Muchos expertos creen que el virus en el aire juega un papel importante en la transmisión comunitaria. Un nuevo estudio completa la pieza que falta: los virus flotantes pueden infectar células.
Los escépticos de la noción de que el coronavirus se propaga por el aire —incluidos muchos consejeros técnicos de la Organización Mundial de la Salud— se han aferrado a una pieza de evidencia que falta: la prueba de que las gotas respiratorias flotantes llamadas aerosoles contienen virus vivo, y no solo fragmentos de material genético.
Ahora, un equipo de virólogos y científicos de aerosoles ha presentado exactamente eso: la confirmación de virus infecciosos en el aire.
“Esto es lo que la gente ha estado pidiendo a gritos”, dijo Linsey Marr, experta en propagación de virus en el aire que no participó del trabajo. “Es una evidencia inequívoca de que hay virus infecciosos en los aerosoles”.
Un equipo de investigación de la Universidad de Florida logró aislar el virus vivo de los aerosoles recolectados a una distancia de dos a cinco metros de pacientes hospitalizados con la COVID-19, más allá de los dos metros recomendados en las pautas de distanciamiento social.
Los hallazgos, publicados en línea la semana pasada, aún no han sido examinados por pares, pero ya han causado cierto revuelo entre los científicos. “Si esto no es una prueba irrefutable, entonces no sé qué es”, tuiteó Marr la semana pasada.
Pero algunos expertos dijeron que todavía no estaba claro si la cantidad de virus encontrada era suficiente para causar una infección.
La investigación fue exigente. Los aerosoles son diminutos por definición, y miden solo hasta cinco micrómetros de ancho; la evaporación puede hacerlos aún más pequeños. Los intentos de capturar estas delicadas gotas suelen dañar el virus que contienen.
“Es muy difícil tomar muestras de material biológico del aire y que sea viable”, dijo Shelly Miller, ingeniera ambiental de la Universidad de Colorado Boulder que estudia la calidad del aire y las enfermedades transmitidas por el aire.
“Tenemos que ser inteligentes al tomar muestras de material biológico para que sea más similar a cómo se puede inhalar”.
Los intentos anteriores se vieron obstaculizados en un paso u otro del proceso. Por ejemplo, un equipo intentó usar un tambor giratorio para suspender los aerosoles, y mostró que el virus permaneció infeccioso hasta por tres horas. Pero los críticos argumentaron que esas condiciones eran experimentales y poco realistas.
Otros científicos utilizaron filtros de gelatina o tubos de plástico o vidrio para recolectar aerosoles a lo largo del tiempo. Pero la fuerza del aire redujo los aerosoles y desprendió el virus. Otro grupo logró aislar virus vivos, pero no demostró que el virus aislado pudiera infectar células.
En el nuevo estudio, los investigadores diseñaron un muestreador que usa vapor de agua puro para agrandar los aerosoles lo suficiente como para que puedan recolectarse fácilmente del aire. En lugar de dejar estos aerosoles en reposo, el equipo los transfiere inmediatamente a un líquido rico en sales, azúcar y proteínas, que preserva al patógeno.
“Estoy impresionada”, dijo Robyn Schofield, química atmosférica de la Universidad de Melbourne en Australia, quien mide aerosoles sobre el océano. “Es una técnica de medición muy inteligente”.
Como editora de la revista Atmospheric Measurement Techniques, Schofield está familiarizada con las opciones disponibles, pero dijo que no había visto ninguna que pudiera estar a la altura de la nueva.
Los investigadores habían utilizado previamente este método para tomar muestras de aire de las habitaciones del hospital. Pero en esos intentos, otros virus respiratorios flotantes crecieron más rápido, lo que dificultó aislar el coronavirus.
Esta vez, el equipo recolectó muestras de aire de una habitación reservada para pacientes con la COVID-19 en el hospital Health Shands de la Universidad de Florida. Ninguno de los pacientes en la habitación fue sometido a procedimientos médicos que se sabe que generan aerosoles, lo que la OMS y otros organismos han sostenido que son la principal fuente de virus transmitidos por el aire en un entorno hospitalario.
El equipo utilizó dos muestreadores, uno a unos dos metros de los pacientes y el otro a unos cinco metros de ellos. Los científicos pudieron recolectar virus a ambas distancias y luego demostrar que el virus que habían extraído del aire podría infectar células en una placa de laboratorio.
La secuencia del genoma del virus aislado era idéntica a la del hisopo de un paciente sintomático recién admitido en la habitación.
La habitación tenía seis cambios de aire por hora y estaba equipada con filtros eficientes, irradiación ultravioleta y otras medidas de seguridad para inactivar el virus antes de que el aire se reintrodujera en la habitación.
Eso puede explicar por qué los investigadores encontraron solo 74 partículas de virus por litro de aire, dijo John Lednicky, virólogo principal del equipo de la Universidad de Florida. Los espacios interiores sin buena ventilación —como las escuelas— podrían acumular mucho más virus en el aire, dijo.
Pero otros expertos señalaron que era difícil extrapolar los hallazgos para calcular el riesgo de infección de una persona.
“No estoy segura de que estos números sean lo suficientemente altos como para causar una infección en alguien”, dijo Angela Rasmussen, viróloga de la Universidad de Columbia en Nueva York.
“La única conclusión que puedo sacar de este artículo es que se pueden cultivar virus viables sacados del aire”, dijo. “Pero eso no es poca cosa”.
Varios expertos señalaron que la distancia a la que el equipo encontró el virus es mucho mayor que los dos metros recomendados para el distanciamiento físico.
“Sabemos que en interiores esas reglas de distancia ya no importan”, dijo Schofield. Y añadió que los pequeños aerosoles tardan unos cinco minutos en atravesar la habitación, incluso con aire quieto.
El mínimo de dos metros es “engañoso, porque la gente piensa que está protegida en el interior y en realidad no lo está”, aseguró.
Esa recomendación se basó en la noción de que “las gotículas grandes del tipo balas de cañón” eran los únicos vehículos para el virus, dijo Marr. Agregó que cuanta más distancia puedan mantener las personas, mejor.
Los hallazgos también deberían impulsar a prestar atención a las precauciones para la transmisión aérea, como una mejor ventilación, comentó Seema Lakdawala, experta en virus respiratorios de la Universidad de Pittsburgh.
“Todos sabemos que este virus puede transmitirse de todas estas formas, pero solo nos estamos enfocando en un pequeño subconjunto”, dijo Lakdawala.
Ella y otros expertos notaron un aspecto extraño del nuevo estudio. El equipo informó haber encontrado tanto ARN viral como virus infeccioso, pero otros métodos generalmente encontraron aproximadamente cien veces más material genético.
“Cuando se hacen hisopados nasales o muestras clínicas, hay mucho más ARN que virus infecciosos”, dijo Lakdawala.
Lednicky ha recibido correos electrónicos y llamadas telefónicas de investigadores de todo el mundo que le preguntan sobre ese hallazgo. Dijo que volvería a comparar sus números para estar seguro.
Pero, en última instancia, agregó, las cifras exactas pueden no importar. “Podemos hacer crecer el virus a partir del aire; creo que esa debería ser la lección más importante”.
Apoorva Mandavilli – New York Times