde una reunión con la ministra de Seguridad y por la noche una cena para alistar posiciones.

Distinta actitud tuvieron, más cautos después del traspié con la Ley Bases y las acusaciones de “ratas” que les dedicó Milei, los legisladores radicales y el resto del extinto interbloque de Juntos por el Cambio. Ni siquiera aplaudieron. En el prime time fue visible la diferencia entre la alegría de Diego Santilli y el gesto adusto de María Eugenia Vidal o el contraste entre la algarabía de Martín Yeza, que se tuvo que sentar en un escalón, y Damián Arabia con la seriedad que mantuvo Luciano Laspina.

Antes de anunciar su ‘sorpresa’ Milei describió una herencia desoladora y prometió más sacrificio y dolor a los argentinos. Justificó así el ajuste que recae en las mayorías. Sin embargo aseguró que aplicó “más motosierra que licuación”. En su universo los alquileres no suben, bajan. Y los periodistas críticos no son honestos. Sólo admite las palabras de los aduladores, un mal que debería prevenir porque empujó a grandes equívocos a sus antecesores.

El Cronista

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